Originalmente, Netflix se fundó para ofrecer un servicio de reparto a domicilio de películas en DVD. Fundada en 1997, ya dos años después lanzó su tarifa plana, que permite alquilar todas las películas que se quieran pagando una cuota mensual. El cliente puede tener la película alquilada en su casa tanto como quiera, pero tiene límites a cuántas películas puede tener al mismo tiempo dependiendo de la cuota que pague. Una vez que la ha visto, la envía por correo de vuelta a Netflix en un sobre ya franqueado y cuando la empresa la recibe el cliente puede volver a alquilar.
Hasta ahora, Netflix ofrecía varios precios para el alquiler de películas comenzando a 4,99 dólares por el más básico, que permite al usuario tener sólo un DVD en casa. También ofrecía este servicio por dos dólares como extra cuando se suscribía a su servicio de streaming, que cuesta 7,99 dólares y permite ver todas las películas y series que se quieran a través de internet. Pero ahora su esquema de precios ha cambiado.
Netflix ha anunciado que el reparto a domicilio de DVD ya no se ofrecerá como opción cuando se contrata el servicio de streaming sino que se venderá por separado y a un precio de 7,99 dólares en su opción más básica, por lo que los usuarios que quieran ambas opciones tendrán que pagar un 60% más de lo que venían haciendo hasta ahora. Este cambio ya afecta a los nuevos clientes y llegará a los actuales a partir de septiembre.
Este movimiento podría responder al hecho de que el streaming ya es el núcleo del negocio de Netflix, así como un intento de mejorar sus ingresos de cara a su expansión por Europa y Latinoamérica.
Libertad Digital
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