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2012/05/16

Las flores del TLC entre Colombia y EE.UU.


El despacho de flores de Colombia que llegará este martes 15 de mayo al aeropuerto de Miami más que un cargamento y una transacción de comercio bilateral, será un símbolo.
Será el primer embarque de productos colombianos que ingrese al mercado estadounidense bajo el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre ambos países que entró en vigencia a medianoche del lunes.
La jornada estará llena de eventos emblemáticos, como el despido de un buque mercante en ruta a EE.UU que el presidente José Manuel Santos hará en el puerto de Cartagena, y otros más prácticos, como seminarios de la nueva dinámica comercial que se abre entre los dos países.
El ministro de Comercio de Colombia, Sergio Díaz-Granados, aseguró este lunes a la prensa que el nuevo acuerdo traerá "más exportaciones hacia nuestro principal socio comercial, más inversión y, por ende, más desarrollo industrial y más empleo".
Según los arquitectos del acuerdo, Colombia se convertirá en el quinto mercado de exportación para EE.UU., detrás de Canadá, México, Singapur y Australia.
Es la culminación de un proceso que empezó en noviembre del 2006 cuando las delegaciones de ambos países finalizaron años de negociaciones con la firma del tratado por parte de los presidente George Bush y Álvaro Uribe.

De las preferencias al tratado

Sin embargo, el acuerdo quedó detenido en los congresos de ambos países, debido a que en el legislativo estadounidense no había apoyo suficiente para ser aprobado.
Con la entrada en vigor del TLC, Colombia deja atrás al llamado Sistema de Preferencias Arancelarias Andinas en el que participaba junto a Bolivia, Perú y Ecuador y que hasta 2011 le permitió acceso especial al mercado estadounidense a buena parte de la producción colombiana.
Por eso algunos indican que la desaparición de las preferencias en primera instancia beneficiaría más a los productos estadounidenses que logran una reciprocidad que no tenían con el antiguo convenio comercial.
Sin embargo, la ley de promoción de comercio y la erradicación de drogas exigía que las preferencias tuvieran que ser renovadas anualmente por orden del Congreso, lo que de acuerdo a algunos analistas convertía en un procedimiento cada vez más engorroso que generaba demasiadas incertidumbres entre inversionistas y exportadores.
Precisamente el carácter permanente del TLC, sancionado como ley por ambos congresos, permitirá una mejor planificación, según sus promotores, sobre todo en materia de inversiones.

Violencia sindical

El principal argumento de quienes se oponían a la aprobación del TLC con Colombia era el de la falta de garantías laborales en el país suramericano y el problema de la violencia contra sindicalistas y otros activistas sociales.
En Colombia las presiones sobre organizaciones proderechos laborales son moneda común, al punto que según la Central Internacional Sindical, Colombia es el país más peligroso del mundo para pertenecer a un sindicato.
Las autoridades insisten en que la situación ha mejorado sensiblemente si se la compara con las cifras de inicios de la década pasada, cuando los asesinatos de sindicalistas sumaban casi 200 por año.
Sin embargo, la organización Human Rights Watch afirma que en la mayoría de los casos, las autoridades no investigan adecuadamente las razones detrás de los asesinatos, por lo que el problema del fondo es la impunidad que rodea la mayoría de los casos.
Para facilitar la aprobación del tratado, el gobierno de Obama negoció con el de Colombia un Plan de Acción Laboral especial, aunque no todos creen que los colombianos hayan cumplido cabalmente con los compromisos.

Beneficiados y perjudicados

En general, los analistas consideran que los principales ganadores serán los consumidores de ambos países, pues les permitirá acceder a una mayor oferta de bienes y servicios, de mejor calidad y potencialmente menores precios.
En Colombia, el tratado seguramente le dará un nuevo estímulo a todos los sectores exportadores, que se beneficiarán de bajos aranceles y de reglas claras.
El TLC beneficiará a sectores productivos que el gobierno colombiano ha identificado como "de clase mundial", entre los que se incluyen callcenters (centros de telefonistas), la industria de cosméticos, productos agrícolas como la palma africana y otros empleados para la producción de biodiesel, la industria gráfica, la textil y de la moda.
Pero algunas voces alertan sobre el supuesto impacto que tendrá en sectores de la agricultura, que se verá forzada a competir con los productores estadounidenses que han establecido sistemas de gran escala que reducen costos y aumentan rendimientos y que, en ocasiones, cuentan con importantes subsidios.
El sector industrial colombiano, advierten, también se verá afectado y deberá someterse a un proceso de agresiva reconversión para reducir las asimetrías y mantenerse competitivo.

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