A medianoche, Valentine Uwingabire empezó a tener fuertes dolores. Su esposo acudió a Germaine Uwera, una trabajadora de salud del pueblo situado en las faldas del Parque Nacional de Volcanes en Ruanda.
Equipada con un teléfono móvil del centro de salud local, Uwera envió un mensaje de texto urgente y a los 15 minutos una ambulancia había trasladado a Valentine al hospital. Minutos más tarde nació el tercer hijo de Uwingabire.
"Llamamos a nuestro hijo Manirakoze, que significa 'Gracias a Dios'", dijo Valentine a los periodistas sentados fuera de su casa de barro y bambú, montada a la sombra del volcán Karisimbi.De no haber sido por el nuevo servicio de mensajes de texto, Valentine habría sido trasladada en agonía sobre una camilla improvisada colina abajo hasta la ciudad más cercana.
En gran parte de África, las redes de telefonía fija casi no existen fuera de la capital y las grandes ciudades.
El esquema de mensajes de texto - una iniciativa conjunta por parte de tres organizaciones de Naciones Unidas - está siendo puesto a prueba en el distrito Musanze, donde 432 trabajadores de salud han recibido teléfonos móviles.
Estos trabajadores registran a las mujeres embarazadas en su pueblo mediante mensajes de texto gratuitos y envían actualizaciones regulares a un servidor central en la capital, Kigali. Son monitorizadas durante su embarazo y se traslada a aquellas que estén en riesgo para examinarlas.
Ruanda, la nación africana más densamente poblada, es uno de los países de mayor mortalidad materna, según datos de la ONU, y es un objetivo importante para el organismo internacional, que pretende reducir en un 75 por ciento las muertes en los partos a nivel global para 2015.
"NO MÁS MUERTES EN PARTOS"
John Kalach, director del hospital más cercano en Ruhengeri, dice que desde que se lanzaron los mensajes de texto en agosto de 2009, su hospital no ha registrado fallecimientos en partos, en comparación con los 10 que hubo el año anterior.
"Aquí solíamos recibir señoritas con serias complicaciones porque posponían la decisión debido al largo trayecto", sostuvo.
Kalach dice que las autoridades pueden usar los datos para determinar qué enfermedades afectan a las mujeres durante el embarazo, las causas de muerte de los niños menores de cinco años, el volumen y tipo de medicamentos requeridos y para monitorizar los índices de crecimiento de la población.
Nwaigwe, director de salud y nutrición infantil de UNICEF para el Ruanda, dice que el próximo paso es proporcionar teléfonos móviles a 17.500 trabajadores de salud obstetricia de todo el país, y llegar a entregárselos después a todos los 50.000 empleados sanitarios.
"En Ruanda mueren al año 750 de cada 100.000 mujeres embarazadas. Es un gran problema", sostuvo Nwaigwe.
De todos modos, en una nación en la que sólo un 6 por ciento de sus 10 millones de habitantes tiene acceso a electricidad, una expansión del plan a nivel nacional podría encontrarse con problemas.
Germaine dice que para cargar la batería de su teléfono tiene que caminar 20 minutos hasta la cabina de carga más próxima, y Kalach asegura que en algunas zonas remotas del montañoso país el servicio todavía no tiene cobertura.
Pero rodeados de árboles repletos de racimos de bananas verdes y campos llenos de judías, Uwera y Uwingabire concuerdan en que un simple mensaje de texto ha tenido un gran impacto en sus vidas.
"Solíamos usar una ambulancia tradicional hecha de colchonetas, como una camilla hecha de papiros y palos. Lleva una hora a pie, o cinco minutos en coche", dijo Germaine, exhibiendo orgullosamente su teléfono móvil.
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