La
entrevista empieza con una petición de autógrafos, un recordatorio del
papel que los hermanos desempeñaban en la película «La red social» (la
crónica en celuloide de la fundación de Facebook) y varios chascarrillos sobre su creciente popularidad antes de dar paso
a las razones por las que los hermanos Winklevoss, Cameron y Tyler,
están sentados en la mesa de entrevistas de la CNBC: los gemelos que
protagonizan las pesadillas de Mark Zuckerberg han lanzado su propio
fondo de inversión, el Winklevoss Capital, y sueñan con ser «business
angels» de las grandes compañías del mañana.
Los
gemelos ya han realizado sus primeras inversiones en el mundo de las
nuevas tecnologías, aunque, como explica a su entrevistador Tyler, «no
podemos decir cuáles son». «Estamos buscando compañías en las primeras
fases, para que podamos dar apoyo financiero y experiencia operacional»,
asegura su hermano Cameron. Porque, explican, además de los dólares
necesarios también tienen «experiencia».
Los dos hermanos han aprendido, como señala con cierta ironía «Mashable»,
el idioma de Silicon Valley y hablan ya de firmas disruptivas y de
ideas de potencial de negocio (como las firmas cloud, que creen que
serán una oportunidad de negocio «enorme»). Sin embargo, sus palabras y
declaraciones no sólo no han conseguido convencer al mundillo tech sino
que además han conseguido comentarios negativos.
En
Twitter, se criticó la entrada de los hermanos en el mundo de la
inversión y la prensa especializada tecnológica estadounidense satirizó
su participación. En «TechCrunch»,
han llegado incluso a recomendar ingerir alguna bebida alcohólica antes
de lanzarse a visionar la entrevista. ¿Conseguirán los hermanos ser
tomados en serio en su nueva aventura en el mundo de la inversión TI?
Por el momento, su fama se limita a su condición de piragüistas
olímpicos y al culebrón judicial que mantienen con Facebook, presentando denuncias contra la red social y viendo como los tribunales no les dan la razón.
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