El síntoma más evidente que en política de inversiones algo estaba cambiando ocurrió en los Emiratos Árabes. El empresario alemán Thomas Geissler colocó hace poco más de un mes un “cajero automático de oro” en el principal hotel de Abu Dhabi. El artefacto, que había hecho su debut el año pasado en Alemania, dispensa pequeños lingotes de hasta 10 gramos o monedas con diseños personalizados.
Pocas semanas después de su instalación la onza troy de oro tocaba en Nueva York los 1.251 dólares.
Es que en tiempos en que aún no se sale del todo de la crisis financiera internacional disparada por el colapso de las hipotecas subprime, cuando estalla el globo que sostenía al euro en las alturas, los metales preciosos con el oro en la cúspide de las preferencias seducen a los inversores que buscan seguridad en épocas de incertidumbre.
A diferencias de los bonos y títulos, públicos y privados, el oro representa un activo de refugio en todo el mundo porque no tiene riesgos al no ser deuda de nadie.
Pero no solo los inversores individuales y los institucionales vienen acrecentando sus compras llevando su cotización a niveles récords. También los bancos centrales de muchos países han empezado a analizar su compra, si no la han empezado a hacer desde hace unas semanas.
En resumen, la demanda global de lingotes y monedas de oro superó el nivel que tuvo tras la quiebra de Lehman Brothers en 2008. Y como se tiene como un hecho consumado que la volatilidad continuará en los siguientes meses dados los problemas de déficit fiscales de los países europeos, la perspectiva es que la demanda de los metales preciosos siga en alza y, por lo tanto, su cotización también.
EL REFUGIO DORADO
¿Cuál es la razón por la que se lo considera el mejor de los refugios? Es que el dorado metal cotiza bien en épocas de crecimiento y de buenos negocios por la demanda para joyería, y en épocas de incertidumbre es la demanda de inversión lo que impulsa su valor.
El Consejo Mundial del Oro (WGC en sus siglas en inglés) calcula que la demanda de oro crecerá aún más en lo que queda del año, motorizada por la compra del sector de joyería en China e India. Según datos del WGC, en lo que va de año la demanda de oro en India se ha multiplicado por ocho, hasta las 193,5 toneladas, mientras que China mantiene una demanda resistente que ha crecido un 11%, hasta las 105,2 toneladas.
Pero, además de joyas, existe un incremento interesante en la inversión institucional en oro por parte de Europa y Estados Unidos.
Para la segunda mitad de este año, la entidad pronostica una sostenible demanda de oro por parte de fondos negociados en bolsa (ETF). Las tenencias del más importante fondo del mundo, el SPDR Gold Trust, el viernes 11 de junio ascendían a un récord de 1.306 toneladas de oro por un valor aproximado de 51.500 millones de dólares, mientras que tres semanas antes, al 20 de mayo, las reservas estaban en 1.200 toneladas, con un valor de 46.800 millones de dólares.
El SPDR Gold Trust, es el segundo mayor fondo de inversión que cotiza en Bolsa y el sexto propietario de oro en todo el mundo. En dos años agregó lingotes a sus tenencias equivalentes a las existentes al Banco Central Europeo (BCE).
También el WGC estima compras por parte de los bancos centrales de distintas naciones, muchos de los cuales vendieron sus tenencias en los ’90. El objetivo es tener un activo internacional que también les permita diversificar sus reservas en medio de un ambiente incierto para el mercado de divisas.
“Los bancos centrales europeos han estado reduciendo sus ventas de oro, mientras que las entidades no europeas podrían estar del lado de los compradores”, afirmó Rozanna Wozniak, directora de investigación de inversiones del WGC a la agencia Reuters.
Así es, los bancos centrales europeos vendían hasta 500 toneladas anuales pero en 2009 solo colocaron en el mercado 41 toneladas.
Si se considera que por ahora los bancos centrales de más de 107 países de todo el mundo atesoran unas 30.000 toneladas de oro y la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) es el mayor poseedor de oro del mundo con 8,130 toneladas, no hace falta mucha imaginación para calcular el poder de fijación de precios que tienen esas entidades rectoras de sistemas monetarios y financieros.
