Intentar conectarse a la web del Gobierno de Gambia, a la de una ONG angoleña o a la de un poeta del Congo suele ser sancionado con un fastidioso tiempo de carga que recuerda la época heroica del World Wide Wait. La banda ancha que llega al continente es más bien estrecha, porque tiene el nivel que existía a mediados de los años noventa en Occidente. Para poner fin a esa fractura digital entre el Norte y el Sur, y abrir nuevos mercados, dos consorcios mundiales instalarán en 2011 dos cables submarinos de fibra óptica en torno a África. Y la banda ancha de Occidente llegará a los antiguos puertos negreros.
El objetivo es acabar con el aislamiento digital de África. Según datos de la consultora Telegeography, en 2005, las conexiones entre América del Norte y Europa Occidental tenían una capacidad media de 504,5 gigabits por segundo (Gbit/s); entre Asia y América del Norte, de 181,4 Gbit/s; y entre América del Norte y del Sur, de sólo 66,3 Gbit/s. África ni siquiera salía en la foto.
El anuncio ha sido efectuado en dos tiempos a lo largo de los últimos dos meses. Primero fue Nicolas Sarkozy quien aprovechó la cumbre franco-africana de Niza, a primeros de junio, para apuntarse el tanto de presentar el proyecto ACE (Africa Coast to Europe). Este cable de fibra, que tendrá numerosos puntos de interconexión con las redes terrestres (los llamados landing points), fue proyectado hace años y está siendo elaborado ya por los ingenieros y obreros de Alcatel Lucent, después de ser diseñado por un consorcio africano de operadores, en el que predominan las filiales de Orange France Telecom. Irá desde Francia hasta Ciudad del Cabo, con interconexiones en Marruecos, Canarias, Liberia y Guinea Ecuatorial, entre el total de 22 paradas.
El segundo proyecto, el WACS (West Africa Cable System), está dirigido por un consorcio mundial integrado por Tata Communications, Vodacom, Cable&Wireless, Telkom y varios operadores africanos. Se detendrá en menos puertos, sólo 12. "Fueron los gobiernos, las operadoras de telecomunicaciones y las empresas que pudieron financiarlo los que decidieron dónde colocamos las estaciones terrestres de interconexión", explica Carl Osborne, director de redes de Tata Communications.
La idea es que África, que en el año 2000 tenía sólo 16 puntos de interconexión con redes terrestres y una red que transmitía a una velocidad de 0,2 terabits por segundo (Tbit/s), tenga 76 puntos en 2012 y una red a 16,6 Tbit/s. José Chesnoy, director de la producción estratégica de Alcatel Lucent, explica que, en un cable de menos de tres centímetros de diámetro, se pueden transmitir 50.000 conversaciones telefónicas, 50.000 conexiones web y 800.000 correos por segundo.
Los dos nuevos cables tienen un punto en común: es Alcatel Lucent quien construye las enormes serpientes de fibra óptica, de más de 14.000 kilómetros cada una, y de un coste presupuestado conjunto de unos 1.200 millones de dólares (950 millones de euros). Los dos cables tienen otro punto en común aún más concreto: salen de la misma planta industrial de Calais (norte de Francia), propiedad de la firma franco-estadounidense Alcatel Lucent, que compite en este sector industrial con la suizo-estadounidense Tyco.
Y es que el mundo de la construcción de cables de fibra óptica intercontinentales, de gran capacidad, es una pequeña familia. Muy, muy restringida. Y se comprende por qué la familia es tan pequeña visitando la principal planta del mundo constructora de esas serpientes de cristal de silicio, poliuretano, acero, cobre, alquitrán, plástico y repetidores láser de miles de kilómetros: en la fábrica de Calais se entiende por qué construir un cable de fibra óptica de más de 14.000 kilómetros es una auténtica proeza industrial, de ingeniería, de diseño eléctrico, de óptica y de informática.
"En 1891, los cables sólo tenían banda para permitir una comunicación por telégrafo. Hoy, cada fibra óptica de un cable puede transportar 3,8 Tbit/s de información", explica Dumont. "En la economía de la globalización, nada hubiera sido posible sin los últimos avances en el mercado del transporte de datos, una industria invisible para la mayor parte de la gente", añade.
El cable submarino intercontinental nació casi al mismo tiempo que las telecomunicaciones; un siglo después, cuando internet ya era una realidad militar, universitaria y multinacional, se le dio por muerto. Pero, gracias a la nueva ingeniería, está tomándose ahora una revancha, con débitos de varios Tbit/s "que se multiplican por tres cada año", frente al satélite, que toca techo a los Gbit/s, explica Chesnoy.
"Actualmente, ya hay sólo un 1% de posibilidades de que su llamada telefónica o su conexión a internet transcontinental pase por un satélite, y un 99% de que pase por un cable", explica el ingeniero.
En este caso, la conclusión es que el archipiélago canario está tanto en África como en Europa, y el trazado de las primeras líneas rápidas para el continente negro imita el periplo colonizador de los portugueses en el siglo XV y principios del XVI.
En las islas Canarias se situará una de las estaciones terrestres del cable ACE, y el archipiélago también será landing point –aunque de paso– de WACS. Por otra parte, la industria de las redes anunció en mayo pasado en Yokohama (Japón) que se ha firmado el acuerdo para instalar una línea de fibra de 5,12 Tb/s entre Cádiz y Tenerife, que estará lista en 2011. Entra en el llamado proyecto ALIX, por el que, según Alcatel, “Tenerife planea convertirse en la plataforma de tecnologías de la información para África, Suramérica y Europa”.
