James Crawford es un autor que se edita sus libros. Una novela suya sobre muertos vivientes ha vivido una insólita peripecia. Estaba a la venta en la tienda en línea de Kindle por 5,99 dólares y, de repente, Amazon lo ofreció gratuitamente. Total, el título se descargó más de seis mil veces.
El motivo de este error está en las condiciones que impone Amazon a los editores de sus propios libros: no pueden ofrecerlo en otras tiendas a un precio inferior. Si los robots de Amazon detectan que lo hace... baja el precio automáticamente para igualarlo. Crawford ofrecía en la tienda de Nook, de la rival Barners and Noble, la lectura gratuita de los tres primeros capítulos. Las máquinas de Amazon detectaron la oferta e interpretaron que Crawford estaba regalando el libro entero en la citada tienda de la competencia y empezaron a regalar el libro hasta que el autor advirtió el error. Ahora el debate entre sus lectores se centra en si conviene a Crawford presentar una demanda por daños y perjuicios. De entrada, será difícil cuantificar, porque la distribución de más de seis mil unidades se debe, precisamente, a que se ofrecía gratis. Por otra parte, ha obtenido una publicidad del caso que nunca hubiera soñado.
Por otra parte, la salida de la tableta de Amazon Kindle Fire este mes, no sera la única novedad en este sector. Barners and Noble tiene anunciada una presentación en la que, además de una previsible rebaja en los precios de sus lectores digitales, no se descarta la presentación de una versión de su lector Nook Color que supondría un salto cualitativo. La tableta costaría unos 50 dólares más que su rival de Amazon, pero ofrecería más memoria y más capacidad de almacenamiento.
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