Tanto si pensamos que el capital de riesgo ya no es algo primordial como si no, aún existe la necesidad de financiación para las startups. Una alternativa a los modelos de financiación tradicionales es el «crowdfunding», el recaudar fondos para la financiación entre los usuarios.
Como el crowdsourcing, el crowdfunding se basa en la idea de la «sabiduría de las multitudes». En la idea de que “la multitud” puede ser una fuente de apoyo financiero mejor que los métodos habituales. Puesto que dichos métodos tradicionales a menudo reciben críticas por basarse en «a quién conoces» tanto como en «qué haces», el crowdfunding promete proporcionar una financiación más transparente, más colaborativa, más accesible y más global.
Transformar la relación entre inversor y emprendedor
Sin embargo, al tratarse de un modelo de financiación diferente, el crowdfunding implica un tipo de relación distinto entre el inversor y el emprendedor. En muchos sitios de crowdfunding (no todos), las startups retienen la propiedad total de sus proyectos. La labor de los inversores se menciona en el sitio Web, y a veces éstos reciben un regalo de agradecimiento (una camiseta conmemorativa, una suscripción gratuita o una copia del software, y similares). Sin embargo, no hay certificados de acciones, ni sitio en la Junta Directiva, ni participación del capital.
Aunque el crowdfunding ofrece a los emprendedores la financiación que necesitan, las startups que recaudan fondos de este modo pueden quedarse sin otras cosas que aportan los inversores, como la orientación empresarial y los contactos. Sin embargo, podría decirse que éste es un círculo vicioso: Para obtener ese apoyo de los inversores y aprovechar sus contactos, a menudo necesitamos estar muy bien conectados desde un principio. Según John Rooney, CEO de la startup Jakaya, que busca financiación para su herramienta de colaboración mediante IndieGoGo, puede resultar muy complicado encontrar financiación para aquellos que se encuentran fuera de los “círculos internos” del mundo de la tecnología.
Crowdfunding, con la debida diligencia
GrowVC es un sitio de crowdfunding que pretende dar apoyo tanto a la comunidad de startups como a la de inversores. GrowVC funciona con un modelo de suscripción, en el que los suscriptores toman las decisiones sobre qué se financia. A diferencia de otros servicios de crowdfunding, GrowVC exige la diligencia debida a las empresas que aparecen en su sitio.
Esta diligencia a menudo se menciona como fallo en el proceso de crowdfunding. Aunque una startup pueda recaudar fondos usando sitios de crowdfunding, estos servicios no requieren que las empresas tengan un plan de negocio ni un producto viable.
Ésta es una de las críticas vertidas más a menudo sobre lo que probablemente sea la historia de éxito más conocida del mundo del crowdfunding, el Diaspora Project. Aunque Diaspora fue capaz de recaudar mucho más que su objetivo inicial de 10.000 dólares (obtuvo más de 200.000 dólares, de hecho), aún no hay garantías de que pueda convertirse en una alternativa viable a Facebook. Además, mientras que Diaspora sin duda ha capitalizado el sentimiento contrario a Facebook, su proyecto probablemente no habría tenido una acogida tan positiva de no ser por su repercusión en la prensa. También aparecen, por ejemplo, varias otras alternativas a Facebook en sitios de crowdfunding, muchas de las cuales realmente tienen un producto, pero éstas no han recibido ni la atención en la prensa ni el dinero que ha recibido Diaspora.
«Fináncianos si crees en nosotros», afirma John Rooney, de Jakaya. Además, aunque «creer en una startup» es un requisito previo para que un inversor firme un cheque, el crowdfunding ofrece a las startups una oportunidad de expandir esa base de inversores más allá de los círculos tradicionales. Asimismo, al ser imposible que haya tantos gerentes de VCs como buenas ideas, esto no tiene por qué ser algo malo.
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