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2012/05/23

Los diamantes de sangre: ¿un tema del pasado?


Durante muchos años, su imagen estuvo estrechamente vinculada a los llamados diamantes de sangre o diamantes de conflicto. Pero Sierra Leona, en el occidente de África, ha estado tomando medidas recientemente para alejarse de esa imagen de guerra.
Justo en la zona donde el conflicto comenzó en 1991 -y donde, no por coincidencia, está la mayoría de los diamantes- una compañía de origen israelí comenzó a operar una nueva planta en una mina de esa piedra preciosa, en el este del país.

La planta es parte de una ola de inversión extranjera en minería, calles y construcciones que han transformado la cara de Sierra Leona en los últimos años, como explica Mark Doyle, periodista de la BBC en Koidu, en el este del país.
Pero también es un contraste fuerte con la minería artesanal de la que dependen miles de personas sólo en el área de Koidu, donde se encuentra la nueva planta.
Excavar y cribar en busca de diamantes es una labor agotadora, pero para muchos es el único trabajo disponible en uno de los países más pobres del mundo.

Un nuevo comienzo

Para niveles internacionales, Koidu todavía es un lugar muy pobre.
Doyle, de la BBC, explica que no vio ninguna calle pavimentada adecuadamente y que la mayoría de las personas tiene que vivir sin agua corriente ni electricidad doméstica.
Pero los mercados están llenos de actividad y ya hay algunas máquinas que están cavando desagües en las principales rutas y nivelando algunos senderos.
"Antes de la guerra este era un centro comercial importante porque queda cerca de las fronteras con Guinea y Liberia", dijo el alcalde de Koidu, Sahr Musa Sessie-Gbenda.
"Luego, durante las hostilidades, la economía cayó en picada. Ahora, las personas están tratando de reconstruir de nuevo".
El dueño de la mina renovada en Koidu, el multimillonario israelí Beny Steinmetz, cree que "este es el futuro".

"Significa trabajo para las personas e ingresos para el país", dijo.

Pasado sangriento

El periodista de la BBC dice que cuando visitó Koidu al final de los años 90, era un "paisaje lunar de pequeños fosos cavados por ciudadanos comunes y corrientes pero controlados por rebeldes armados que vigilaban para 'gravar' cualquier piedra preciosa".
La avidez por los diamantes -llamados diamantes de sangre porque muchos se usaban para comprar armas de los rebeldes- era tan intensa que las personas en esos días cavaban hasta los cimientos de sus propias casas.
La razón es que en los años 70 y 80, las personas construyeron los cimientos de sus casas utilizando gravilla de una mina de diamantes que llevaba mucho tiempo abandonada, como explicó uno de los ingenieros de la nueva mina.
"¡Por eso uno podía ver personas cavando hasta sus propias salas!", dijo el ingeniero.
Recientemente, el presidente de Liberia, Charles Taylor, fue condenado por el Tribunal Especial de Sierra Leona por ayudar a los rebeldes de Sierra Leona a cambio de diamantes, con lo que se hizo cómplice de los crímenes de guerra y lesa humanidad cometidos durante la guerra civil de ese país africano, entre 1991 y 2002.

Desigualdad

La nueva planta está en funcionamiento 24 horas al día y sólo da empleo a un pequeño porcentaje de las personas en el área que quisieran trabajar en ella.
La bonanza de la inversión extranjera en Sierra Leona, especialmente en minas de mineral de hierro y de diamantes pero también calles y nuevas construcciones, ha creado unas pequeñas islas de prosperidad y la posibilidad de ingresos crecientes para el estado por concepto de impuestos.
Pero esas islas contrastan con la situación de la mayoría de los habitantes del país, que todavía son extremadamente pobres.
Hoy todavía hay miles de personas que ganan su sustento diario con técnicas tradicionales para buscar piedras preciosas en el área cercana a Koidu.
Una de las maneras en que los habitantes de ese país africano podrían verse beneficiados de estos nuevos proyectos es con inversiones de pequeña escala en las fincas, según opina el comerciante de cacao Job Koademba.
En Sierra Leona la mayoría de personas dependen de la agricultura y aunque muchos tienen tierras, carecen de los recursos para desarrollarlas.
"Tener una tierra sin dinero para invertir en ella -para comprar semillas y herramientas- es como tener un carro sin gasolina. No sirve", dice Koademba.
Por ahora, buena parte de las inversiones son en áreas mineras, pero la pregunta que algunos se hacen es cuánto dinero proveniente de este nuevo comienzo llegará en últimas a las personas comunes y corrientes.
La respuesta puede no aclararse durante años. Pero algo es indudable: en este país africano habrá diamantes para rato.

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