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2011/11/16

Google tiene un cuartel secreto en el que se anticipa al futuro

En verdad, que Google no tuviera un laboratorio de investigaciones avanzadas hubiera sido una noticia. Sin embargo, el artículo de The New York Times sobre la existencia de una instalación secreta que el rey de los buscadores tiene en alguna parte del Silicon Valley reverberó ayer por toda la Red. Muy a pesar de que es poquísimo lo que, en rigor, se sabe sobre el asunto.
Sí es cierto que se llama Google X y que es lo bastante secreto como para que muchos de los 31.300 empleados de la firma se enteraran de su existencia por el diario neoyorquino. En cuanto a lo que allí se investiga, la respuesta de las fuentes consultadas por La Nacion fue contundente y puede resumirse así: no podemos hablar de esos proyectos, sin ninguna excepción. No obstante, hace un año tuvieron que sacar uno de sus desarrollos a la calle. Literalmente.
El auto que se conduce solo se hizo público en octubre del año último, cuando el prototipo rodó por San Francisco. ¿Qué tiene que ver esto con Google? La empresa está en el negocio de los mapas, y las cartas digitales para GPS se trazan con un automóvil que lleva a bordo una computadora vinculada a un receptor GPS ( http://videos.lanacion.com.ar/video18026- ). Tendría mucho sentido para Google automatizar este proceso tanto para sí como para vender la tecnología a terceros.
Ahora, ¿también se están diseñando en Google X, como se dijo, ascensores espaciales y platos que publican lo que uno come en las redes sociales? Aunque no imposible, parece poco probable. Hay una explicación más razonable de lo que allí se cocina.

Mañana es hoy

Todos los laboratorios de desarrollo de las grandes compañías de tecnología son secretos o, por lo menos, están severamente vigilados. Cuando este cronista visitó el Palo Alto Research Center (PARC), de Xerox, y el Laboratorio Almadén, de IBM, entre otros, no se trató precisamente de un paseo a puertas abiertas. En 1979 Steve Jobs debió insistir hasta la impertinencia para que el PARC le mostrara el proyecto completo de interfaz gráfica que luego usaría en sus computadoras Lisa y Macintosh. Aprendió la lección. Años después, el centro de diseño de Apple, comandado por Jonathan Ive, era tan inaccesible como Fort Knox.
Pero hay algo más importante. Ninguna compañía de alta tecnología se puede permitir el lujo de vivir en el presente. Cuando el viento cambie, y en este negocio lo hace cada tres o cuatro años, pueden quedar rápidamente fuera del juego. Google no sólo sabe esto -todos en el Silicon Valley lo saben-, sino que además es consciente de que en el último lustro la Web ha sufrido cambios profundos, algunos mal digeridos por el buscador. Desde el obvio Facebook, con sus 750 millones de suscriptos, hasta el imparable iTunes Store, que ha vendido 16.000 millones de canciones desde su fundación, ocho años atrás, los dominios donde antes Google imperaba cómodamente hoy tienen nuevos e impetuosos pretendientes.
¿Qué investiga Google en su laboratorio secreto? Simple: cómo ganar dinero en el futuro. Las telecomunicaciones, nuevos algoritmos de varias clases (visualización, búsqueda) y la robótica suenan más verosímiles que los ascensores espaciales. De hecho, la compañía siempre usó robots. Invisibles, los Googlebotsque recorren la Web leyendo miles de millones de sitios para añadirlos a su base de datos son autómatas de software. Se los conoce como spiders o w eb crawlers.
¿Es entonces Google X un laboratorio de robótica? No, pero los autómatas pueden ser una clave mayor. Implican inteligencia artificial, algoritmos de visualización y una larga lista de disciplinas asociadas.
Todo esto es por ahora materia de especulación. Pero algo es seguro: aunque Google sabe cómo encontrar casi cualquier página web en el planeta, ignora cuál de sus proyectos, desde el más razonable hasta el más loco, tendrá éxito mañana. El desafío es, por lo tanto, doble: además de intentar ver el futuro, debe hacerlo sin ahuyentar a sus accionistas, en un contexto bursátil altamente volátil.

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