En algún momento de la historia del planeta, los primeros organismos vivos, unos vulgares microbios de una sola célula, se decidieron a cooperar y a unirse formando estructuras cada vez más complejas que, tras cientos de millones de años de evolución, acabaron desembocando en lo que usted tiene en la cabeza: un equipo perfecto compuesto por 100.000 millones de neuronas capaces de componer una canción, memorizar la lista de los reyes godos o criticar con rigor al Gobierno.
Hasta ahora, se pensaba que este salto cualitativo se dio hace unos 600 millones de años, en una época en la que sólo habría virus y bacterias sobre la faz de la Tierra, pero un equipo internacional de científicos revela hoy un turbador hallazgo que pone todo patas arriba. El grupo, dirigido por Abderrazak El Albani, del Centro Nacional de Investigación Científica francés, ha hallado en un yacimiento de Gabón lo que a ojos de un profano parecen "galletas", como describen los científicos, pero son en realidad fósiles de organismos pluricelulares que vivieron hace 2.100 millones de años. Fueran lo que fueran, habitaron el planeta 1.500 millones de años antes de la explosión cámbrica, cuando se suponía que aparecieron de manera repentina los animales multicelulares.
El Albani admite que su descubrimiento genera "muchísimas" más preguntas que respuestas. ¿Por qué la evolución tardó tanto en despegar si ya había organismos pluricelulares vagando por la Tierra hace 2.100 millones de años? ¿Qué pasó en los siguientes 1.500 millones de años en los que el registro fósil está vacío? ¿Qué era aquel bicho?
De momento, se sabe poco. Los investigadores explican hoy en la revista Nature que aquellos seres medían hasta 12 centímetros y vivían en comunidades en el lecho marino, a unos 25 metros de profundidad. Han encontrado unas 250 galletas, concentradas en unos pocos metros cuadrados.
El investigador del CSIC Juan Manuel García Ruiz, director del Laboratorio de Estudios Cristalográficos, es más escéptico: "Hay que recibir estos estudios sobre el origen de la vida con cautela, porque pueden cometer errores al datar las rocas o al interpretar su morfología. Se han publicado muchos anuncios similares y luego han dado marcha atrás".
Hasta ahora, se pensaba que este salto cualitativo se dio hace unos 600 millones de años, en una época en la que sólo habría virus y bacterias sobre la faz de la Tierra, pero un equipo internacional de científicos revela hoy un turbador hallazgo que pone todo patas arriba. El grupo, dirigido por Abderrazak El Albani, del Centro Nacional de Investigación Científica francés, ha hallado en un yacimiento de Gabón lo que a ojos de un profano parecen "galletas", como describen los científicos, pero son en realidad fósiles de organismos pluricelulares que vivieron hace 2.100 millones de años. Fueran lo que fueran, habitaron el planeta 1.500 millones de años antes de la explosión cámbrica, cuando se suponía que aparecieron de manera repentina los animales multicelulares.
El Albani admite que su descubrimiento genera "muchísimas" más preguntas que respuestas. ¿Por qué la evolución tardó tanto en despegar si ya había organismos pluricelulares vagando por la Tierra hace 2.100 millones de años? ¿Qué pasó en los siguientes 1.500 millones de años en los que el registro fósil está vacío? ¿Qué era aquel bicho?
De momento, se sabe poco. Los investigadores explican hoy en la revista Nature que aquellos seres medían hasta 12 centímetros y vivían en comunidades en el lecho marino, a unos 25 metros de profundidad. Han encontrado unas 250 galletas, concentradas en unos pocos metros cuadrados.
¿Animales?
"Está claro que eran animales, vegetales, algas u hongos, pero hace falta más investigación para aclararlo", señala El Albani a Público. Su hipótesis es que estos organismos nacieron tras la Gran Oxidación, hace 2.400 millones de años, cuando surgieron las primeras bacterias capaces de liberar oxígeno y la atmósfera de la Tierra se transformó. Poco después, hace 1.900 millones de años, el oxígeno cayó de manera brusca y provocó "una marcha atrás" en la evolución hacia formas de vida menos complejas. Eso explicaría el agujero en el registro fósil hasta la explosión cámbrica.El investigador del CSIC Juan Manuel García Ruiz, director del Laboratorio de Estudios Cristalográficos, es más escéptico: "Hay que recibir estos estudios sobre el origen de la vida con cautela, porque pueden cometer errores al datar las rocas o al interpretar su morfología. Se han publicado muchos anuncios similares y luego han dado marcha atrás".
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