En contadas ocasiones el plácido discurrir de la ciencia, entre laboratorios y publicaciones especializadas, es interrumpido por los políticos. Sucedió con la física del átomo, intervenida en la década de 1940 para el desarrollo de las primeras bombas nucleares, y acaba de repetirse hace unas semanas con la censura de EEUU de dos estudios sobre una variante de la gripe aviar H5N1 contagiosa entre mamíferos.
Ambos ejemplos pueden parecer distantes, pero no lo están a juicio de los 22 expertos del Panel Científico de Bioseguridad de EEUU (NSABB), que recomendó a su Gobierno en diciembre que no se publicasen los estudios.
Los asesores, muchos de ellos respetados expertos en H5N1, justifican su decisión en un artículo publicado hoy en Nature. Advierten de que las ciencias de la vida afrontan "una encrucijada". "Los físicos afrontaron una situación similar en la década de 1940 con la investigación de armas nucleares y es inevitable que otras disciplinas se vean en la misma situación".
La publicación de esta recomendación, "sin precedentes", como ellos mismos reconocen, ha originado una de las mayores polémicas científicas y éticas de los últimos años. La solución está aún lejos y muy probablemente necesitará de un acuerdo internacional de la comunidad científica sobre cómo abordar este tipo de investigaciones esenciales, pero de repente bajo sospecha a juicio de EEUU.
El origen del problema está en dos estudios dirigidos por Ron Fouchier en Holanda y Yoshihiro Kawaoka en EEUU y Japón. Hasta el momento, las variantes detectadas de H5N1 saltan de aves a personas y, aunque son muy virulentas, no tienen capacidad de transmisión entre humanos. Fouchier demostró en el laboratorio del Erasmus Medical Center de Roterdam que hacen falta sólo cinco mutaciones para que la variante natural se vuelva contagiosa entre hurones, usados como el modelo animal más fiable en investigaciones de gripe. El trabajo contiene información muy útil para investigadores y autoridades sanitarias de todo el mundo que vigilan la aparición de variantes contagiosas entre humanos en la naturaleza. También contiene un patógeno que, liberado, podría originar una pandemia.
El trabajo, cuya publicación en Science ha sido postergada, ilustra lo que los científicos asesores de EEUU llaman "investigación de doble uso" y que definen como "investigaciones que podrían ser usadas tanto para buenos como para malos propósitos".
En su artículo alertan de que un virus contagioso podría causar "una catástrofe inimaginable" y originar una "epidemia de proporciones considerables" asociadas con patógenos ante los que los humanos no tienen defensas, como ya sucedió con la peste negra en la Edad Media, aseguran. Más aún, la publicación de los datos sería "muy preocupante para la bioseguridad y la salud pública global", ya que podrían ser usados en ataques bioterroristas. El panel decidió por unanimidad que sólo se publicase "el resultado básico" de los trabajos, "sin métodos ni detalles".
Desde mucho antes de la bomba atómica, la publicación de esos "métodos y detalles" ha sido fundamental en ciencia, pues permite que otros grupos en todo el mundo repliquen los resultados y comprueben la calidad del estudio. Esos detalles son la base del método científico y la clave del prestigio de un investigador.
Ante la decisión del NSABB y de las propias revistas Science y Nature de no publicar los datos, los autores aceptaron su retención a regañadientes. Aunque a título personal relativizan el riesgo que suponen sus trabajos, ambos aceptaron firmar, junto a varias decenas de expertos en gripe de todo el mundo, una moratoria de 60 días que detendrá sus investigaciones sobre la nueva cepa hasta que la comunidad científica decida cómo actuar en estos casos.
En otro artículo publicado hoy en la revista de la Sociedad de Microbiología de EEUU, Paul Keim, líder del NSABB, defiende que divulgar los "detalles" no mejoraría la salud pública global y sí favorecería a "malhechores" para crear una variante contagiosa de la gripe. En la misma publicación, Vincent Racaniello, de la Universidad de Columbia (EEUU), condena la decisión de la NSABB y dice que no publicar los métodos de un estudio daña el sistema de publicación, réplica y avance que guía la ciencia moderna.
Desde hace un mes, en los laboratorios españoles que investigan con gripe se habla de la polémica sobre los estudios de H5N1. "Con ellos nos hemos dado cuenta de que hay componentes éticos y de salud pública y que necesitamos un nuevo organismo internacional que tenga en cuenta tanto la ciencia como la ética y que nos diga qué hacer en cada momento", explica Jesús Bermejo, que investiga gripe en el hospital Clínico Universitario de Valladolid. Es contrario a la moratoria en investigación: "Hay que seguir investigando en cepas potencialmente transmisibles, porque el virus de la gripe no espera y podría tomar en la naturaleza la forma que ha tomado en el laboratorio", asegura.