Por ejemplo China desde el 2009 ha dado potencia a sus compras del metal a fin de diversificar reservas y llevó de 600 toneladas a 1.054 toneladas sus tenencias, poco más del 1,5% del total de su reserva de divisas. El gran dragón asiático tiene muy claro su objetivo: posicionar a su moneda, el yuan, como activo internacional como lo es el dólar o el euro. La actual coyuntura lo beneficia porque el dólar mostró una gran debilitamiento frente al euro hasta no hace mucho tiempo atrás y ahora las fuerzas de relación entre ambas monedas se están invirtiendo. Pero nadie sabe con certeza hasta donde llegará ahora el fortalecimiento del verde billete y por cuanto tiempo perdurará en medio del déficit gemelo de los Estados Unidos, que en parte la propia China financia con la compra de títulos públicos emitidos por la FED.
China sabe que para imponer el yuan necesita respaldarlo y no es solo con fuertes tenencias de bonos de la FED que lo logrará.
Tal vez este objetivo tuvo que ver con la campaña lanzada por el gobierno chino a principios de año cuando a través de una fuerte propaganda aconsejó a sus 1300 millones de ciudadanos a comprar oro y plata como protección frente a la inflación.
Con menos ambiciones, India no se ha quedado atrás. Nada más hay que recordar que en noviembre del año pasado le compró al FMI un total de 200 toneladas de oro, que significó la mayor compra oficial del metal en tres décadas. Y sin tener las sofisticadas expendedoras de oro del aleman Geissler, los indios desde mediados de 2009 pueden comprar lingotes y monedas de oro en las oficinas de correo de India Post.
Otros países se agregan a la fuerza de la demanda que empujan China e India. Estos países son Rusia, que lleva compradas 33 toneladas, los Países Bajos con 100 toneladas, también Suecia, Venezuela y Sri Lanka, entre otros. Pero también hay potenciales vendedores, que son los países actualmente en crisis: Grecia, Bulgaria, Hungría, Italia y España, que negocian un programa de venta del metal al Banco Central Europeo y al Fondo Monetario Internacional.
Por el lado del análisis de la oferta, los potenciales grandes compradores al hacer cálculos tienen un dato en cuenta: que la producción mundial ha caído. Sudáfrica, durante décadas el principal productor, ha vaciado casi totalmente sus minas y hoy solo produce menos de una quinta parte de las 1.000 toneladas anuales que produjo en los años ’70. Con una producción anual de 300 toneladas, China la ha sobrepasado.
Al agotamiento de las minas hoy en explotación hay que agregar la avanzada ecologista sobre la industria minera del oro que ha logrado imponer en no pocos pasos su criterio para que no se inicien nuevas explotaciones. Y con razón: para la obtención del metal precioso se utilizan elementos altamente contaminantes como el cianuro, dañinos para el medio ambiente.
De esta manera, el alza del precio del oro parece estar lejos de ser un proceso especulativo que produce una burbuja que podría estallar, tal como lo anunció George Soros a principios de año. Su discurso estuvo lejos de sus acciones: compró en tiempo y forma y obtuvo buenas ganancias.
Lo más real de todo lo expuesto es que el precio del oro subió más del 350% en la última década y esa escalada parece no detenerse.
“Con la recuperación todavía amenazada por los niveles de deuda de las economías occidentales y la depreciación del dólar y de los valores de renta variable, la perspectiva del oro como un valor líquido, activo fiable y fuente de riqueza es favorable”, precisó el director ejecutivo del WGC, Aram Shishmanian. ¿Habrá que hacerle caso?
Debe ser la razón por la que varias entidades financieras inauguraron bóvedas y cajas de seguridad para custodiar el metal de sus clientes, como el JP Morgan en Singapur y Via Mat International en el oeste de Londres, mientras que otras las están construyendo o planean construirlas como el Deutsche Bank, BayernLB y Barclays Capital.
Vietnam, un país “adicto” al oro
Según el WGC, los vietnamitas consumieron en 2009 en promedio más oro que ningún otro país del mundo: más del doble que los indios, 10 veces más que los chinos y 44 veces más que los estadounidenses.Los bancos vietnamitas ofrecieron el año pasado 4,5% de interés por los depósitos de oro, lo que les permitió tomar unos 3.000 millones de dólares, más del doble que en 2008.
Se estima que fuera del sistema bancario vietnamita, hay 10 veces más oro que el depositado en los bancos -un 29% del PBI de ese país- y tres veces más que dólares en el “colchón” de los ahorristas.
La sociedad de ese país, tras décadas de guerra durante el siglo XX, cultivó la cultura de acaparar bienes tangibles y transportables además de desarrollar un “instinto de conservación económica” frente a las fluctuaciones de su moneda y su debilidad a los vaivenes económicos internos y las crisis externas como la de las hipotecas subprime.
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