Fuente: Estrategia y Negocios.
¿La onza de oro a US$5.000? Parece descabellado, pero de seguir inflándose la burbuja podría incluso superarse. Los gestores siguen acumulando el metal precioso en sus carteras como escudo contra la crisis financiera, lo que le ha llevado a revalorizarse un 46% desde enero del año pasado. Pero, ¿qué opina al respecto el gurú Nouriel Roubini?
Que hay fiebre, la hay. Pero no es oro todo lo que reluce, al menos para el profesor Nouriel Rounibi, que asegura que existen riesgos reales para que la tendencia cambie provocando rápidas pérdidas.
Desde los mínimos de enero del año pasado, en torno a los US$800 la onza, el precio del oro no ha hecho más que aumentar hasta rozar los US$1.200 actuales. Esta tendencia alcista es apoyada por muchos de los principales gestores internacionales como el inversor John Paulson, que se hizo famoso por amasar una fortuna apostando contra las subprimes y como el fundador del multimillonario hedge fund Tudor Investment Corporation, Paul Tudor Jones, quien ha asegurado que “el oro tiene su momento y su lugar, y el momento ha llegado”.
Los bancos de inversión se han hecho eco de esta sentencia. Por ejemplo, Godman prevé que el oro se acerque a los US$1.400 el próximo año. Y como él, la mayoría de expertos prevén que la onza de oro suba incluso por encima de los US$5.000 . “Estoy absolutamente convencido de que estamos entrando en una burbuja y justo por eso hay que comprar”, asegura Charles Morris de HSBC. Un consejo con el que Roubini no está de acuerdo.
El profesor de Economía de la Universidad de Nueva York asegura que existen riesgos reales para que el precio del metal precioso cambie de dirección provocando rápidas pérdidas. “Los inversores deben tomar buena nota de ello y aunque el oro ha ofrecido retornos importantes durante la última década, no hay garantías de que la gallina de oro siga poniendo huevos”, previene.
A su entender, los temores que han impulsado el precio del oro son muy reales y no deben ser ignorados. Pero al mismo tiempo asegura que no es el momento de entrar en este activo porque existen varios riesgos que presionarán su precio a la baja.
Riesgos reales
Durante los diez últimos años, “todo lo que relucía era oro”, dice Roubini. Porque desde enero de 2001, el metal precioso ha superado a todas las clases de activos, obteniendo una rentabilidad media en dólares del 15,3%. Y ahora el oro se ha puesto de moda como alternativa a la moneda fiduciaria y como cobertura contra riesgos económicos extremos, que incluyen tanto una alta inflación como la deflación, así como protección contra la crisis financiera.
El oro posee un gran atractivo como cobertura en tres escenarios extremos posibles: alta inflación, deflación persistente y serio riesgo de desplome financiero mundial.
Pero Roubini cree que “niveles altos de inflación en el corto plazo son poco probables por la prolongada debilidad de las economías avanzadas”. Por otro lado, dice que el riesgo de deflación existe pero la Fed imprimirá más dinero para evitar que esta se materialice.
También comenta que “el precio de la onza suele subir en períodos de gran tensión financiera para después caer cuando dicha tensión se resuelve mediante rescates financieros y medidas que reestablecen la confianza del mercado”.
“Es cierto que hay nubarrones de tormenta financiera, pero no a causa de los problemas de la deuda soberana en la Eurozona. Por tanto, es posible que la tendencia alcista del oro se mantenga durante un tiempo. Pero todavía no recomiendo invertir en el metal porque vemos riesgos significativos a la baja”, asegura Roubini.
Estos riesgos son, por un lado, la posibilidad de que se deshagan posiciones de carry trade en dólares, lo que haría estallar los precios de los activos, incluido el oro, que se han visto inflados con préstamos baratos en dólares. Por otro, que los bancos centrales terminen con las medidas de estímulo cuantitativas y suban los tipos de interés, disminuyendo de nuevo la demanda de inversiones de riesgo como el oro. Pero sobre todo que la llegada en masa de los gestores se revierta causando que los precios caigan tan rápido como han subido.
Roubini también señala que del mismo modo que los precios del oro al contado han repuntado en los momentos de graves dificultades financieras, los contratos de futuros y ETFs –los instrumentos que muchos gestores utilizan para invertir en el metal precioso- podrían sufrir al incrementarse el miedo al riesgo de la contraparte.
Tenga o no razón, lo cierto es que hay al menos 72 economistas, académicos, analistas y comentaristas de commodities en el mercado que dan sus buenas razonas para asegurar que el oro muy posiblemente podría marcar una parábola hasta los 2.500 dólares la onza, incluso alcanzar los 15.000 antes de que finalmente estalle la burbuja.
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