Tras años en los que los usuarios de Twitter se habían acostumbrado a ver la ya famosa ballena
que confirmaba que sus servidores estaban caídos, la red social de
microblogging había conseguido sobreponerse a las caídas constantes y
ofrecer un servicio bastante estable. Por eso, que ayer se cayera
durante una hora (y después volviese a caer varias veces) se convirtió
en noticia. La firma había anunciado horas antes sus planes para
conquistar 50 nuevos mercados y conseguir 1.000 millones de dólares en facturación por publicidad en 2013, por lo que el día fue incluso todavía menos propicio para dejar de prestar servicio.
Como era de esperar, muchos se lanzaron a especular sobre las razones por las que Twitter había estado caído. La compañía no sufrió un hackeo, como se llegó a apuntar, sino que se vio afectada por un fallo en cascada.
“No se debió a un hackeo, ni a nuestra nueva oficina, ni a la Eurocopa,
ni a los avatares que son GIF, como algunos decian hoy”, explicaba en
un post en el blog oficial el vicepresidente de ingeniería, Mazen Rawashdeh.
La
causa, explica Rawashdeh, estuvo en un fallo que desató un efecto
dominó. “Un fallo cuyo efecto no está limitado a un elemento de software
en particular, sino que afecta en cascada también a otros elementos”.
Al ser un error de estas características, todos los usuarios se vieron
afectados, por lo que Twitter decidió volver a una versión previa “estable”,
anterior a la afectada, para poder volver a ofrecer servicio. Según las
últimas cifras facilitadas por la compañía, en los últimos seis meses
Twitter ha mantenido sus mayores porcentajes de estabilidad, entre un
99.96% y un 99.99%.
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