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2011/04/04

Los robots quieren expresar sus emociones

Japón sigue siendo el paraíso de la robótica en el imaginario de todo el planeta. Sus diseños levantan admiración y, cada cierto tiempo, presentan nuevos trucos y avances sorprendentes. En el campo de los humanoides, parece que el liderazgo es abrumador. ¿O tal vez ya no? En la vecina Corea del Sur se empeñan en demostrar que esa idea es hoy, cuanto menos, rebatible. Por algo invierten en I+D el 3,5% de su Producto Interior Bruto (PIB), una de las cifras más altas del mundo, y gran parte de ese esfuerzo se vuelca en el desarrollo de la inudstria robótica. Su objetivo es, además, incrementar un 15% ese gasto cada año hasta 2013.
"Japón es el primer país en desarrollo de robots, pero nosotros somos los líderes en la aplicación de la robótica en la sociedad", asegura Mun-Taek Choi, jefe de Investigación y Desarrollo del Centro de Robótica Inteligente del Instituto de Ciencia y Tecnología de Corea (KIST). "La diferencia está en que, en Japón, la toma de decisiones es muy lenta, un proyecto pasa por muchos departamentos y organismos del Gobierno antes de su aplicación final. En Corea tenemos mecanismos mucho más eficaces para que los proyectos puedan tener rápidamente una utilidad social", explica el investigador.

Los humanoides son la joya de la corona de KIST. Una de sus principales vocaciones es ayudar a las personas con discapacidades físicas y a los ancianos, ejerciendo de asistentes del hogar. Un ejemplo es Mahru-Z, un robot capaz de preparar bocadillos y servir bebidas en tiempo real mediante la manipulación de artefactos especiales para el hogar. Mahru-Z tiene total libertad de movimiento y está equipado con un sistema de navegación autónomo, que le permite avanzar hacia su punto objetivo trazando una ruta de acceso gracias a una cámara de vídeo con sensores ultrasónicos que reconocen los objetos en 3D. El programa de control de voz le indica qué hacer en cada momento, para lo que se sirve de tres sensores de giro en rodillas, cintura y muñeca, que multiplican su abanico de posibilidades y su precisión.
Otra versión de Mahru, la número 3, destaca por su habilidad de teleoperación, que le permite ser controlado en tiempo real por un humano que lleve un sistema de captura de movimientos. La precisión es asombrosa y abre un nuevo campo que explorar basado en los datos recibidos de los movimientos de una persona en lugar de los algoritmos.

Poner y quitar la mesa

Uno de los últimos proyectos coreanos de asistencia en el hogar es Ciros, el cual también es capaz de poner y quitar la mesa e incluye como novedad el reconocimiento del entorno y la expresión del rostro humano. Aunque ya se han realizado varias pruebas con éxito en un entorno real, los desarrolladores continúan trabajando en la puesta a punto de Ciros, que en las instalaciones de KIST se pasa el día utilizando el microondas, sirviendo tazas de café o sacando latas de refresco de la nevera, mientras varios ingenieros analizan todos sus movimientos.
"Tenemos las bases, lo que necesitamos ahora es mejorar la rapidez con que toman decisiones y ejecutan cada acción. Cuanto más rápidos y ligeros, más prácticos", reconoce Dae-sagong Seong, doctor en Ingeniería del KIST. La mayoría de humanoides coreanos pesan unos 60 kilos.
Seong trabaja actualmente en el desarrollo de Kibo, un humanoide bípedo especializado en interactuar con las personas. Precisamente el campo de la comunicación emocional es uno de las prioridades para los investigadores coreanos. "Interactuar es clave para que un humanoide pueda tener una aplicación social", indica el ingeniero.

Uno de los últimos proyectos coreanos de asistencia en el hogar es Ciros, el cual también es capaz de poner y quitar la mesa e incluye como novedad el reconocimiento del entorno y la expresión del rostro humano. Aunque ya se han realizado varias pruebas con éxito en un entorno real, los desarrolladores continúan trabajando en la puesta a punto de Ciros, que en las instalaciones de KIST se pasa el día utilizando el microondas, sirviendo tazas de café o sacando latas de refresco de la nevera, mientras varios ingenieros analizan todos sus movimientos.
"Tenemos las bases, lo que necesitamos ahora es mejorar la rapidez con que toman decisiones y ejecutan cada acción. Cuanto más rápidos y ligeros, más prácticos", reconoce Dae-sagong Seong, doctor en Ingeniería del KIST. La mayoría de humanoides coreanos pesan unos 60 kilos.
Seong trabaja actualmente en el desarrollo de Kibo, un humanoide bípedo especializado en interactuar con las personas. Precisamente el campo de la comunicación emocional es uno de las prioridades para los investigadores coreanos. "Interactuar es clave para que un humanoide pueda tener una aplicación social", indica el ingeniero.

Publico

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