La economía más grande de América Latina, Brasil, dio sus primeras señales de desaceleración económica de los últimos tres años, creando preocupación en algunos sectores sobre el efecto que pueda tener para el resto de la región.
El Banco Central brasileño dio a conocer las cifras de junio de actividad económica, que mostraron una caída del 0,26% respecto al mes anterior, el primer retroceso desde la crisis de 2008.En tanto, algunas bancas de inversión recortaron su pronóstico de crecimiento para el país en este año. Morgan Stanley redujo sus previsiones del 4% al 3,7%, y Goldman Sachs revisó sus estimaciones del 4,5% al 3,7%.
Para algunos analistas, el enfriamiento de la economía brasileña es consecuencia de la crisis económica que atraviesan Estados Unidos y Europa, dos de sus principales socios comerciales.
La presidenta, Dilma Rousseff, reconoció hace poco que Brasil ya está sintiendo el impacto de esa crisis y se comprometió a evitar que el país entre en recesión por un efecto de contagio.
El economista Mauricio Claverí, de la consultora económica Abeceb.com, dijo a BBC Mundo que los problemas en Estados Unidos y Europa dificultan aún más la exportación de productos industriales de Brasil, que ya sufren una pérdida de competitividad por la fuerte apreciación de la moneda local, el real, frente al dólar y al euro.
Claverí señaló, además, que la misma crisis está llevando a que China amplíe su comercio con América Latina, quitándole a Brasil lugar en su principal mercado.
¿Efecto dominó?
Para el economista, cualquier impacto que sufra Brasil se sentirá en el resto de la región, porque el país es el principal motor económico de América Latina.“Países que dependen más fuertemente de Brasil, como Argentina, sentirán el efecto contagio, pero otros más independientes, como Chile, no se verán afectados”, afirmó.
No obstante, el experto minimizó el deterioro que pueda causar la crisis de EE.UU. y Europa en Brasil y el resto de la región.
En el mismo sentido, Sebastián Brioso, analista para Brasil de Standard & Poor’s, destacó el peso relativo que tiene para Brasil sus exportaciones: representan apenas el 14% de su producto interno bruto (PIB).
Brioso dijo a BBC Mundo que si bien la incertidumbre por la situación económica mundial generó un cambio de expectativas con respecto al crecimiento de Brasil para este año, el enfriamiento de esa economía tiene más que ver con decisiones internas.
“El gobierno de Rousseff viene impulsando políticas para desacelerar la economía con la intención de que la inflación vuelva adentro del rango que ellos pretenden”, explicó.
La inflación anual del país es del 6,8%, pero las autoridades aspiran a una meta máxima del 6,5%.
Preparados
Si bien Standard & Poor’s prevé reducir el crecimiento de Brasil del 4% al 3,8%, Brioso destacó que el país está bien preparado para enfrentar una nueva crisis económica mundial.“Cuando ocurrió la última crisis, en 2008, el Banco Central tenía reservas por US$220.000 millones. Ahora tiene US$350.000 millones”, señaló.
El economista también resaltó otra ventaja del gigante sudamericano:
“Hoy el gobierno de Brasil tiene los fondos en dólares que necesita para pagar la deuda externa hasta 2013. En el pasado el país se financiaba en gran parte de los mercados internacionales pero ahora puede evitarlos durante la época de mayor volatilidad”, resaltó.
En cuánto a los efectos que pueda tener el enfriamiento de la economía brasileña en el resto de la región, el experto consideró que “las modificaciones serán marginales y no generarán un cambio sustancial”.
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