Max Zachariades, un empleado de Microsoft durante
los últimos cinco años, da rienda suelta a sus frustraciones y critica
despechadamente a la compañía en la que trabajaba, en un post de
TechCrunch llamado 'Frustración, decepción y apatía: Mis años en Microsoft'.
Zachariades se une a los miles de empleados descontentos que tienen una historia que contar sobre empresas aparentemente ejemplares. Su historia con Microsoft comienza como un usuario más de Windows. Tras una beca con la empresa norteamericana, el ingenuo joven consiguió empleo en la compañía tecnológica y hasta una 'Estrella de Oro' en su primer año por ser un empleado ejemplar.
Tras un tiempo en la compañía comenzó a darse cuenta de que muchos de los empleados y directivos fingían estar trabajando y muy ocupados atendiendo reuniones en los que "se difunminan y se evaden las responsabilidades para tomar decisiones. Sí. Vamos a pasar semana tras semana 'revisando con los accionistas'. Es mucho más seguro que tomar las decisiones por nosotros mismos", apunta Zachariades. "La compañía no pone ninguna confianza en los individuos para poder decidir acertadamente por sí mismos", añade.
Zachariades explica en su post que con el tiempo se le abrieron los ojos: "La cultura de Microsoft espera que estés en reuniones. Los calendarios deben decorarse con suficientes bloques de colores para poder dar a entender una actividad desmedida". Lo que ocurre en las reuniones es pura burocracia, según Zachariades. A la compañía le da igual que sus empleados estén haciendo reuniones sobre nada porque "tienen un montón de acciones y dinero, con ganancias de aproximadamente 60.000 millones de dólares en el banco", alega.
"No hay tensión creativa, ya no hay visión. Si estuviese en manos de Microsoft, estaríamos todavía trabajando en escritorios sobrecalentados de Vista", dice Zachariades, quien también dice que Microsoft se está convirtiendo en el McDonalds de la informática.
Dice que no se fue de la compañía porque estaba demasiado cómodo, aunque dice que expresó sus preocupaciones sobre lo inútil que era todo: "¿Por qué escribir docenas de tarjetas de puntuación al mes si nadie las lee? ¿Por qué unirse a llamadas en conferencia que siguen con el tema? ¿Por qué hacer reuniones cuando no hay agenda?" argumenta. Según Zachariades, le dijeron que no tenía respeto a la autoridad, y le marcaron como 'rebelde'. La promoción que habían planeado y le habían prometido fue cancelada.
Una carta al vicepresidente corporativo de la compañía fue la gota que colmó el vaso. En ella Zachariades critica a todo el equipo directivo y corporativo, diciendo que "nunca había sido testigo de una pérdida tan sistemática del tiempo y los recursos de una compañía".
Este no es el único testimonio de empleados que deciden desahogarse contando su mala experiencia profesional en los medios de comunicación. Un ejemplo de esto fue una carta anónima de un trabajador de RIM cargando contra su compañía y diciendo que le habían "minado la pasión", o la metedura de pata de un empleado de Google, quien publicó en su perfil de Google+ que la nueva red social de la compañía es una "patética idea de última hora".
La respuesta al post de Zachariades ha sido mixta: algunos de los comentarios sugieren que debería crear su propia compañía y hacer las cosas a su manera y otros sugieren que está estropeando su propia reputación con un comportamiento poco profesional.
Zachariades se une a los miles de empleados descontentos que tienen una historia que contar sobre empresas aparentemente ejemplares. Su historia con Microsoft comienza como un usuario más de Windows. Tras una beca con la empresa norteamericana, el ingenuo joven consiguió empleo en la compañía tecnológica y hasta una 'Estrella de Oro' en su primer año por ser un empleado ejemplar.
Tras un tiempo en la compañía comenzó a darse cuenta de que muchos de los empleados y directivos fingían estar trabajando y muy ocupados atendiendo reuniones en los que "se difunminan y se evaden las responsabilidades para tomar decisiones. Sí. Vamos a pasar semana tras semana 'revisando con los accionistas'. Es mucho más seguro que tomar las decisiones por nosotros mismos", apunta Zachariades. "La compañía no pone ninguna confianza en los individuos para poder decidir acertadamente por sí mismos", añade.
Zachariades explica en su post que con el tiempo se le abrieron los ojos: "La cultura de Microsoft espera que estés en reuniones. Los calendarios deben decorarse con suficientes bloques de colores para poder dar a entender una actividad desmedida". Lo que ocurre en las reuniones es pura burocracia, según Zachariades. A la compañía le da igual que sus empleados estén haciendo reuniones sobre nada porque "tienen un montón de acciones y dinero, con ganancias de aproximadamente 60.000 millones de dólares en el banco", alega.
"No hay tensión creativa, ya no hay visión. Si estuviese en manos de Microsoft, estaríamos todavía trabajando en escritorios sobrecalentados de Vista", dice Zachariades, quien también dice que Microsoft se está convirtiendo en el McDonalds de la informática.
Dice que no se fue de la compañía porque estaba demasiado cómodo, aunque dice que expresó sus preocupaciones sobre lo inútil que era todo: "¿Por qué escribir docenas de tarjetas de puntuación al mes si nadie las lee? ¿Por qué unirse a llamadas en conferencia que siguen con el tema? ¿Por qué hacer reuniones cuando no hay agenda?" argumenta. Según Zachariades, le dijeron que no tenía respeto a la autoridad, y le marcaron como 'rebelde'. La promoción que habían planeado y le habían prometido fue cancelada.
Una carta al vicepresidente corporativo de la compañía fue la gota que colmó el vaso. En ella Zachariades critica a todo el equipo directivo y corporativo, diciendo que "nunca había sido testigo de una pérdida tan sistemática del tiempo y los recursos de una compañía".
Este no es el único testimonio de empleados que deciden desahogarse contando su mala experiencia profesional en los medios de comunicación. Un ejemplo de esto fue una carta anónima de un trabajador de RIM cargando contra su compañía y diciendo que le habían "minado la pasión", o la metedura de pata de un empleado de Google, quien publicó en su perfil de Google+ que la nueva red social de la compañía es una "patética idea de última hora".
La respuesta al post de Zachariades ha sido mixta: algunos de los comentarios sugieren que debería crear su propia compañía y hacer las cosas a su manera y otros sugieren que está estropeando su propia reputación con un comportamiento poco profesional.
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