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2012/06/26

Las coles, por las nubes en Canadá


Considere estos precios: US$27 por una col; US$65 por un paquete de pollo; US$100 por 12 litros de agua... No es una broma, ni la cuenta en un restaurante de lujo, sino los precios de alimentos básicos en supermercados del territorio de Nunavut, en el norte de Canadá.
¿Estaría usted dispuesto a pagar esos precios? ¿Se mudaría a esa remota región en el norte del continente americano? La respuesta obvia a cualquiera de estas preguntas es un rotundo no, pero hay gente que no tiene opción.

Los residentes de Iqaluit -la capital territorial-, así como quienes se identifican con sus penurias en la capital del país, Ottawa, han estado protestando contra los costos prohibitivos de la comida en comunidades remotas.
¿Por qué son tan caros sus alimentos?
Nunavut, de 2.093.190 km², es un territorio tan grande como toda Europa occidental y abarca toda la región ártica de Canadá. Allí viven más de 30.000 personas, mayormente Inuit, conocidos en el resto del mundo como esquimales. En ese clima gélido no puede haber industria agrícola.

El territorio podría compararse con la Antártida pero, en el caso del continente helado, sólo entre 1.000 y 4.000 personas viven en 14 millones de kilómetros cuadrados. Realmente, y en contraste con la región canadiense en cuestión, es un continente deshabitado, excepto por las bases de investigación científica que varios países tienen allí.
Antes de la llegada de los europeos a América, los indígenas del Ártico sobrevivían como pescadores, cazadores y recolectores. Pero con los años, los cambios en el estilo de vida implicaron que ahora la gente depende de alimentos importados. Gran parte del año, estas comunidades sólo son accesibles por aire.

Si el norte fuera el sur

"No tenemos carreteras ni ferrocarriles desde el sur, así que todos los insumos llegan por aire cada día", dice Madeleine Redfern, alcaldesa de Iqaluit. "Productos frescos, leche y pan son entregados a diario, pero con menos frecuencia en comunidades más pequeñas y más lejanas".

Michael McMullen, vicepresidente de la división del norte de Canadá de la North West Company, que maneja 132 tiendas en comunidades canadienses remotas, afirma que llevar alimentos allí puede costar 11 veces más que en el sur del país.
Tal vez a los habitantes de esas comunidades les agradaría aplicar a su caso aquello de que "si el norte fuera el sur", como dice la canción de Ricardo Arjona, y tener una mejor vida en tierras más cálidas... y baratas.
"El transporte generalmente constituye el 13% de nuestros costos", dice McMullen. "Típicamente cuesta dos centavos por kilo enviado a Winnipeg (al centro sur de Canadá, cerca de la frontera con Estados Unidos), pero 30 centavos para Iqaluit por mar, mientras que cuesta US$1,27 la libra de carga aérea al sur de Nunavut y US$3,65 al norte".
A eso hay que sumar otros costos, como la electricidad, que en el norte es de 68 centavos por kilovatio, frente a seis centavos en Winnipeg. ¿No sería mejor para los Inuit mudarse a Winnipeg? Ojalá fuera tan simple, como seguir pescando, cazando y recolectando para subsistir. O animar a millonarios a poblar Nunavut. Ellos sí podrían pagar esos precios.
"Los alimentos frescos tampoco se conservan bien con el viaje", agrega McMullen. "Perdemos cinco a seis veces más comida durante el transporte al norte que al sur".
Y mientras es más barato enviar artículos no perecederos por barco en verano, eso crea sus propios problemas. "Hay problemas de almacenamiento", señala Redfern. "Imagínese una existencia de papel higiénico para una comunidad para todo el año".

¿Cómo hacen para vivir?

Leesee Papatsie, quien organizó las protestas y vive en Iqaluit, tiene un buen empleo, pero así y todo gasta más de un tercio de su salario en comida: entre US$500 y US$600 semanales.
"Los alimentos siempre han sido caros", lamenta. "El costo ya no me sorprende. Por suerte, vivo en un pueblo grande, porque los más pequeños son más caros".
El salario mínimo en Nunavut es el más alto del país: US$11 por hora, pero el alto costo de vida minimiza el poder adquisitivo. Y la tasa de desempleo es alta: 16%.
"Muchos niños van a la escuela con hambre y no tienen comidas adecuadas", afirma Papatsie. "Es más barato comprar una comida para calentar en horno microondas que los ingredientes separados, no es una buena dieta, pero la gente al menos cree que come".
Papatsie comenzó este mes un grupo en Facebook para crear conciencia sobre el asunto, que ya tiene 20.000 miembros y fue inundado de fotos de alimentos costosos. Como para quitarle a uno el apetito...
Muchos canadienses sureños han preguntado si los norteños cazan y recolectan para mitigar el impacto de las importaciones. Pero no es tan sencillo.
"A veces tienen que viajar durante días y también es caro", dice Redfern. En verano, los cazadores necesitan botes con motores, combustible, redes, pistolas y balas. En invierno, necesitan motonieves, trineos, carpas, estufas y vestimenta abrigada.
Los cazadores solían ser capaces de alimentar a sus familias y vender las pieles para compensar los costos, pero la prohibición de EE.UU. y la Unión Europea de productos derivados de focas hace que no se pueda vivir de la caza.
Un programa con fondos federales, el Programa para la Nutrición del Norte de Canadá, entrega subsidios a minoristas, que supuestamente bajan los precios de alimentos saludables esenciales en comunidades sin acceso regular por tierra o agua.
McMullen dice que el sistema, de US$54 millones anuales, ha bajado el costo de cuatro litros de leche de US$15,19 a US$7,79, pero admite que todavía se debería hacer mucho más.



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