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2010/12/14

Japón en 3D

Los males de Japón se pueden resumir en tres Ds: deuda, demografía y deflación.
No son nuevos fenómenos, pero se han combinado para generar una mezcla tóxica que amenaza la salud de una de las potencias económicas mundiales.
La deuda del gobierno japonés está aumentando mucho más que en otras naciones industrializadas líderes.
La deuda en bruto está llegando al 200% en la producción económica anual, mucho más que Estados Unidos, el Reino Unido y Alemania, donde el ratio es menos de 100%.
En un momento en que Irlanda, Grecia y Portugal están siendo castigados por los mercados financieros debido a sus altos niveles de endeudamiento público, ¿cómo puede Japón pedir tantos préstamos?
La respuesta y el desafío están en la demografía del país.
Tradicionalmente el gobierno no ha tenido problemas vendiendo su deuda a inversionistas locales.
Los pequeños ahorradores que no quieren correr riesgos, los fondos de pensiones y algunas instituciones están conformes con los bonos del gobierno japonés.
Cerca de un 90% de la deuda es sostenida por estos inversionistas locales. Entonces el gobierno no se ha tenido que preocupar por las percepciones del mercado extranjero sobre el gigantesco nivel de endeudamiento.

¿Podría cambiar esta situación?

La población japonesa está disminuyendo, desde un máximo de 125 millones hace pocos años, a un mínimo de 100 millones en 2050, de acuerdo a las últimas predicciones.
Al mismo tiempo, está previsto que la proporción de gente mayor de 65 años aumente en un 40% en la mitad de este siglo. En ese período las pensiones y el gasto en cuidados para la población mayor seguirán aumentando.
El instituto de Investigación Mizuho estima que para el año 2025 cerca de un 70% del gasto gubernamental será devorado por deudas y necesidades del sistema de seguridad social.
Yasuo Yamamoto, economista del centro de estudios, cree que "se trata de una situación muy difícil, pero la sensación de crisis no es compartida en todos los segmentos de la sociedad".
Akira Kojima, miembro del Centro Japonés de Investigación Económica, comparte esta opinión.
"Estamos acercándonos a un territorio muy peligroso. Los nacidos en el boom de la natalidad en el período posterior a la guerra se están retirando del mercado laboral. Tenemos menos de 10 años para corregir este desequilibrio".
Una disminución de la población con una mayor proporción de gente en edad de jubilarse planteará interrogantes a las finanzas públicas de Japón.
¿Habrá suficientes ahorradores en edad productiva para financiar el déficit anual?
"A medida que la población se envejece, los ahorros de las personas se vuelven cada vez más escasos y los ahorros de los pensionados comienzan a desaparecer", concluye Grant Lewis, jefe de investigación económica de la empresa Daiwa Mercados Capitales de Europa.
"Un mercado de bonos que no es capaz de sostenerse por el crecimiento sostenido de los flujos de ahorro que tenía en el pasado, puede ser mucho más volátil de lo que se ha visto en los últimos años".

Un espiral de precios descendente

Luego está la ya conocida enfermedad de la deflación.
Japón ha sufrido una disminución constante de precios durante la mayor parte de la última década (se trata de los precios al consumidor, menos la comida y la energía).
Existe la sensación de que Japón está atrapado en una especie de mentalidad deflacionaria. Las compañías están bajo la constante presión de bajar los precios de sus productos para poder vender, pero de este modo no les queda capital para reinvertir sus ganancias.
Asi las cosas, los incentivos están dirigidos a pagar y reducir la deuda, antes que tomar riesgos intentando expansiones comerciales.
Primero Japón probó la política de "crear dinero nuevo de la nada", conocida en inglés como Quantitative Easing (QE), en el año 2000.
Hubo resultados mixtos y los críticos dicen que fue demasiado poco y demasiado tarde.
Los bancos centrales de EE.UU. y el Reino Unido vieron a Japón como un caso de estudio sobre qué puede pasar cuando la deflación se vuelve un problema endémico de la economía.
Así, estos países lanzaron ambiciosos programas de QE, con la esperanza de no repetir los errores cometidos en Japón.
Pero Richard Koo, economista en jefe del Instituto de Investigación Nomura, ha estado advirtiéndole a Washington y Londres que podrían caer en la ruta deflacionaria de Japón, a pesar de la administración de altas dosis de QE.
"Todo eso que están haciendo en EE.UU. y el Reino Unido -estímulos fiscales, consolidación, QE y tasas de interés cero- ya lo experimentamos nosotros en Japón hace 15 años".
"No sabíamos en aquel entonces que estábamos frente una enfermedad completamente distinta, una que no aparecía en los textos de estudio".
Y como si los negocios japoneses no tuvieran suficiente de que preocuparse, está el problema de un Yen (moneda china) fortalecido.
Los exportadores están pasando por un momento difícil y muchos están trasladando su producción al extranjero debido al problema de la divisa.
Pero los negocios pequeños no pueden hacer eso y han visto cómo sus márgenes de ganancia han sido duramente golpeados.
"Vamos a juntar a la gente para repensar una nueva estrategia. Esa es nuestra manera de sobrevivir", dice Hideyuki Amamiya, presidente de la tercera generación de la empresa familiar, Atago, que produce equipos de alta tecnología para la industria alimenticia.
Frente a la pregunta sobre si está pensando en reducir su personal, él mueve su cabeza negativamente. Sería impensable debido a la lealtad que le tiene a sus empleados.

¿Cuál es la solución?

Ministros y académicos en Japón ponen sus esperanzas en una estrategia de crecimiento enfocada a capitalizar el cambio de la estructura demográfica.
El cuidado de los ancianos ofrece oportunidades de trabajo, así como el cuidado de los niños, para las mujeres que deben integrarse a la fuerza laboral.
Las tecnologías ecológicas son vistas como otra potencial fuente de riqueza y empleo.
En las calles de Tokio, los consumidores se ven bastante satisfechos con la situación actual.
Algunos podrían sentir que la caída de los precios no es una carga tan difícil de soportar.
La baja tasa de criminalidad en Japón sugiere que hay una mejor calidad de vida comparada con otros países. El sistema de salud, una de las razones que explican el aumento en la expectativa de vida, es altamente valorado.
Pero hay una sensación creciente de que los problemas de Japón -deuda, deflación y demografía- deben ser enfrentados por los creadores de políticas económicas y los votantes en vez de seguir siendo ignorados por mucho más tiempo.

BBC Mundo

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