Si hay una compañía que ha sido la estrella del Mobile World Congress que hoy finaliza en Barcelona, es, sin duda, Samsung. Su espectacular pabellón en la feria ha sido, con la presentación de la tableta Galaxy Note 10.1, uno de los grandes polos de atracción del certamen, siempre abarrotado de un público que pese a ser estrictamente profesional se ha mostrado entusiasmado con los productos de la firma coreana.
A diferencia de otras ediciones, esta vez Samsung no ha traído a Barcelona un nuevo teléfono. Su estrategia ha cambiado. El sucesor del terminal más alto de su gama, el actual Galaxy S II, no compartirá focos con nadie cuando llegue al mercado. El director de innovación de Samsung, Celestino García, explica un giro estratégico de la compañía coreana para "ser menos predecible, especialmente para la competencia". "Estamos siendo seguidos por mucha gente –observa – y se ha tomado una decisión estratégica para intentar, desde el anuncio hasta la comercialización del producto, tener un periodo de tiempo menor".
Samsung se ha convertido en el primer fabricante mundial de smartphones. Sus teléfonos avanzados representan el 60% del sistema operativo Android, el de mayor crecimiento. "Estamos viviendo un momento bastante dulce –admite García–. Tenemos esa primera posición en el mundo en movilidad pero no nos dormimos en los laureles. Si hemos logrado eso ha sido gracias a un continuo esfuerzo". Una de sus reglas es estar "en un permanente estado de alerta" para mejorar sus dispositivos.
"Intentamos hacer un análisis muy práctico y muy fundamentado de hacia dónde vamos y cómo podemos convertirlo en una oportunidad para la compañía", explica el alto directivo de Samsung. Esta firma, que invierte un 6% de su facturación en investigación y desarrollo, ha destinado unos 24.700 millones de euros a próximas iniciativas y categorías de productos. Parte de la inversión será para hacer "que esas producciones sean cada vez más ecológicas y más limpias". "Ahí está también uno de nuestros grandes secretos: la conciencia ecológica", subraya.
Samsung se encamina hacia el año 2020 con el objetivo de facturar dentro de ocho años 400.000 millones de dólares –unos 300.000 millones de euros–, cuando ahora factura 140.000 millones. En estos momentos hay 22.000 personas en Samsung que se dedican a desarrollar nuevos productos.
Eso se nota en la innovación. Desde hace tiempo se conocen los avances de Samsung en pantallas flexibles. De hecho, algunos modelos, como el t, se aplicaron a pantallas curvas, pero el objetivo es llegar mucho más allá: "Quizás en los próximos dos años, las pantallas flexibles sean algo que desde el punto de vista comercial podamos ver".
El director de innovación de Samsung explica que esta compañía está intentando "incorporar en cada una de las novedades la última tecnología". "Tenemos rivales durísimos –advierte–, que hacen cosas increíbles y que son admirados, y lo que vamos a hacer es intentar ponerles las cosas difíciles y que el usuario decida".
Celestino García hace notar la paradoja de que, en una situación económica difícil, ha crecido el consumo mundial de los productos de gama alta.
"Muchas veces pensamos en nuestro mercado, pero en el mundo hay muchas velocidades en el ámbito tecnológico", explica García. Por eso, buscan tecnologías "lo más permeables posible". No son rígidos. El mejor ejemplo está en los móviles: Samsung utiliza Android, pero también Windows Phone, su propio sistema –Bada– y desarrolla otro más con Intel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario