Un nueva presencia circula en estos días de verano por las calles de Hebrón, una de las ciudades más pobladas de Cisjordania. Entre autobuses, carros, motocicletas y burros se puede ver, avanzado lentamente, un extraño automóvil blanco, recubierto por paneles solares.
Más parecido a un carrito de golf que a un auto tradicional, este peculiar vehículo es, en realidad, el primer auto solar palestino."Todas las piezas del auto, excepto los frenos y la suspensión, fueron diseñadas y fabricadas por los estudiantes de la Universidad Politécnica Palestina", le dijo a BBC Mundo Zuhdi Salhab, director del Departamento de Ingeniería de dicha institución, quien supervisó el proyecto.
El carro está equipado con 12 baterías de una potencia energética de 24 voltios que le permiten rodar por entre tres y cinco horas.
Estas baterías obtienen su energía de los paneles solares ubicados en la parte trasera del automotor. Si está nublado, algo que no es muy frecuente en esta región del planeta que cuenta con 300 días soleados al año, las baterías se pueden recargar conectándolas a un enchufe.
Aunque el vehículo alcanza una velocidad máxima de 30 kilómetros por hora y su apariencia no se destaca por su sofisticación, el invento constituye un gran logro, sobre todo porque la ciudad de Hebrón no tiene industria y porque los recursos económicos destinados a los estudiantes son escasos.
"El principal obstáculo para crear el auto fue la falta de fondos", comentó Salhab.
Contaminación
La motivación más importante para llevar adelante esta iniciativa fue reducir la contaminación.
"Como casi no hay industria -todo lo tenemos que importar- el sector del transporte es el que genera contaminación. Y mucha, porque aquí tenemos muchos autos", explicó Salhab.
"Aunque otras de las razones", añadió el director, "es el precio del combustible". Conducir un automóvil eléctrico con baterías que se abastecen de energía solar resulta mucho más económico.
El prototipo actual -cuya fabricación costó cerca de US$4.000- tiene capacidad para una sola persona.
Pero si la universidad logra interesar a alguna compañía para que financie el proyecto, los estudiantes se concentrarán en la construcción de un carro más rápido, adaptado para conducir en toda clase de condiciones y con más espacio para pasajeros.
Sobre todo, porque en los territorios palestinos "nuestras familias son grandes. Pueden tener seis, ocho o incluso diez miembros", señaló Salhab.
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