En
nuestro recorrido diario por lo más curioso de la blogosfera, este
viernes destacamos la historia de la que probablemente sea la tumba más
famosa del cementerio Père Lachaise de París.
Se trata, tal y como cuentan en el blog «Amazings» de la sepultura del joven periodista Victor Noir,
que murió de un disparo el día antes de su boda, tras intentar mediar
en un conflicto surgido entre su redactor jefe y un primo de Napoleón III.
Lo
que hace tan peculiar a esta tumba es la estatua que la preside. Cuando
el cadáver de Noir fue trasladado desde el cementerio de Neully, donde
había sido enterrado inicialmente, hasta una sepultura de honor en el
Père Lachaise, se decidió que su nueva tumba tenía que estar presidida
por una escultura.
La obra, fundida en bronce, fue encargada al escultor Amédée-Jules Dalou.
El artista decidió que la escultura debía ser un fiel reflejo de la
imagen que presentaba el periodista en el momento justo de su muerte. Y
cuando falleció, Noir quedó tumbado boca arriba y con una enorme
erección que se adivina bajo la tela del pantalón.
Poco
después de la colocación de la escultura se extendió el mito de que
frotar, besar o rozarse con la bragueta de la estatua asegura la
fertilidad de la mujer que lo haga. Desde entonces, todo el bronce de la
estatua ha ido perdiendo su lustre inicial. Salvo la zona de la
entrepierna, que sigue tan brillante y pulida como el primer día.
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