Fuente: 20minutos.
Las últimas décadas no fueron fáciles para los estudios Disney: en los ochenta, su salto al cine de personajes reales no funcionó. Películas como La Sirenita, La Bella y la Bestia o El Rey León devolvieron a la empresa a la cima, pero la revolución del 3D descolocó a la compañía ante el empuje de Pixar o Dreamworks.
Tras muchas idas y venidas Disney tuvo que rendirse y comprar Pixar, a quien había distribuido todos sus éxitos, y darle las riendas a su gurú, John Lasseter, el Walt Disney del fin de siglo.
Bolt, primera película animada de Disney desde que Lasseter tomó las riendas, presenta a un perro mimado, protagonista de una exitosa serie de televisión. Desde que nació, Bolt ha interpretado a un perro genéticamente alterado. Armado con sus superpoderes, cada semana debe rescatar a su dueña, Penny, de las garras del malvado Dr. Calico.
Su problema es que desconoce estar actuando: como Jim Carrey en El Show de Truman o Buzz Lightyear en Toy Story, vive fuera de la realidad. En cuanto pise las calles de Manhattan y descubra que es un perro normal comenzarán los problemas de vivir fuera de la pantalla.
Acompañan a Bolt, un gato callejero llamado Mittens y un hámster charlatán llamado Rhino. Además del aprieto existencial del protagonista, la cinta explora los caprichos de las estrellas y ofrece buenas secuencias de acción. Aunque lejos de Wall-E o Ratatouille, la mano de Lasseter se nota en la calidad técnica y el guión.
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