Buscar

2011/11/23

Hacia una revolución azul en Nicaragua

"Tengo más de cuarenta años trabajando en el campo, pero nunca había tenido la oportunidad de usar esta tecnología".
Víctor Beltrán es productor agropecuario en el norte de Nicaragua, una de las zonas más secas del país, donde un proyecto piloto está trayendo cambios radicales y una luz de esperanza a muchos agricultores.

"El proyecto es tan atractivo que han venido a verlo de otras partes del país, del interior, hasta de la costa y muchos están entusiasmados. Ya no tengo que depender de los vaivenes de la lluvia y produzco tres veces más maíz, con un excedente para vender".
El cambio en la vida de Beltrán se debe a un proyecto de construcción de represas que recogen agua de escorrentada de las laderas durante los pocos meses en que las lluvias son abundantes. El agua es usada luego para irrigar cultivos en el período seco.
"El problema en Nicaragua y en la mayoría de las zonas tropicales de América Latina es que tiene un clima bimodal. En el caso de Nicaragua es muy contrastante, sobre todo en el norte, hay cinco o seis meses de mucha lluvia y luego un período en que prácticamente no llueve", dijo a BBC Mundo Gonzalo Zorrilla, director del proyecto y del Fondo Latinoamericano para Arroz de Riego, FLAR.
"En la época seca, el drama del norte de Nicaragua, una zona de mucha pobreza, es la falta de oportunidades. Tienen seis meses de trabajo y seis meses de esperar que vuelva a llover. Ahora pueden hacer riego de alta producción y una de las cosas que más valoran los productores es que pueden trabajar todo el año".

Por gravedad

La idea del proyecto se tomó del sur de Brasil, de Argentina y Uruguay, donde hay más de un millón de hectáreas de arroz sembradas con agua que cosechan los propios agricultores haciendo represas.
"Con la Asociación Nicaragüense de Arroceros, ANAR, planteamos que esto podía ser factible en el trópico con pequeños agricultores y convencimos al Fondo Común para los Productos Básicos, un organismo de la ONU que tiene sede en Amsterdam, que nos dio la financiación para el proyecto piloto". El FLAR es una alianza arrocera regional, basada y apoyada por el Centro Internacional de Agricultura Tropical, CIAT, en Colombia.
Ya hay 14 represas construidas o en proceso de construcción en Nicaragua, y el proyecto también trabaja en Costa Rica y en México, en la zona de Tres Valles y Acayucan, en el estado de Veracruz, y el gobierno expresó interés en llevar el piloto a Chiapas, una de las zonas más pobres del país.

Las represas se construyen en pequeñas cuencas dentro de las fincas de los productores. "No puede hacerse en cualquier lado, sino en lugares que combinen cierta topografía para que con un movimiento de tierra mínimo se represe el agua que viene derivando de las laderas", explicó Zorrilla.
Con un muro se cierra el valle entre dos laderas, permitiendo que el agua sea embalsada. Por debajo se instala un caño de pvc reforzado con concreto y se coloca una válvula, de forma que el productor sólo deba abrirla para que el agua fluya por gravedad hacia el área cultivada. Además del riego, también se incorporan otras innovaciones como el uso de nuevas variedades y semillas de calidad.

"Como sacarse la lotería"

El impacto en los ingresos ha sido notable. "Donde antes se obtenían en la época lluviosa 500 kilos de frijol por hectárea, hoy se obtienen en la época seca 1.500 kg/ha".
En el caso del maíz, poder venderlo en los meses secos, "cuando normalmente no hay, lo hizo valiosísimo, los productores vendieron toda la producción como choclo fresco con un ingreso estimado por hectárea de US$14.000, algo impensable para ellos en otra oportunidad".
Otro de los agricultores beneficiados por el proyecto es Roger Cáceres, concejal del municipio de Somoto.
"La situación en el municipio es grave y el cambio climático está empeorando la distribución de lluvias. Aquí tenemos además el fenómeno de El Niño y La Niña. El año pasado fue exagerada la lluvia y después no cayó ni una gota, pasaron ocho meses sin llover", dijo Cáceres a BBC Mundo.
"Los rendimientos siempre son bajos, pero con este sistema pasamos de entre 5 y 8 quintales de frijol por manzana a 25 quintales (350-550 kg/ha a 1700 kg/ha). Algunos llegaron a 140 quintales (9.500 kg/ha) por manzana de maíz, para los productores es como sacarse la lotería".

Jóvenes

La cosecha de agua no sólo ha mejorado el ingreso sino la dieta de los agricultores, algunos de los cuales incorporaron la producción piscícola de tilapia, en sus represas.

"Cuando recién comenzamos a explicar el proyecto en las comunidades podía verse la depresión de los agricultores. Pero apenas uno mencionaba la posibilidad de riego las miradas se iluminaban al ver que había una forma de escapar la pobreza, ver esto es increíble", dijo a BBC Mundo el ingeniero estadounidense Edward Pulver, experto del FLAR y coordinador del proyecto en el campo.
"Y algo que me entusiasma mucho es el interés de los jóvenes. Ven que utilizamos GPS para elegir las laderas, Google Earth, y la tecnología les atrae. Ningún joven querrá dedicarse a la agricultura si hay que cavar con un palo para sembrar una semilla, pero ahora ven que es posible ganar US$3.000 dólares por hectárea".

De Nicaragua a África

Para Pulver, el problema en América Latina no es la falta agua, sino cómo se aprovecha y distribuye. El experto estadounidense asegura que la cosecha de agua es ideal para las condiciones topográficas de muchos países de la región, como Colombia, Ecuador y Bolivia. "Y es una tecnología que puede aplicarse incluso en los países más pobres. El CFC quiere que llevemos esta idea a África".

El proyecto piloto en Nicaragua finaliza en 2012. "El FLAR seguirá ofreciendo asesoramiento, pero si terminamos con 14 represas construidas nada habrá ocurrido en Nicaragua porque habrán sido muy pocos los beneficiados", señalo Gonzalo Zorrilla.
Desde un comienzo se han venido entrenando técnicos locales y "estamos tratando de involucrar a instituciones locales y al gobierno para que desarrollen programas que permitan hacer cientos, miles de represas, porque si no, no cambiaría nada".
Con una población mundial que ya pasó los 7.000 millones, aprovechar de forma eficiente el recurso agua es esencial. "Globalmente, el agua está tremendamente mal aprovechada y el uso inteligente y sostenible de este recurso podría llevar a una revolución del agua, a una revolución azul".
Un factor fundamental ya parece asegurado para el futuro: la convicción de los propios agricultores.
"Si se logra extrapolar esta tecnología a más agricultores se podrá paliar el problema de la sequía en Nicaragua", dijo Víctor Beltrán a BBC Mundo.
"Imagínese, pueden tener una dieta balanceada, ingresos para producir, para educar a sus hijos. En mi finca ya somos cuatros trabajando, hay cuatro fuentes de trabajo".
"Este proyecto nos ha cambiado totalmente la mentalidad".

No hay comentarios: