"Se busca artista con capacidad crítica y de trabajo en equipo, ganas de aprender rápido, meticuloso y -sobre todo- con pasión por los videojuegos y el diseño". La fábrica de juegos 'online' de China, de donde surgieron juegos como 'Happy Farm', el célebre título que convirtió a millones de internautas en agricultores virtuales, tal vez sea uno de los pocos sectores que pueden jactarse de mantener colgado el cartel 'contratamos' en esta época de incertidumbre económica.
El apetito de un mercado que crece a ritmo de dobles dígitos cada año hace que tanto las compañías extranjeras como las locales, ya sean grandes o pequeñas, recurran también a la búsqueda de nuevos talentos fuera del país con anuncios parecidos.
Entre las más de 500 empresas que forman el sector, dominado principalmente por gigantes como Shanda, The9 o Netease, hay centenares de compañías que pugnan por hacerse un hueco. Algunas tienen una marcada proyección internacional y valoran la experiencia de los empleados extranjeros.
Los empleos ofertados son variados, desde directores de arte, diseñadores web, programadores y responsables de participación, hasta gestores de cuentas y de calidad. En muchas ocasiones se requiere cierta carrera laboral pero, en otros puestos, una buena preparación y disposición pueden abrir puertas.
La plantilla de muchas empresas del sector es de lo más internacional. En la francesa Ubisoft, que desembarcó en China en 1996, el 15% de su plantilla de 600 empleados en Shanghái y Chengdu proviene de otros países. Para otras compañías chinas, buscar mano de obra fuera también se ha convertido en una necesidad. Virtuos, una empresa local que ofrece servicios de producción de juegos a importantes marcas extranjeras, resalta la necesidad en empresas como la suya de que "la comunicación con los clientes sea fluida y de que haya un variado trasfondo cultural entre sus trabajadores".
Por lo general se suele pedir una experiencia laboral mínima de 2 a 5 años, pero los requisitios son a veces más flexibles. Ludovic Bodin, fundador de Cmune, con sede en Pekín y personal de muchos rincones del planeta, reconoce que "aunque buscan principalmente empleados para puestos de responsabilidad, siempre se está abierto a personas con buena formación y motivación".
Según añade Virtuos, "en el pasado se acudía a empleados internacionales con una dilatada carrera ante la falta de oferta en China. Ahora, conforme el mercado madura, ya no es tan común, pero también seguimos buscando perfiles con menos experiencia". La empresa asegura incorporar de 10 a 20 nuevos empleados cada mes.
El idioma tampoco tiene por qué ser una barrera, ya que el inglés suele ser la lengua oficial de muchas compañías. A veces, incluso se ofrecen cursos de chino para aquellos expatriados que deseen extender sus posibilidades.
Tanto autoridades como organizaciones cercanas al sector han alertado de los riesgos que supone la falta de innovación en un mercado con cada vez mayor competencia y mayores costes de producción, lo que podría causar que el crecimiento anual se ralentice al 6%, frente al 30% actual, para 2014. De hecho, un estudio de la consultora iResearch, estima que el incremento se habría reducido en el último año al 21%.
Entre las empresas, el sentimiento parece diferente. "No vemos riesgos, sino oportunidades", comenta Ludovic Bodin, de Cmune. Tanto es así que muchas empresas chinas se han lanzado a comprar en el exterior -en EEUU, por ejemplo- para aumentar mercado y reducir su dependencia de China.
Por otra parte, China se sitúa en la vanguardia de uno de los modelos de éxito entre los juegos 'online'. Compañías como Cmune han apostado fuerte por el modelo 'free-to-play', que combina la posibilidad de jugar de forma gratuita y un sistema de ingresos basado en la venta de bienes virtuales, y ahora buscan programadores de redes, desarrolladores de juegos 3D, de 'software', de web y artistas técnicos para sus futuros proyectos.
"China ha liderado el modelo 'free-to-play' y además se está convirtiendo en el principal centro de producción de juegos 'online', igual que lo fueron Japón y Corea en los 90 y principios de la década".
El Mundo
El apetito de un mercado que crece a ritmo de dobles dígitos cada año hace que tanto las compañías extranjeras como las locales, ya sean grandes o pequeñas, recurran también a la búsqueda de nuevos talentos fuera del país con anuncios parecidos.
Entre las más de 500 empresas que forman el sector, dominado principalmente por gigantes como Shanda, The9 o Netease, hay centenares de compañías que pugnan por hacerse un hueco. Algunas tienen una marcada proyección internacional y valoran la experiencia de los empleados extranjeros.
Los empleos ofertados son variados, desde directores de arte, diseñadores web, programadores y responsables de participación, hasta gestores de cuentas y de calidad. En muchas ocasiones se requiere cierta carrera laboral pero, en otros puestos, una buena preparación y disposición pueden abrir puertas.
La plantilla de muchas empresas del sector es de lo más internacional. En la francesa Ubisoft, que desembarcó en China en 1996, el 15% de su plantilla de 600 empleados en Shanghái y Chengdu proviene de otros países. Para otras compañías chinas, buscar mano de obra fuera también se ha convertido en una necesidad. Virtuos, una empresa local que ofrece servicios de producción de juegos a importantes marcas extranjeras, resalta la necesidad en empresas como la suya de que "la comunicación con los clientes sea fluida y de que haya un variado trasfondo cultural entre sus trabajadores".
Por lo general se suele pedir una experiencia laboral mínima de 2 a 5 años, pero los requisitios son a veces más flexibles. Ludovic Bodin, fundador de Cmune, con sede en Pekín y personal de muchos rincones del planeta, reconoce que "aunque buscan principalmente empleados para puestos de responsabilidad, siempre se está abierto a personas con buena formación y motivación".
Según añade Virtuos, "en el pasado se acudía a empleados internacionales con una dilatada carrera ante la falta de oferta en China. Ahora, conforme el mercado madura, ya no es tan común, pero también seguimos buscando perfiles con menos experiencia". La empresa asegura incorporar de 10 a 20 nuevos empleados cada mes.
El idioma tampoco tiene por qué ser una barrera, ya que el inglés suele ser la lengua oficial de muchas compañías. A veces, incluso se ofrecen cursos de chino para aquellos expatriados que deseen extender sus posibilidades.
Los retos del sector
Se prevé que el mercado de juegos online y para telefonía móvil ingrese más de 13.000 millones de euros en 2014, frente a los 4.500 millones en la actualidad. Actualmente, los juegos en red suponen la mitad de los ingresos totales generados por Internet en China. Sin embargo, pese al optimismo en torno a la expansión del sector, no faltan quienes anuncian tiempos duros.Tanto autoridades como organizaciones cercanas al sector han alertado de los riesgos que supone la falta de innovación en un mercado con cada vez mayor competencia y mayores costes de producción, lo que podría causar que el crecimiento anual se ralentice al 6%, frente al 30% actual, para 2014. De hecho, un estudio de la consultora iResearch, estima que el incremento se habría reducido en el último año al 21%.
Entre las empresas, el sentimiento parece diferente. "No vemos riesgos, sino oportunidades", comenta Ludovic Bodin, de Cmune. Tanto es así que muchas empresas chinas se han lanzado a comprar en el exterior -en EEUU, por ejemplo- para aumentar mercado y reducir su dependencia de China.
Por otra parte, China se sitúa en la vanguardia de uno de los modelos de éxito entre los juegos 'online'. Compañías como Cmune han apostado fuerte por el modelo 'free-to-play', que combina la posibilidad de jugar de forma gratuita y un sistema de ingresos basado en la venta de bienes virtuales, y ahora buscan programadores de redes, desarrolladores de juegos 3D, de 'software', de web y artistas técnicos para sus futuros proyectos.
"China ha liderado el modelo 'free-to-play' y además se está convirtiendo en el principal centro de producción de juegos 'online', igual que lo fueron Japón y Corea en los 90 y principios de la década".
El Mundo
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