El objetivo es acabar con el aislamiento digital de África. Según datos de la consultora Telegeography, en 2005, las conexiones entre América del Norte y Europa Occidental tenían una capacidad media de 504,5 gigabits por segundo (Gbit/s); entre Asia y América del Norte, de 181,4 Gbit/s; y entre América del Norte y del Sur, de sólo 66,3 Gbit/s. África ni siquiera salía en la foto.
El anuncio ha sido efectuado en dos tiempos a lo largo de los últimos dos meses. Primero fue Nicolas Sarkozy quien aprovechó la cumbre franco-africana de Niza, a primeros de junio, para apuntarse el tanto de presentar el proyecto ACE (Africa Coast to Europe). Este cable de fibra, que tendrá numerosos puntos de interconexión con las redes terrestres (los llamados landing points), fue proyectado hace años y está siendo elaborado ya por los ingenieros y obreros de Alcatel Lucent, después de ser diseñado por un consorcio africano de operadores, en el que predominan las filiales de Orange France Telecom. Irá desde Francia hasta Ciudad del Cabo, con interconexiones en Marruecos, Canarias, Liberia y Guinea Ecuatorial, entre el total de 22 paradas.
El segundo proyecto, el WACS (West Africa Cable System), está dirigido por un consorcio mundial integrado por Tata Communications, Vodacom, Cable&Wireless, Telkom y varios operadores africanos. Se detendrá en menos puertos, sólo 12. "Fueron los gobiernos, las operadoras de telecomunicaciones y las empresas que pudieron financiarlo los que decidieron dónde colocamos las estaciones terrestres de interconexión", explica Carl Osborne, director de redes de Tata Communications.
Una proeza industrial
Así, "WACS es una especie de AVE con pocas paradas, mientras que ACE es como un omnibús que fuera a la misma velocidad, pero parándose casi en todos los apeaderos", explicó a Público Philippe Dumont, presidente de Alcatel Submarine Networks, la división especializada del gigante Alcatel Lucent.La idea es que África, que en el año 2000 tenía sólo 16 puntos de interconexión con redes terrestres y una red que transmitía a una velocidad de 0,2 terabits por segundo (Tbit/s), tenga 76 puntos en 2012 y una red a 16,6 Tbit/s. José Chesnoy, director de la producción estratégica de Alcatel Lucent, explica que, en un cable de menos de tres centímetros de diámetro, se pueden transmitir 50.000 conversaciones telefónicas, 50.000 conexiones web y 800.000 correos por segundo.
Los dos nuevos cables tienen un punto en común: es Alcatel Lucent quien construye las enormes serpientes de fibra óptica, de más de 14.000 kilómetros cada una, y de un coste presupuestado conjunto de unos 1.200 millones de dólares (950 millones de euros). Los dos cables tienen otro punto en común aún más concreto: salen de la misma planta industrial de Calais (norte de Francia), propiedad de la firma franco-estadounidense Alcatel Lucent, que compite en este sector industrial con la suizo-estadounidense Tyco.
Y es que el mundo de la construcción de cables de fibra óptica intercontinentales, de gran capacidad, es una pequeña familia. Muy, muy restringida. Y se comprende por qué la familia es tan pequeña visitando la principal planta del mundo constructora de esas serpientes de cristal de silicio, poliuretano, acero, cobre, alquitrán, plástico y repetidores láser de miles de kilómetros: en la fábrica de Calais se entiende por qué construir un cable de fibra óptica de más de 14.000 kilómetros es una auténtica proeza industrial, de ingeniería, de diseño eléctrico, de óptica y de informática.
"En 1891, los cables sólo tenían banda para permitir una comunicación por telégrafo. Hoy, cada fibra óptica de un cable puede transportar 3,8 Tbit/s de información", explica Dumont. "En la economía de la globalización, nada hubiera sido posible sin los últimos avances en el mercado del transporte de datos, una industria invisible para la mayor parte de la gente", añade.
El cable submarino intercontinental nació casi al mismo tiempo que las telecomunicaciones; un siglo después, cuando internet ya era una realidad militar, universitaria y multinacional, se le dio por muerto. Pero, gracias a la nueva ingeniería, está tomándose ahora una revancha, con débitos de varios Tbit/s "que se multiplican por tres cada año", frente al satélite, que toca techo a los Gbit/s, explica Chesnoy.
"Actualmente, ya hay sólo un 1% de posibilidades de que su llamada telefónica o su conexión a internet transcontinental pase por un satélite, y un 99% de que pase por un cable", explica el ingeniero.
Canarias será una de las estaciones de los dos proyectos
Cuenta el gran geopolitólogo francés Yves Lacoste que, en los años 50 del siglo pasado, la aviación permitió descubrir que no es lo mismo ir hacia a América que volver de ella, porque se duplica la cantidad de combustible necesaria, en razón de la orientación de los vientos a gran altitud. También llegará el momento de hacer la cartografía de la fibra óptica y de sus consecuencias geopolíticas.En este caso, la conclusión es que el archipiélago canario está tanto en África como en Europa, y el trazado de las primeras líneas rápidas para el continente negro imita el periplo colonizador de los portugueses en el siglo XV y principios del XVI.
En las islas Canarias se situará una de las estaciones terrestres del cable ACE, y el archipiélago también será landing point –aunque de paso– de WACS. Por otra parte, la industria de las redes anunció en mayo pasado en Yokohama (Japón) que se ha firmado el acuerdo para instalar una línea de fibra de 5,12 Tb/s entre Cádiz y Tenerife, que estará lista en 2011. Entra en el llamado proyecto ALIX, por el que, según Alcatel, “Tenerife planea convertirse en la plataforma de tecnologías de la información para África, Suramérica y Europa”.
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