La crisis de la deuda latinoamericana a inicios de los 80's comienza a ser cada vez más un punto de referencia en la búsqueda de respuesta a la situación financiera que enfrentan países de la periferia europea, particularmente Grecia.
En agosto de 1982, México hizo temblar el mundo financiero internacional cuando declaró que no estaba en condiciones de pagar su deuda, y lo propio hicieron posteriormente Brasil, Venezuela, Argentina y Chile.La recesión global que enfrentó el mundo precipitó una caída de las exportaciones en esos países y esto combinado con altos intereses y un dólar fuerte llevó a una crisis de solvencia en los países de América Latina que dificultaba el pago de la deuda.
Las circunstancias de cómo se llegó a ese punto no son necesariamente las mismas del caso griego, pero pese a esto, cada vez más los analistas económicos están trazando paralelos entre la crisis de la deuda latinoamericana y la crisis financiera europea.
"Sólo hay que ver lo que pasó durante la crisis en América Latina para saber que una vez los bancos europeos sean lo suficientemente fuertes para tolerarlo, (en Europa) vamos a ver defaults (o cese de pagos). Es la única salida", señaló a la BBC recientemente Peter Spencer, economista jefe del conocido Ernst and Young Item Club.
La revista británica The Economist también ha resaltado la similitud de estas crisis: "Grecia está tan quebrada como lo estaba México y otros países latinoamericanos en 1982", y destaca que las lecciones de la crisis latinoamericana no pueden ser ignoradas.
Los números de la crisis griega
La deuda griega representa aproximadamente un 160% de su Producto Interno Bruto. En el caso de México en 1982 era de cerca de un 80% del PIB.
Esta semana, la Unión Europea admitió que Grecia no podrá captar recursos en los mercados internacionales a inicios del año próximo como estipulaba el plan de rescate que obtuvo el año pasado, y que probablemente requerirá una nueva inyección de ayuda.
Muchos ya piensan que una reestructuración o default es inevitable y según dijo a BBC Mundo Marie Durand, de Ernst and Young, es importante que no se cometan los mismos errores que en el caso latinoamericano.
Para Durand, la principal lección es que "tratar de retrasar la reestructuración no ayuda y más bien hacen que un eventual default sea de mayores proporciones y mucho más doloroso".
La analista señala que la respuesta inicial en A. Latina fue "similar a lo que estamos viendo en Grecia. El FMI introdujo un plan de recortes y medidas fiscales que claramente no eran suficientes, y el default fue incluso mayor de lo que hubiera sido si se hubiera hecho desde el principio".
Esta semana, la Unión Europea admitió que Grecia no podrá captar recursos en los mercados internacionales a inicios del año próximo como estipulaba el plan de rescate que obtuvo el año pasado, y que probablemente requerirá una nueva inyección de ayuda.
Muchos ya piensan que una reestructuración o default es inevitable y según dijo a BBC Mundo Marie Durand, de Ernst and Young, es importante que no se cometan los mismos errores que en el caso latinoamericano.
Para Durand, la principal lección es que "tratar de retrasar la reestructuración no ayuda y más bien hacen que un eventual default sea de mayores proporciones y mucho más doloroso".
La analista señala que la respuesta inicial en A. Latina fue "similar a lo que estamos viendo en Grecia. El FMI introdujo un plan de recortes y medidas fiscales que claramente no eran suficientes, y el default fue incluso mayor de lo que hubiera sido si se hubiera hecho desde el principio".
La década perdida de A. Latina
El problema, según resalta la revista The Economist, es que cuando llegó la reestructuración de la deuda, América Latina había perdido ya una década, y señala que lo mismo podría suceder con Grecia si su deuda no se reduce a niveles sostenibles.
En un editorial, la revista recuerda que la respuesta inicial en América Latina fue el plan Baker, que ofreció una renegociación de la deuda similar al tipo de esquemas que se están contemplando hoy en día para Grecia.
