Los reality shows conquistaron hace tiempo la caja tonta y desde entonces tirabucean la capacidad del ser humano para caricaturizarse a sí mismo. Cada dosis de alguno de estos programas alimentan nuestro insaciable interés por espiar la vida de otros y, en esencia, no hace más que hinchar nuestro pecho o llenar nuestro lagrimal ante las desgracias y milagros de los demás.
Como en tantas otras cosas, uno de los mayores exportadores del mundo de este tipo de programas es Estados Unidos. Allí acaba de terminar uno que ha causado furor en los últimos meses, y que pronto, como no podía ser de otra forma, estará en nuestro país de la mano de Telecinco. Se llama «The biggest loser» y traducido al cristiano vendría a ser «El gran perdedor» (de peso).
Su hilo conductor es tan original como saludable; un grupo de obesos compite por perder el mayor número de kilos posible y los resultados tras finalizar el concurso son más que patentes. Todos los concursantes han conseguido reducir considerablemente el perímetro de sus barrigas y lucen así de contentos.
El premio ha sido de 250.000 dólares y seguro que a Michael, el ganador de esta edición, le ha sabido tan bien como un gran pastel de chocolate, perdiendo de paso, unos cuantos kilitos. Con tanto billete, tanta sonrisa y tan poco michelín, dan ganas de apuntarse.
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