Pese a la crisis, las ventas de Apple continúan creciendo a toda máquina
en España. ¿En España? En realidad, la empresa factura la inmensa
mayoría de las ventas desde Irlanda, con lo que apenas tributa al fisco.
Con la apertura de las Apple Store, las tiendas propias de la firma de
la manzana, había la posibilidad de que una mayor parte del beneficio
que lograra en el mercado español tributase aquí. Pero no será así. A la
sociedad que gestiona las tiendas propias de Apple la declaración del
impuesto de sociedades le salió a devolver en 2011 tras multiplicar por
14 sus ventas. La firma compra a una sociedad de Apple en Irlanda los
productos a un precio tal que la comercialización apenas le deja margen
ni beneficios y, en consecuencia, tampoco tuvo que pagar impuestos.
Apple opera en España principalmente a través de dos sociedades:
Apple Marketing Iberia y Apple Retail Spain. La primera es la que vende a
terceros y la segunda la que opera las Apple Stores, las tiendas
propias. Hasta ahora, las ventas a través de terceros son mucho mayores,
pero Apple las factura desde Irlanda y la sociedad española cobra solo
una mínima comisión con la que hace frente a sus gastos. En la memoria
de las cuentas de 2010, la empresa explicaba que esa comisión era del
1%, una explicación que en la última memoria ha desaparecido después de que EL PAÍS publicase que Apple factura desde Irlanda el 99% de sus ventas en España.
En 2011, los ingresos de las comisiones por ventas de Apple Marketing
Iberia crecieron un 27%, de 13,945 a 17,747 millones de euros. Si la
comisión sigue siendo del 1%, eso significa que las ventas de Apple en
España a través de esa filial se dispararon a los 1.775 millones en
2011.
Las ventas de Apple como grupo generan un margen antes de impuestos
superior al 30%, con lo que por las ventas en España, esos cálculos
darían más de 500 millones. Pero como la filial española únicamente
factura comisiones y tiene que cubrir los gastos de estructura en
España, su resultado antes de impuestos fue de solo 7,1 millones y
tributó por 2,5 millones.
Pero Apple se ha lanzado a la venta a través de tiendas propias.
Esas, por definición, facturan en España. Pero Apple ha conseguido que,
pese a multiplicar las ventas, apenas sean rentables, de modo que el
beneficio se siga generando en Irlanda, donde el tipo teórico del
impuesto sobre sociedades es del 12,5%, pero donde además cabe la
posibilidad de utilizar estructuras con las que el beneficio escapa a
paraísos fiscales prácticamente sin tributar.
Las cuentas de Apple Retail Spain, depositadas en el Registro
Mercantil, muestran que las ventas se multiplicaron por 14 desde los 5,4
millones del ejercicio cerrado el 30 de septiembre de 2010, cuando
empezaron a abrir las Apple Stores, hasta los 76,36 millones del
ejercicio 2011.
La empresa, sin embargo, compra los productos a Apple Sales
International, una sociedad irlandesa, a un precio tal que apenas le
deja margen para cubrir sus gastos, lo que minimiza el beneficio. El
coste de los aprovisionamientos fue de 60,6 millones, con lo que el
margen bruto de las ventas fue de solo el 19%, lo que apenas da para
cubrir los gastos de personal y otros gastos de explotación.
El resultado antes de impuestos, así, fue de 364.138 euros, menos del
0,5% de las ventas. A eso le corresponden unos impuestos de 143.000
euros, de los que a la empresa le habían retenido ya 141.000. Pero como
en los años de lanzamiento la empresa incurrió en pérdidas, la
declaración le sale a devolver todo lo pagado por impuesto de
sociedades.
La clave está en que el precio que paga por los productos a la
sociedad irlandesa es muy alto. En su memoria, la empresa sostiene que
esas operaciones “se han contabilizado de acuerdo con las normas
generales y a precios de mercado”. Y subraya que los precios de las
operaciones con partes vinculadas se encuentran adecuadamente
soportados, por lo que la empresa considera que “no existen riesgos que
pudieran originar pasivos fiscales significativos”.
Apple tiene la sartén por el mango también con los distribuidores
ajenos a la empresa, que logran con la venta de sus productos márgenes
muy inferiores a los de productos de otras empresas comparables. Para
las grandes cadenas de distribución, sin embargo, tener los productos de
Apple es cuestión de prestigio y sirve para atraer tráfico a las
tiendas y lograr ventas inducidas. Con Apple, casi pierden dinero.
A la multinacional fundada por Steve Jobs, sin embargo, eso es lo que
más le conviene: que sus propias tiendas apenas sean rentables. De ese
modo, apenas hay beneficios que paguen los impuestos españoles.
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