Los trabajadores chinos de una fábrica de Shenzhen, que produce perifericos para empresas como Apple, IBM y LG, han iniciado una huelga para protestar por las duras condiciones de trabajo a las que son sometidos.
Una de sus quejas se debe a que todos los meses deben de trabajar 120 horas extra que no les remuneran, y en un entorno laboral peligroso.
En total, 1.000 trabajadores de Jingmo Electronics Corporations se han sumado a los paros.
Desde la ONG conocida como China Labor Watch, que se encarga de denunciar las duras condiciones a las que someten las multinacionales occidentales a los trabajadores chinos, han señalado que “el brutal sistema de trabajo de la fábrica de Shenzhen tiene que cambiar”.
En otras provincias como Guangdong y Jilin las autoridades ya han tomado cartas en el asunto y han obligado a las empresas a aumentar el salario mínimo de sus trabajadores.
Expertos como el analista Malcolm Penn, señalan que el problema de esas medidas es que las empresas no desean tener que pagar más por producir sus productos tecnológicos, y si China les encarece los costes se marcharán a países donde les salga más barata su fabricación.
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