Selena Kitt, una autora de obras eróticas que se autoedita, ha sido advertida por la librería en línea Amazon de que tres de sus títulos han sido retirados de la venta y del catálogo de Kindle, el libro electrónico de la compañía. Los tres libros tienen en común el acercarse al tema del incesto. Otros autores que tratan temática similar, como Jess C. Scott, Esmeralda Green y Frances Gaines Bennett habrían sufrido igual censura.
Los compradores de estos títulos para su lectura en Kindle se encuentran con la sorpresa de que, a pesar de haberlos comprado en Amazon, desaparecen de su catálogo. Este hecho no es inédito. Pasó hace tiempo con quienes habían adquirido una versión de la novela de Orwell 1984 que vendía a través de Amazon una empresa colaboradora sin tener los derechos. Cuando el cliente de Kindle se conecta a la librería para, por ejemplo, comprar una nueva obra se actualiza automáticamente su catálogo de adquisiciones y Amazon borra remotamente la pieza que ha retirado del mercado. En el foro de consumidores de Kindle hay abundantes comentarios sobre esta nueva censura de la librería. En comentarios a la noticia, se llega a proponer irónicamente que se retire del mercado la Biblia porque también contiene pasajes que podrían incumplir las imprecisas normas de uso de la librería. Kitt ha explicado la situación en su blog donde comenta que el hecho de que relate escenas de incesto no supone que haga apología del mismo como tampoco puede suponerse de un autor de novela policiaca que, por el hecho de narrar un asesinato, esté a favor del crimen.
Las obras de Kitt están accesibles en la tienda en línea de Apple, conocida por sus estrictas normas de moralidad.
Amazon vivió recientemente una polémica tras retirar de la venta digital una obra que consideraba daba consejos a pedófilos. El libro está firmado por Phillip R. Graves y ha sido editado por el propio autor. Amazon permite a los autores enviar sus propios libros, y participa de los beneficios. Los lectores exigían su retirada de las estanterías virtuales de la librería, y amenazaban con boicotear los productos de la empresa. Amazon replicó inicialmente con una nota, distribuida en distintos blogs, donde afirmaba que "no vender un libro porque simplemente creamos, nosotros y otros, que su mensaje es discutible nos llevaría a la censura digital". Luego cambió de opinión.
El Pais
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