El Plan Baker dio tiempo para que bancos estadounidenses, que estaban en peligro de quebrar si América Latina no pagaba su deuda, se recuperaran pero "las economías latinoamericanas se ahogaron en una deuda que no podía ser repagada".
La revista recuerda que un plan Baker no es apropiado para Grecia. "No es un plan Baker, lo que se necesita es un plan Brady", señala en alusión al esquema que condujo a la reducción de la deuda en los países latinoamericanos a inicios de los 90.
El plan implicó una reducción de la deuda mediante los llamados bonos Brady que daban la opción a los acreedores de aceptar un pago descontado de la deuda o incluso comprar nuevos bonos cuyo rendimiento dependía del crecimiento económico del país en cuestión.
Y muchos insisten en que si se hace, la reestructuración debe seguir más bien el modelo de Uruguay, que presentó un plan de reducción de deuda en 2003, que alargó los plazos de pago, sin reducir el capital principal, ni bajar las tasas de interés.
Sin embargo, Peter West, de la firma londinense Poalim Assets Management, señaló a BBC Mundo que el nivel de deuda de Grecia es tan cuantioso que alargar los plazos no será suficiente. "Entonces hay que pensar en algo similar al plan Brady, que si incluyó reducción de deuda".
Sin embargo, es muy posible que países como Alemania y el Reino Unido, donde están los principales bancos acreedores griegos resistan, en principio, un plan como éste.
Por eso, Peter West, concluye en que lo más posible es que esto pase en varias etapas.
"Primero una simple extensión de los plazos para dar un alivio en el corto plazo y minimizar el impacto en otros países europeos y en una segunda etapa una reducción de la deuda, ya sea bajando el capital o reduciendo los intereses".
Lo que muchos en Grecia esperan es que cuando llegue esta segunda etapa, el país no haya perdido una década.
BBC Mundo
En un editorial, la revista recuerda que la respuesta inicial en América Latina fue el plan Baker, que ofreció una renegociación de la deuda similar al tipo de esquemas que se están contemplando hoy en día para Grecia.
El Plan Baker dio tiempo para que bancos estadounidenses, que estaban en peligro de quebrar si América Latina no pagaba su deuda, se recuperaran pero "las economías latinoamericanas se ahogaron en una deuda que no podía ser repagada".
La revista recuerda que un plan Baker no es apropiado para Grecia. "No es un plan Baker, lo que se necesita es un plan Brady", señala en alusión al esquema que condujo a la reducción de la deuda en los países latinoamericanos a inicios de los 90.
El plan implicó una reducción de la deuda mediante los llamados bonos Brady que daban la opción a los acreedores de aceptar un pago descontado de la deuda o incluso comprar nuevos bonos cuyo rendimiento dependía del crecimiento económico del país en cuestión.
Reestructuración
La Unión Europea insiste, sin embargo, en que una reestructuración o default no está en la mesa de negociaciones.Y muchos insisten en que si se hace, la reestructuración debe seguir más bien el modelo de Uruguay, que presentó un plan de reducción de deuda en 2003, que alargó los plazos de pago, sin reducir el capital principal, ni bajar las tasas de interés.
Sin embargo, Peter West, de la firma londinense Poalim Assets Management, señaló a BBC Mundo que el nivel de deuda de Grecia es tan cuantioso que alargar los plazos no será suficiente. "Entonces hay que pensar en algo similar al plan Brady, que si incluyó reducción de deuda".
Sin embargo, es muy posible que países como Alemania y el Reino Unido, donde están los principales bancos acreedores griegos resistan, en principio, un plan como éste.
Por eso, Peter West, concluye en que lo más posible es que esto pase en varias etapas.
"Primero una simple extensión de los plazos para dar un alivio en el corto plazo y minimizar el impacto en otros países europeos y en una segunda etapa una reducción de la deuda, ya sea bajando el capital o reduciendo los intereses".
Lo que muchos en Grecia esperan es que cuando llegue esta segunda etapa, el país no haya perdido una década.
BBC Mundo
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