Fuente: Pueblo en Linea.
Un grupo de científicos brasileños identificó un tipo de bacteria que,  por resistir a condiciones extremas, refuerza la hipótesis de que la  vida pudo llegar a la Tierra desde otro planeta, informó el día 6 la  privada Agencia Estado.
El organismo, analizado por  investigadores de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), tiene  las condiciones para resistir largos viajes interplanetarios agarrado a  un meteorito, con temperaturas extremas, falta de agua y de oxígeno y  bombardeo de radiación ultravioleta.
Se trata del "Deinococcus  radiodurans", una especie de bacteria que sobrevivió a los diferentes  experimentos en condiciones extremas a los que fue sometido por un  equipo de científicos coordinado por el biólogo Iván Glaucio  Paulino-Lima, investigador de la UFRJ.
El microorganismo es  considerado como el primer estudio experimental en astrobiología de  científicos brasileños.
Los resultados de la investigación se  publicaron en la última edición de la revista científica "Planetary and  Space Science", como un nuevo refuerzo para la "panspermia", una teoría  que sustenta que la vida no se originó en la Tierra, sino que llegó  desde otro planeta transportada por un cometa, un meteorito u otro  cuerpo celeste.
El "Deinococus radiodurans" sobrevivió con  relativa facilidad tras ser sometido a condiciones extremas, similares a  las que pueden encontrarse en el espacio, incluidas las altas dosis de  radiación.
El experimento mostró que es posible que una forma de  vida básica puede sobrevivir a la interperie en el espacio millones de  años y desarrollarse en un planeta amigable, como la Tierra.
"Una  mínima protección contra rayos ultravioleta es suficiente para aumentar  significativamente la supervivencia de este microorganismo", aseguró  Paulino-Lima.
"Pese a que los resultados del experimento no son  tan extraordinarios desde el punto de vista biológico, su interpretación  en un contexto astronómico tiene implicaciones muy importantes",  agregó.
La bacteria del estudio fue bombardeada con radiación de  diferentes largos de onda y en diferentes intensidades con equipos  especiales del Laboratorio Nacional de Luz Sincrotron.
Los  organismos llegaron a ser expuestos a 16 horas seguidas de radiación  ultravioleta en el vacío, una dosis equivalente a lo que pueden recibir a  lo largo de un millón de años de viaje en el espacio.
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