En 2001, Bill Clinton dejó la Presidencia de Estados Unidos sin déficit fiscal y la Oficina Presupuestaria del Congreso proyectaba un superávit de US$800.000 millones por año entre 2009 y 2012.
Hoy, la deuda pública federal estadounidense se acerca a los US$2 billones y el pago de sus intereses se ha convertido en uno de los cuatro grandes gastos gubernamentales.
¿Qué pasó en estos años? ¿Cuánto de esta deuda se debe a las dos presidencias de George W. Bush? ¿Cuánto a las recesiones económicas (2001-2002, 2008-2009)? ¿Cuánto a los rescates de los bancos y a la inyección fiscal a una economía moribunda?
Según Josh Bevins, investigador del Economic Policy Institute de Washington, la mayor parte de este déficit se debió a decisiones políticas.
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"En el período 2001-2008, el deterioro del déficit se debió a la política de reducción impositiva de 2001 y 2003 que explica un 50% del deterioro fiscal. Las guerras en Irak y Afganistán son una cuarta parte del déficit. En 2008-2009, el gran responsable es la recesión", le indicó Bevins a BBC Mundo.
La recesión produjo una caída de la recaudación por menor actividad económica equivalente a unos US$800.000 millones.
A esto hay que sumar el paquete de estímulo fiscal de US$700.000 millones y el mega rescate de los bancos, cuyo costo final aún está siendo calculado, pero que Bevins estima en unos US$120.000 millones.
Escalera al infierno
Más allá del debate político, lo cierto es que la deuda que financia este déficit es un espiral ascendente que puede terminar en un infierno.El pago de intereses se ha convertido en el cuarto rubro del gasto federal estadounidense después de Defensa, Seguridad Social y Atención Médica.
Esto, en momentos en que las tasas de interés están en un mínimo histórico amortiguando el impacto en las cuentas fiscales, un alza en las tasas cambiaría esta ecuación.
En un estudio muy debatido en EE.UU., Alan J. Auerbach, de la Universidad de California, Berkeley, coincide con Bevins en que el origen del problema es la presidencia de Bush, pero señala que Barack Obama puede agravar la situación.
"Bush fue extremadamente irresponsable durante ocho años. Es injusto achacarle a Barack Obama el problema. Por otra parte, no lo está solucionando. Si no lo soluciona lo empeora", opina Auerbach.
Según Bevins, del Economic Policy Institute, el problema del déficit es a mediano plazo y depende enteramente de la recuperación económica y del nivel de empleo.
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"El gran problema es el empleo. Si logramos el pleno empleo en 2015 habría que plantear allí una reducción del déficit fiscal. Pero esto no está garantizado", le señala Bevins a BBC Mundo.
El viernes pasado se informó que el crecimiento en el último trimestre de 2009 había superado el 5%.
Es un dato positivo, pero también un fenómeno típico de la salida de la recesión que los economistas llaman el efecto rebote, alimentado además por el paquete de estimulo fiscal del año pasado.
El dilema de Obama es que, si la economía deja de crecer, la deuda aumentará porque habrá menos recaudación y más gasto social, pero si no hace nada, el peso mismo de la deuda puede resultar abrumador.
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