Fuente: Pueblo en Linea.
Un grupo de arqueólogos peruanos descubrió un centro ceremonial del Perú antiguo que data del siglo VI de esta era, donde se realizaban sacrificios humanos de carácter religioso, informó el miércoles el director del museo Bruning, Carlos Wester La Torre.
Sería uno de los últimos centros ceremoniales de la cultura Moche, una civilización de agricultores, ceramistas y orfebres que floreció en la costa norte de Perú entre el siglo I antes de nuestra era y los siglos VI o VII de la era actual (cabe recordar que el Imperio Inca se desarrolló entre los siglos XV y XVI).
El descubrimiento tuvo lugar en el complejo arqueológico Huaca Bandera, cerca del poblado de Pacora, a 50 kilómetros de la ciudad de Chiclayo, capital del departamento de Lambayeque. Chiclayo se ubica en la costa norte de Perú a 760 kilómetros de Lima.
La Torre destacó que es la primera vez que se logra el acceso a un centro ceremonial moche totalmente amurallado que pertenecería al siglo VI después de Cristo, lo que significa que los moches continuaron la práctica de los sacrificios humanos hasta las postrimerías de su civilización.
Los estudios de Max Uhle, Julio César Tello y principalmente de Rafael Larco Hoyle retratan una cultura cuyos dioses se distinguían por su severidad. En los ceramios y orfebrería es frecuente la representación de dioses decapitadores.
El principal de ellos era Ai apaec, dios supremo con rasgos de felino. Lo que fue descubierto es un pasaje ceremonial de 60 metros de largo por siete de ancho que comunica el exterior del área ceremonial amurallada con la pirámide principal.
Allí se levantan tres pórticos equidistantes y cinco pequeñas plataformas en forma de tronos o altares, que sirvieron para enaltecer a los dignatarios de élite, explicó La Torre. Agregó que en el respaldar de los altares se observan restos de un mural polícromo y un grafiti con diseños de tres personajes de alta jerarquía, cuyos ornamentos y objetos evidencian un lugar destinado a las sagradas ceremonias de sacrificios humanos.
"Esto significaría que dicha ceremonia no sólo se practicó en la Huaca Bandera, que incluyó sacrificios humanos, sino que tuvo continuidad hasta los últimos días de los moche", agregó La Torre.
Puntualizó que en los grafitis se pueden observar personajes con indumentaria militar portando una copa a manera de cáliz. El tercer personaje es una mujer, que por sus características ornamentales sería la sacerdotisa.
Los trabajos de investigación están a cargo de la Unidad Ejecutora Nº 111: Naylamp-Lambayeque, donde laboran 47 personas, y cuyo director es el arqueólogo Celso Sialer Távara.
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