El asistente vocal inteligente de los dispositivos móviles de Apple convierte el lenguaje natural de tus peticiones en órdenes inteligibles, pero el procesado no se hace en el dispositivo sino de forma remota en servidores de la marca. Allí esos datos permanecen almacenados durante un par de años.
Desde el momento en que se produce la petición inicial por parte del usuario, ese es el tiempo que transcurre hasta que Apple procede a borrar los datos correspondientes. La voz que le diriges a Siri en realidad se procesa en servidores de la empresa, dotados de una capacidad de análisis y proceso de información suficiente como para que no tardes mucho en recibir la respuesta.
Para gestionar estos datos Apple genera una cadena de números que identifican al usuario y relacionan los archivos con la grabación de la voz. Este código (que no guarda relación alguna con tu ID de usuario de Apple ni con tu email o tu número de teléfono) se convierte en tu identificación a la hora de “entenderte” con Siri, desapareciendo en seis meses esa asociación y borrando el número que identifica al archivo de voz.
Aún permanecerán los archivos de voz 18 meses más en los servidores de Apple, período que utiliza la empresa para poder efectuar pruebas con el ánimo de mejorar el servicio.
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