A Kary Mullis (Lenoir, Carolina del Norte, EEUU, 1944) le encanta contar que ideó la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) —un método que permite obtener miles de copias de un ADN y que hoy se emplea en todos los laboratorios de biología molecular— mientras conducía desde Emeryville, donde trabajaba como químico en la empresa Cetus Corporation, a su cabaña de fin de semana en Mendocino (California).
Atribuir prácticamente a la casualidad un hallazgo que años más tarde, en 1993, le supuso la concesión del Nobel de Química no es sino un rasgo peculiar más de un científico que está muy lejos del tópico del microscopio y la bata blanca, y que se atrevió a decir en su discurso de aceptación del galardón sueco que estudió ciencia porque no valía para escritor. Si se hubiese decantado por la literatura, la inexistencia de la PCR habría retrasado la lectura del genoma humano, y dificultado las pruebas de paternidad y la identificación de cadáveres. El químico inauguró recientemente en Madrid la conferencia 360º en Oncología.
Ha comentado en diversas ocasiones que descubrió la PCR prácticamente por casualidad. Algo de trabajo habría detrás...
Claro. Es cierto que lo descubrí por accidente, pero porque estaba pensando en el trabajo. Uno siempre tiene que estar preparado para que, en el momento en que se le pase algo así por la cabeza, reconocerlo.
La idea se le ocurrió un viernes y hasta el lunes no pudo comprobar nada en su laboratorio. ¿Cómo lo aguantó?
Es divertido, porque yo era consciente de que había descubierto algo que iba a cambiar radicalmente las cosas, aunque no sabía cómo. De hecho, le dije a mi mujer, con la que viajaba: "¿Sabes? Esto podría darme el Premio Nobel". Ella se rió, claro.
Una vez que ya había madurado la idea, intentó publicarla en la revista Science, pero le rechazaron el estudio...
Me lo devolvieron tanto Science como Nature. De hecho, el rechazo de esta última fue casi el más gracioso porque en la carta que me enviaron, que aún conservo, aducían que el tema "no era de interés para el grueso de nuestros lectores". Ahora, en cualquier ejemplar de Nature, cada cinco páginas se puede leer un estudio basado en la PCR. De todas formas, lo que me ocurrió es lo normal cuando se trata de algo realmente innovador; si es rápidamente aceptado, probablemente no cambiará el curso de la ciencia. Las revistas no reconocen las cosas realmente impactantes.
¿Dónde publicó entonces por primera vez su trabajo con la PCR?
Yo estaba frustrado porque las grandes revistas me habían rechazado. Un amigo mío, Ray Wu, era editor de la revista Methods in Enzymology y me comentó que no tendría ningún problema en publicar mi estudio, para que luego pudiera establecer que el hallazgo era mío. Así lo hice y estoy contento, pero Methods in Enzymology no es el tipo de revista donde se publica esta clase de hallazgos. Eso sí, cuando meses después se publicó el primer trabajo sobre PCR en Science, yo sólo fui un firmante entre siete y mi jefe figuraba como autor principal.
Hablando de propiedad, su empresa le compensó con 10.000 dólares por haber descubierto la PCR. Ellos la vendieron luego por mucho más. ¿Cómo se sintió?
Cetus se la vendió a Roche por 300 millones de dólares. En realidad, me hubiera conformado con que les hubieran dado 301 y ese millón me lo hubieran ingresado a mí [ríe]. Seguro que a Roche no le hubiera importado. Ahora en serio, aunque no me beneficié económicamente, sí lo hice de otra forma, ya que conseguí que fuera más fácil que la gente se interesara por mis trabajos posteriores.
La PCR ha sido de utilidad en multitud de campos distintos. ¿Cuál de todos le parece más interesante?
Bueno, para mí la parte más curiosa es la utilidad para ver las secuencias de ADN de distintos animales y poder compararlas. Esto nos ha dado la posibilidad de hacer una especie de árbol de la vida, ver de dónde viene cada especie. Yo siempre he estado interesado en la evolución y la PCR nos permite saber con certeza cosas que ya sospechábamos. Sin embargo, hay quien piensa que la variante de más interés es la forense, su uso para determinar cómo y en qué circunstancias fallecen las personas. Yo siempre digo que gracias a mi descubrimiento, tenemos más series tipo CSI en la televisión; no sé si eso es bueno o no.
Usted vino a Madrid a participar en una conferencia sobre oncología. ¿Cuál es su opinión sobre la PCR en el diagnóstico y tratamiento del cáncer?
Bueno, yo creo que, paradójicamente, cuanto más sabemos sobre el cáncer (algo a lo que contribuye la PCR), más frustrante es trabajar en este campo. Cuanto más se avanza, es más complicado. Durante un tiempo, pensamos que teníamos 30.000 genes y que el resto de las piezas de ADN no servía, y ahora vemos que algunas de esas partes son vitales para el desarrollo del cáncer. Para poder acabar con esta enfermedad, hay que conocerla, pero todavía estamos muy lejos.
Usted preside en la actualidad Altermune, una compañía que investiga la inmunidad químicamente programable para lograr que el organismo acabe con los patógenos. Esta es precisamente una de las vías que se están explorando contra el cáncer. ¿Piensa aplicar sus conocimientos en este campo?
Trabajar con organismos externos es mucho más fácil, porque conocemos su estructura. El problema del cáncer es que es parte de ti. Nosotros ya hemos desarrollado un sistema para movilizar de forma instantánea a las defensas para neutralizar patógenos, como el responsable del ántrax. Y hemos tenido éxito.
Estando usted en España, es inevitable recordar el incidente que protagonizó en 2004 en Toledo, cuando afirmó en una conferencia sobre el sida que el VIH no causaba la enfermedad. ¿Sigue manteniendo esta idea?
Sí. Expresé mi opinión en un artículo en la revista Genetica y la mantengo. Creo que se cometió un error al principio al identificar al VIH como el retrovirus causante de la enfermedad, cuando son todos los miembros de este género de virus los que están detrás. Los científicos no han querido revisar sus trabajos iniciales y por eso no se ha conseguido curar esta enfermedad. No digo que se lograra si se hiciera, pero en cualquier caso no se ha hecho y se está tirando el dinero por no hacerlo.
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