Fuente: El Pais.
¿A dónde acudiría si quisiera ver una entrega de la serie Muchachada Nui, el último discurso de Obama o el taconazo de Guti contra el Deportivo de La Coruña? A YouTube. Pues, aunque parezca mentira, la página de vídeos propiedad de Google cumple sólo cinco años. La versión española, cuatro. En tan poco tiempo se ha convertido en una herramienta cotidiana, casi iprescindible, para los internautas. Y ha transformado la forma de consumir productos audiovisuales. En España cuenta con 14 millones de usuarios únicos, un 20% más que en 2008, según revela María Ferreras, responsable de relaciones con socios estratégicos de esta web. Cada minuto se suben 20 horas de contenidos y cada día se ven más de 1.000 millones de vídeos en todo el mundo.
"El usuario tiene todo el control: decide qué ver y cuándo. Además, es muy fácil: copias el enlace y se lo envías por e-mail a toda la gente que quieras, o lo incrustas en tu Facebook, tu blog...", reflexiona el director de cine Guillermo Zapata. Hace cuatro años colgó su primer corto, Lo que tú quieras oír , en YouTube. Desde entonces ha recibido más de 100 millones de visitas. Un triunfo que le ha permitido rodar su segundo trabajo, Y todo va bien, que, de momento, "sólo" ha sido visto 120.000 veces. "Aun así, ha tenido más espectadores que si hubiese pasado por todos los festivales de cortos de España", argumenta.
Hay bastantes como el suyo. El de más éxito es el del uruguayo Fede Álvarez. Su corto Ataque de pánico ha impresionado a más de seis millones de personas. Entre ellas, a un productor de Hollywood que ha adelantado casi 40 millones de euros para su primera película.
Esta web también ha sido un trampolín para la serie Qué vida más triste . Tras el éxito de sus sketches en YouTube, La Sexta compró el formato hace dos años. Los capítulos de televisión se pueden ver también online. "No poner algo en Internet por miedo a que se vea menos en la cadena es absurdo. Es una plataforma que suma, no resta. Porque la mayor parte de la gente que te ve en Internet no lo hará nunca en televisión", explica su director, Rubén Ontiveros.
Pero al principio las televisiones y productoras estaban más que recelosas, como reconoce José Luis López de Ayala, director de Agencias de Google. Ahora todas las cadenas de difusión nacional menos Telecinco tienen su propio canal en YouTube. "Se han dado cuenta de que es una oportunidad de negocio y de que pueden reforzar sus productos", adelanta. Su compañera María Ferreras pone como ejemplo el programa de David Letterman, que emite la cadena estadounidense CBS. "Estaba en decadencia y había perdido público joven. Comenzaron a colgar los momentos más divertidos, polémicos o interesantes y la gente se reenganchó", explica.
Además, Internet completa una información que los datos de audiencia sólo esbozan. "La gente te dice por qué les ha gustado algo o lo que echan en falta. Y eso te sirve de orientación", confiesa Ontiveros. De hecho, la mitad de los vídeos de YouTube tienen comentarios o valoraciones, según apunta López.
Pero lo que ha acercado a discográficas, televisiones y productoras cinematográficas a esta página ha sido la posibilidad de controlar la presencia de sus contenidos en ella. Después de tener problemas con los derechos de autor -Warner y Telecinco retiraron sus contenidos- se creó una herramienta gratuita, llamada Content ID, que permite a las empresas audiovisuales decidir cuáles de sus productos se ven en YouTube. "Por ejemplo, pueden bloquear una serie para siempre, o hacerlo sólo durante una temporada", cuenta Ferreras. El programa rastrea en tiempo real los ficheros que se están subiendo y si alguno contiene imágenes de esa serie, evita que se publique. También ofrece a la empresa la posibilidad de "sacarle rendimiento económico". Es decir, dejar que se suba el vídeo y ponerle publicidad. La herramienta identifica archivos de audio y vídeo por separado. "Vamos, que si le has puesto al vídeo de la comunión de tu hijo una canción de Shakira y Sony quiere, puede aparecer mudo o con publicidad", bromea Ferreras. Algo parecido podía haberle pasado a La Terremoto de Alcorcón , que en 2006 se hizo famosa con una versión del vídeo de Madonna Hugh Up. Rodar su "homenaje" le costó 30 euros, invertidos en "cerveza y ganchitos", y le reportó una carrera artística. "Le debo la vida a YouTube", dice entre risas.
Esta página no sólo se enfrenta a problemas de copyright. Entre las casi 90.000 horas de imágenes que se suben al mes, se cuelan contenidos pornográficos, vejatorios y delictivos. Como cuando en 2007, un joven publicó un vídeo donde se mofaba de un esquizofrénico en pleno delirio. "Cualquier usuario que vea un contenido que considere inapropiado puede notificarlo. Un equipo activo 24 horas revisa todas las quejas y actúa. Hay vídeos que se han eliminado en menos de 20 segundos", explica Ferreras. El problema es complejo y la solución no es infalible.
En los aspectos negativos y en los positivos, YouTube está cambiando la forma en la que la población consume productos audiovisuales, según dice López. "Todos acabaremos viendo contenidos online y la industria tendrá que adaptarse", asegura el director de Agencias de Google. Ontiveros matiza: "YouTube nunca acabará con la televisión, igual que el VHS no acabó con el cine".
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