El disco duro va a duplicar su capacidad de almacenamiento cada dos años durante esta década. Así lo llevan haciendo desde hace 50 años, según John Coyne, máximo responsable ejecutivo de Western Digital (WD), que tiene el 50% del mercado mundial.
La industria de discos duros sigue con un ritmo de crecimiento en torno al 10% en unidades. Los discos de 2,5 pulgadas y de 3,5 pulgadas ofrecen el doble de capacidad cada dos años por el mismo precio. El constante avance del ordenador personal se explica por el progreso de los discos duros y de los microprocesadores, precisa Rich Routledge, responsable mundial de mercadotecnia de WD.
Este crecimiento constante desde que IBM inventara en 1956 el disco duro va dejando por el camino a múltiples suministradores. En las últimas semanas, Seagate ha adquirido la división de discos duros de Samsung y Western Digital la de Hitachi, con lo que ahora solo quedan tres grandes suministradores: WD, que controlará la mitad del mercado; Seagate, el 40%, y Toshiba, el resto.
En su medio siglo de vida, el progreso de la industria ha tenido forma de S: rápido, muy rápido y otra vez rápido. Unas veces ha duplicado la capacidad cada año y medio y otras cada dos años y medio.
Estamos en estos momentos, dice Coyne, en el final de la curva de crecimiento de la tecnología perpendicular, la más empleada ahora, y harán falta nuevos desarrollos para impulsar de nuevo el aumento muy rápido.
Últimamente se ha avanzado sobre todo en lectura y grabación de datos y ya se están desarrollando las tecnologías para asegurar el crecimiento en el resto de la década, como la láser o la microondas.
En formatos, seguirán los discos de 2,5 y 3,5 pulgadas, con una participación del 55% y 45%, respectivamente, pero serán los de 2,5 pulgadas los que crecerán y los que a largo plazo subsistirán.
Según Coyne, los discos de 1,8 pulgadas no son competitivos en coste por gigabyte y están amenazados por las memorias flash, mientras los de 3,5 pulgadas son demasiado grandes para mantener el posicionamiento preciso de los cabezales. El formato óptimo es de 2,5 pulgadas, empleado en los portátiles, por fiabilidad, coste y tamaño.
La capacidad más extendida y competitiva ahora es la de 320 gigabytes por plato, pero hacia finales de año predominará la de 500 gigabytes. Por eso los portátiles van ahora típicamente con un disco de 320 gigabytes y a finales de año migrarán a 500. Las necesidades de almacenamiento seguirán aumentando de manera exponencial, entre otros factores porque, según Routledge, el 75% de todo lo almacenado es una copia de otros archivos digitales. El futuro del disco duro queda así garantizado.
Al igual que el disco duro, la memoria flash se encuentra en una encrucijada tecnológica. Se da por seguro que ambos la sortearán, pero con ingentes inversiones para producir un salto cualitativo.
Esto hará, en opinión de Coyne, que la diferencia en coste por gigabyte entre un disco duro y una memoria flash se mantenga en los próximos años. Es decir, que el progreso de ambos será paralelo y la memoria seguirá siendo 10 veces más cara que un disco a igual capacidad.
Por cuestión de tamaño, los teléfonos inteligentes, cámaras y grabador de bolsillo llevarán memoria flash, mientras que los ordenadores portátiles y de sobremesa, grabadores conectados al televisor y dispositivos de almacenamiento de bolsillo de gran capacidad tendrán su disco duro. El tamaño del aparato, y sobre todo de la pantalla, determina su uso y funcionalidad.
Por precio, la capacidad típica de una memoria flash será de 20 a 40 gigabytes y la de un disco de 250 a 500 gigabytes en los próximos 12 meses. Queda por ver si los aparatos de mano híbridos, como la tableta o el ultraportátil, llevarán flash con baja capacidad o serán algo más gruesos e irán con disco de gran capacidad.
La memoria flash, inventada en 1988, continuará progresando. La historia del almacenamiento de estas últimas décadas demuestra, dice Routledge, que seguirá la evolución, pero sin revolución.
El Pais
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