Su hija le sugirió que se fuera a una playa de México a escribir la novela de su vida. Recién separado, con abundante tiempo libre por delante, tenía ante sí la oportunidad de glosar todas las vivencias que se le suponen a un espíritu inquieto como el de Francis Pisani, estudioso de la cosa de Internet, consultor, autor y columnista de renombre internacional. Pero una mañana, mientras hacía meditación, este parisiense de 69 años vio la luz: debía cumplir ese sueño tantas veces alimentado durante su infancia: dar la vuelta al mundo.
Ni corto ni perezoso, empezó a pergeñar su plan, dispuesto a empeñar una parte del dinero que le reportaría la venta de su casa de Silicon Valley, el lugar donde vivió los últimos 15 años. "He viajado mucho durante mi vida", cuenta en un perfecto castellano, con ligero acento francés, "pero nunca di la vuelta al mundo". No dará una. Dará dos. Dos vueltas al mundo en busca de los nuevos polos tecnológicos del planeta, de la innovación allí donde se está produciendo.
El autor francés lleva años dedicado a explicar los cambios que ha generado en la sociedad la irrupción de Internet. Con este viaje convierte su apuesta profesional de los últimos 17 años en una aventura que le llevará por los cinco continentes. "Lo esencial de la innovación en los próximos años vendrá de fuera de Silicon Valley y Europa occidental", sostiene.
Francis Pisani lleva años dando vueltas por el mundo, impartiendo conferencias, escribiendo artículos sobre las TIC (tecnologías de la información y la comunicación). Ha publicado en más de cien medios de todo el mundo, entre ellos, Le Monde, el mexicano Reforma y EL PAÍS -durante años escribió su columna, Desde el Pacífico en Ciberpaís-; ha impartido clases en las universidades norteamericanas de Berkeley y Stanford y en la escuela de Periodismo del Instituto de Estudios Políticos de París. Coautor de La alquimia de las multitudes, cómo Internet cambia el mundo (Paidós), empezó a mediados de septiembre su viaje. Acaba de regresar de su recorrido por México y África, donde ha consumido seis de las 30 etapas de las que consta su aventura, que durará diez meses. "He podido comprobar que hay mucha innovación en África, hubiera podido quedarme tres meses por allí", cuenta. Le ha impresionado encontrar numerosos espacios de coworking, lugares en que profesionales de distintas parcelas comparten espacio e interrelacionan sus trabajos.
En Accra (Ghana) ha asistido al nacimiento de un incipiente mercado electrónico africano. Y se ha encontrado con iniciativas donde la imaginación supera la falta de medios, como un sistema de SMS para ayudar a granjeros en Kenia. "En África encontré la auténtica definición de innovación: encontrar la solución a un problema".
Nairobi, uno de los nuevos espacios de creación en el continente africano, Casablanca y México ya han quedado atrás. Vendrán Teherán, Singapur, Brisbane, Seúl, Yakarta, San Petersburgo... Lugares en los que se están gestando innovaciones que marcarán nuestro futuro tecnológico. Para el proyecto, bautizado como Winch5, cuenta con el apoyo de empresas como Fundación Telefónica, la empresa de telefonía francesa SFR y L'Oreal. La próxima escala arranca el 22 de noviembre: parte desde París, donde se está tomando unos días de descanso, con rumbo a Belgrado, Estambul y Beirut. A partir de la semana que viene publicará en este suplemento, una vez al mes, historias de su periplo.
Pisani escribe sobre tecnologías desde 1994. Siempre ha sido un entusiasta del impacto positivo de estas sobre la sociedad, aunque últimamente su entusiasmo se ha atemperado: "Si sigues escribiendo de tecnología, no puedes seguir diciendo: existe y es buena".
La primera vez que usó Internet para redactar una noticia fue en 1987. Se encontraba en Tepoztlán, un pueblo situado a 60 kilómetros de México DF. Radio Francia Internacional le pidió una conexión en directo para hablar del huracán Gilberto.
Era de noche. Estaba en su cuarto, en una casa en la que el jardinero que se encargaba de las buganvillas podaba de vez en cuando el cable de teléfono que llegaba hasta su habitación. Gracias a su conexión por Internet, pudo consultar los cables de agencias y elaborar una noticia de algo que ocurría a kilómetros del lugar en el que se hallaba. "Entendí enseguida que tener un ordenador conectado a Internet era una manera de reducir las diferencias entre las grandes empresas de prensa y yo". Lo hizo todo con ese mackintosh que se había comprado en Nuevo Laredo en 1984.
Pisani asiste en primera línea a los cambios que están experimentando los medios de comunicación con la irrupción de las nuevas tecnologías. "Hay que encontrar un modelo de negocio, pero no podemos pretender encontrarlo temprano", dice en referencia a los periódicos. Y se remite a la frase del visionario Clay Shirky: "Quien dice que se puede encontrar una respuesta rápida niega que se trata de una revolución profunda". La polémica sobre cobrar o no por la información en Internet le lleva a hacer un comentario que tilda de provocador: "La lógica principal está en la apertura, pero no es la única. Lo fundamental es experimentar, la cuestión no es estar a favor o en contra del pago, sino experimentar".
Considera interesante el modelo de contador que está probando The New York Times, en el que pagan por contenidos aquellos que realizan un consumo intensivo de su página web. "La cuestión es experimentar y dejar algo abierto y algo cerrado", sostiene. "Son soluciones mestizas e impuras las que al final se imponen".
En una coyuntura en la que algunos hablan de una burbuja en la valoración de las redes sociales -Murdoch compró en 2005 Myspace por 430 millones de euros; dos años más tarde, la compañía estaba valorada en 8.200 millones; se vendió en junio pasado por 24 millones -. "No tengo duda de que se pueda volver a dar una situación así, pero lo que hay que entender es que probablemente la burbuja es un mecanismo indispensable de la innovación. Cuando explota la burbuja, limpia, y quedan las empresas que funcionan".
Lo que más le llama la atención en el mundo Internet hoy por hoy es la capacidad que tiene la sociedad o determinados colectivos de organizarse sin organización. "La web ofrece nuevos espacios de lucha. Para mí eso es lo fundamental. Al cambiar el espacio, crecen nuestras opciones de cambiar las cosas. Pero no podemos pensar que hemos llegado al paraíso. Tenemos más herramientas, más armas, más posibilidades de hacer cosas nuevas, de empoderarnos".
Pisani se remite, de nuevo, a un concepto desarrollado por Clay Shirky: "Nos podemos organizar sin instituciones. La agenda política cambia; en temas de minorías, de derechos humanos; y las formas de organización se transforman: no tenemos que pasar por las jerarquías para actuar. Eso es una mejora en las posibilidades de la democracia". -
No hay comentarios:
Publicar un comentario