Ambos ejemplos pueden parecer distantes, pero no lo están a juicio de los 22 expertos del Panel Científico de Bioseguridad de EEUU (NSABB), que recomendó a su Gobierno en diciembre que no se publicasen los estudios.
Los asesores, muchos de ellos respetados expertos en H5N1, justifican su decisión en un artículo publicado hoy en Nature. Advierten de que las ciencias de la vida afrontan "una encrucijada". "Los físicos afrontaron una situación similar en la década de 1940 con la investigación de armas nucleares y es inevitable que otras disciplinas se vean en la misma situación".
La publicación de esta recomendación, "sin precedentes", como ellos mismos reconocen, ha originado una de las mayores polémicas científicas y éticas de los últimos años. La solución está aún lejos y muy probablemente necesitará de un acuerdo internacional de la comunidad científica sobre cómo abordar este tipo de investigaciones esenciales, pero de repente bajo sospecha a juicio de EEUU.
El origen del problema está en dos estudios dirigidos por Ron Fouchier en Holanda y Yoshihiro Kawaoka en EEUU y Japón. Hasta el momento, las variantes detectadas de H5N1 saltan de aves a personas y, aunque son muy virulentas, no tienen capacidad de transmisión entre humanos. Fouchier demostró en el laboratorio del Erasmus Medical Center de Roterdam que hacen falta sólo cinco mutaciones para que la variante natural se vuelva contagiosa entre hurones, usados como el modelo animal más fiable en investigaciones de gripe. El trabajo contiene información muy útil para investigadores y autoridades sanitarias de todo el mundo que vigilan la aparición de variantes contagiosas entre humanos en la naturaleza. También contiene un patógeno que, liberado, podría originar una pandemia.
El trabajo, cuya publicación en Science ha sido postergada, ilustra lo que los científicos asesores de EEUU llaman "investigación de doble uso" y que definen como "investigaciones que podrían ser usadas tanto para buenos como para malos propósitos".
En su artículo alertan de que un virus contagioso podría causar "una catástrofe inimaginable" y originar una "epidemia de proporciones considerables" asociadas con patógenos ante los que los humanos no tienen defensas, como ya sucedió con la peste negra en la Edad Media, aseguran. Más aún, la publicación de los datos sería "muy preocupante para la bioseguridad y la salud pública global", ya que podrían ser usados en ataques bioterroristas. El panel decidió por unanimidad que sólo se publicase "el resultado básico" de los trabajos, "sin métodos ni detalles".
Desde mucho antes de la bomba atómica, la publicación de esos "métodos y detalles" ha sido fundamental en ciencia, pues permite que otros grupos en todo el mundo repliquen los resultados y comprueben la calidad del estudio. Esos detalles son la base del método científico y la clave del prestigio de un investigador.
Ante la decisión del NSABB y de las propias revistas Science y Nature de no publicar los datos, los autores aceptaron su retención a regañadientes. Aunque a título personal relativizan el riesgo que suponen sus trabajos, ambos aceptaron firmar, junto a varias decenas de expertos en gripe de todo el mundo, una moratoria de 60 días que detendrá sus investigaciones sobre la nueva cepa hasta que la comunidad científica decida cómo actuar en estos casos.
En otro artículo publicado hoy en la revista de la Sociedad de Microbiología de EEUU, Paul Keim, líder del NSABB, defiende que divulgar los "detalles" no mejoraría la salud pública global y sí favorecería a "malhechores" para crear una variante contagiosa de la gripe. En la misma publicación, Vincent Racaniello, de la Universidad de Columbia (EEUU), condena la decisión de la NSABB y dice que no publicar los métodos de un estudio daña el sistema de publicación, réplica y avance que guía la ciencia moderna.
Desde hace un mes, en los laboratorios españoles que investigan con gripe se habla de la polémica sobre los estudios de H5N1. "Con ellos nos hemos dado cuenta de que hay componentes éticos y de salud pública y que necesitamos un nuevo organismo internacional que tenga en cuenta tanto la ciencia como la ética y que nos diga qué hacer en cada momento", explica Jesús Bermejo, que investiga gripe en el hospital Clínico Universitario de Valladolid. Es contrario a la moratoria en investigación: "Hay que seguir investigando en cepas potencialmente transmisibles, porque el virus de la gripe no espera y podría tomar en la naturaleza la forma que ha tomado en el laboratorio", asegura.
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