De los buzones de los portales de nuestras casas pasó a las carpetas de entrada de nuestros emails, y de ahí a nuestros perfiles en las redes sociales. El spam, el correo/mensajes/invitaciones no deseados es un negocio que mueve miles de millones de comunicaciones con la intención de obtener unos ingresos que se han estimado en torno a los 200 millones de dólares anuales.
La mayor red social del mundo, Facebook, con más de mil millones de usuarios, es un excelente campo abonado para que los spammers intenten hacer su agosto, la mayoría de las ocasiones a través de la publicación de enlaces que redirigen el tráfico a páginas web externas en las que poder aprovechar la circunstancia para cometer algún fraude o cybertimo que acabe con el dinero del internauta en bolsillos ajenos.
Un grupo de investigadores italianos pertenecientes a un grupo de seguridad en la Red han investigado centenares de miles de publicaciones de este tipo en Facebook y la conclusión a la que han llegado es a que se puede cuantificar en unos 200 millones de dólares anuales el dinero que se obtiene por estas vías. El método es crear páginas de Facebook con contenidos que resulten atractivos a muchos usuarios para animarles a continuar la navegación en las páginas externas a las que enlazan.
Uno de los integrantes del equipo explica que los autores de los textos de estas páginas cobran entre $13 y $58 por publicación de un contenido en páginas de Facebook que alcanzan los 30.000 fans. Uno de los spammers comunicó a los investigadores de este grupo que Facebook no les clausura las cuentas porque generan contenido que produce tráfico en la red social, que es lo que persiguen los chicos de Zuckerberg, aduciendo que sin las páginas llenas de fans Facebook sería un lugar vacío.
En una suerte de pescadilla que se muerde la cola, añadir contenidos que interesan a los usuarios de Facebook, que además lo recomiendan con sus “me gusta” alimenta por igual el tráfico en la red social y redirige a muchos de esos usuarios hacia las redes del spam y las páginas con contenidos que persiguen hacerse con el dinero de dichos internautas.
Por su parte Facebook afirma haber desarrollado diversos sistemas automatizados para detectar e identificar este tipo de contenido potencialmente dañino para los usuarios y además dicen defender una política de tolerancia cero con los spammers, aunque lo cierto es que no resulta difícil encontrar cada día en nuestro muro alguna publicación de esta naturaleza, con lo que no parece que los estén atajando con tanta severidad.
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