Las cadenas de distribución tradicionales de videojuegos tienen un importante contrincante en las nuevas páginas web en las que los usuarios, cómodamente, desde su hogar pueden comprar videojuegos en su lanzamiento, recibirlos en la mayoría de los casos sin gastos de envío y, casi siempre, más baratos que en cualquier tienda que tengan a mano.
¿Cómo es esto posible? Es gracias a que en la mayoría de estos sitios lo que se ofrece son videojuegos de importación, que ofrecen muchas ventajas frente a la compra tradicional y, también, algún que otro inconveniente.
La primera es evidente, estamos hablando de ediciones de los títulos en otros países, que aunque sean el mismo título, tanto la carátula como la información del juego estarán en el idioma del país correspondiente del que lo importemos. Por otra parte, no siempre en todos los títulos se incorpora el español como idioma en el juego. Un ejemplo son los Assassins Creed, la conocida saga de Ubisoft, sólo incluye la pista de audio y los subtítulos en castellano en las ediciones españolas.
Es por ello que el primer detalle en el que hay que fijarse es si el título que compramos es PAL (y que "PAL" es) o NTSC. A rasgos generales, los juegos en formato PAL se refieren a las ediciones europeas, por lo que podremos encontra PAL-UK, PAL-FR, PAL-ES, etc. Otra cosa ya es NTSC, que es el formato típico americano y japonés.
Si se posee una PS3 no hay ningún problema, es una consola Region Free y puede ejecutar juegos de cualquier zona. Otra cosa es la Xbox 360, no es Region Free, pero casi ningún editor ha aplicado esta protección por lo que se puede considerar como tal.
Entrando en la nueva generación, tanto PS4 como Xbox One son consolas que pueden ejecutar cualquier videojuego en formato físico (hablaremos del digital más adelante). Ahora bien, WiiU es la única que no lo es. Es decir, sólo ejecuta los juegos de su zona, lo que quiere decir que si es PAL no aceptará los NTSC.
Tenemos que hacer una pequeña puntualización en el contenido digital. Y es que muchos juegos llevan ya asociados contenidos digitales para, por ejemplo, poder entrar en su multijugador. Esto hace que si compramos un juego fuera de la zona PAL necesitemos una cuenta de esa zona para descargar el contenido. No es ningún problema jugarlo luego en nuestro idioma, por ejemplo en PS3, y con nuestra cuenta europea, pero habrá que pasar por el proceso de cambiar el país de la consola, hacernos una cuenta "ficticia", registrar el juego, y luego volver a pasar a la que usamos habitualmente.
Pero ¿y por qué son más baratos?
Sin ir más lejos, en Reino Unido, y con una divisa más potente que el euro, es posible en páginas como zavvi o TheHut conseguir juegos que en su lanzamiento en España cercanos a los 70 euros tienen descuentos en su precio de hasta 15 euros, alrededor de 39 libras de PVP.
La razón de esta diferencia de precio está en el margen aplicado por la distribuidora. En España, de los 70 euros que cuesta un videojuego alrededor de 35 euros se los lleva la distribuidora, comprensibles por los gatos de marketing, publicidad y la parte que tiene que llegar al desarrollador, unos 15 euros se van al Estado a través del IVA y el restante se lo reparten entre mayoristas, intermediarios y el punto de venta.
España, con el estigma de la piratería y la segunda mano, es un territorio donde las distribuidoras se resisten a bajar el margen apoyándose en razones de rentabilidad del negocio. Ahora bien, en Reino Unido, con una segunda mano aún más asequible, dados los precios de títulos nuevos que bajan más rápidamente que en España, y quizás una cultura de piratería relativamente inferior, que no inexistente, se apuesta más por una reducción de márgenes para un aumento del número de ventas. Una aproximación diferente también para un país donde el poder adquisitivo es sensiblemente superior.
Sin embargo, esta es, como dice el refrán, la pescadilla que se muerde la cola, ya que en España, mantener precios altos está llevando a la mayoría de los usuarios a buscar otras vías para adquirir, que no piratear, los videojuegos y se están acostumbrando, gracias al mercado único, a unos precios inferiores. En realidad, la distribuidora acaba ganando dinero y los únicos que lo pierden es el vendedor y, aunque no lo parezca, el usuario final.
Menos ventas en un país significará que las editoras tomarán cada vez en menos consideración ese territorio y, por tanto, no destinarán recursos a cosas como traducciones o doblaje de los juegos porque ¿si ya se los compran baratos en inglés, para que hacer el esfuerzo?
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