Si obtienen permiso de los organizadores y de los artistas, es posible incluso que usted mismo quiera convertirse en parte de la creciente comunidad de "grabadores" dedicados a compartir el sonido en internet.
A diferencia de los "piratas", estamos hablando de grupos de fanáticos de la música que obedecen un código de conducta que les prohíbe sacar provecho económico de la grabación. Su hobby es grabar los shows para la posteridad.
El permiso es un requisito y no todas las bandas reciben de buen grado a los "grabadores", pero en tanto la industria de la música se trata de adaptar a las muchas oportunidades de descargar todo a cambio de nada, cada vez son más los músicos que aceptan a las comunidades de grabadores.
En los años '60, Grateful Dead animaba al público a que grabara los espectáculos. Sus seguidores, conocidos como los Dead Heads, hicieron posible que ahora exista un registro documental de casi todas sus actuaciones.
Low Anthem mantiene la tradición. Incluso en su sitio en internet se puede leer: "si eres un 'grabador', encontrarás refugio en los espectáculos de Low Anthem, en tanto el lugar de la presentación no sea cruel o inusual".
Obsesionados con la música
Entre bastidores, en el Festival End of the Road, en Dorset (Reino Unido), Ben Knox-Miller, uno de los fundadores de Low Anthem, dijo que la banda realmente animaba a los "grabadores" a sacar los micrófonos en sus conciertos."Son esos jóvenes obsesionados con la música y que han estado obsesionados durante años", comenta Knox-Miller.
"Muchos de los seguidores de Grateful Dead que tienen catálogos enormes de los conciertos en los que han estado. Les encanta la música, es bueno contar con ellos".
"Nunca he grabado un show personalmente. Mi amigo Dan Lefkowitz solía tocar en la banda hasta hace tres años. Me gustaría tener ese recuerdo. Ojalá que alguien lo hubiera grabado".
En un escenario cercano, Mark Hamilton, un antiguo "grabador" que se convirtió en cantante y guitarrista de Woodpigeon, reveló los secretos de su vieja afición.
"Entré en una lista de correo de 'grabadores', nos intercambiábamos las cintas con gente de todo el mundo".
Hamilton estaba en la lista de correo de los "grabadores" que seguían a The Smashing Pumpkins. Según cuenta, los que la fundaron terminaron trabajando para la banda.
"Si lo piensas filosóficamente, se trata de personas que de hecho son los más interesados en el trabajo que haces", apunta.
También hay "antigrabadores"
Pero no todos los artistas son tan receptivos. El equipo de uno de estos "grabadores" fue destruido por un guardia de seguridad en un concierto de Bob Dylan en los '70.Unos cuantos nombres muy reconocidos son también reputados "antigrabadores". Pero esa actitud no les beneficia, según Keith Jopling, experto consultor de la industria de la música.
"Las bandas necesitan mirar a estas comunidades y decir: 'esos son súper fanáticos, realmente unos entusiastas, incluso obsesionados por nuestra música, ¿tal vez hay una forma de colaborar con ellos?'".
"Esta es claramente una comunidad acotada. Son cientos, tal vez miles, pero no millones de personas que están cínicamente compartiendo canciones".
Un buen ejemplo es el de Radiohead, que usó las imágenes de una grabación con teléfono celular de un concierto en Praga, editó el sonido y lo puso a disposición de sus seguidores para descarga.
"Registro en beneficio de la historia"
De hecho, la gran mayoría de la industria no se comporta de forma negativa ante el fenómeno de los grabadores. "Si ves sus sitios de internet, muchos son bastante respetuosos con las necesidades de los artistas", comenta Jopling."Tienen un lista de artistas que han marcado claramente cuál es su política y el tipo de conciertos en que puedes grabar y en los que no. También hay otros que no permiten para nada las grabaciones".
A sus 40 años, Alex, quien en la red usa el sobrenombre de Humbug, lleva unos ocho años grabando sin problemas con las compañías discográficas. Sus grabaciones las sube a sitios como bt.etree o The Archive.
"Todas las grabaciones que hago, siento que las estoy registrando para beneficio de la historia", dice.
"Hay eventos únicos. La atmósfera de algunos pequeños clubs en el centro de Londres es increíble. Es una pena que algunos hayan cerrado últimamente, como el Astoria o Mean Fiddler, el Metro... incluso el más histórico, el 100 Club, está en peligro. Sería una pena verlo desaparecer".
BBC Mundo
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