Fuente:
BBC Mundo.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, advirtió que su partido podría aprobar solo la reforma de salud.
El mandatario retó a los congresistas del Partido Republicano a participar en la discusión final de la reforma sanitaria, o de lo contrario los demócratas podrían usar su mayoría para aprobarla.
“No podemos tener otro año de debates sobre esto”, aseguró Obama al final de uno los más novedosos y arriesgados experimentos de comunicación políticos realizados en Washington: la llamada Cumbre de la Salud, que por un día convirtió a muchas televisoras estadounidenses en retransmisoras de la señal del canal del Congreso.
El presidente se preguntó al terminar el encuentro de siete horas si existe la voluntad política entre los legisladores para sacar del estancamiento la reforma "en el lapso de un mes o pocas semanas".
“Y si no podemos entonces creo que debemos seguir adelante y tomar algunas decisiones, que es para lo que son las elecciones”, dijo Obama, en lo que algunos interpretan como la decisión del partido de gobierno de usar su mayoría relativa para convertir las versiones aprobadas por ambas cámaras del congreso en un solo texto definitivo.
"Plazos imposibles"
La plana mayor republicana rechazó el reto planteado y, en palabras del líder de la minoría en el Senado, Mitch McConnell, se sintió “defraudada por el resultado final” del encuentro, mientras que el presidente del Comité Nacional Republicano aseguró que se trató de “un evento de relaciones públicas”.
“Simplemente pienso que el presidente no estaba escuchando, aunque nos había invitado a escuchar nuestras ideas” aseguró el senador republicano por Arizona, Jon Kyl a la salida de la reunión.
“Hay diferencias fundamentales de opinión (…) No va a ser posible con ese tipo de aproximación que nos acerquemos dentro del lapso de tiempo que el presidente ha indicado”, se lamentó Kyl.
Durante la sesión los republicanos ratificaron su rechazo al proyecto haciendo énfasis en el costo de la ley –calculado por la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés) en US$ 1.3 trillones-, el riesgo de aumento de las primas de los seguros y su incidencia en el gigantesco déficit público del Estado.
Mientras tanto, el presidente y su partido intentaron convencer a la oposición de los beneficios de la reforma y les emplazaron a presentar propuestas para superar las diferencias y lograr que las versiones que han sido aprobadas por ambas cámaras del Congreso se conviertan en una ley definitiva.
"Sentido común"
Al abrir el debate Obama dijo creer que “la política terminó por desplazar el sentido común práctico”, que es la razón por la que la Casa Blanca convocó la reunión.
“Todos aquí entienden la desesperación que la gente siente cuando están enfermos. Y pienso que todos somos profundamente comprensivos y queremos asegurarnos de que tenemos un sistema que sirve para todos los estadounidenses”, dijo Obama.
Pero hasta allí parecen llegar las coincidencias, como demostró la evolución de la cumbre realizada en Blair House, la residencia oficial para dignatarios extranjeros que visitan Washington.
“No podemos pagar eso. Ese es el problema de fondo”, dijo el representante republicano Eric Cantor, haciendo referencia al precio asociado a la ley, aunque la CBO considera que la reforma incluye medios para financiar ese costo.
Según los estudios de opinión, la ciudadanía aspira a que los legisladores aprueben una ley que resuelvan de los crecientes costos de los servicios médicos y de los seguros de salud, pero muchos temen que el gobierno termine administrando el sistema de salud.
Brecha filosófica
“No soy muy optimista de que esto haya ayudado a solucionar el bloqueo que existe en torno a la ley”, aseguró a BBC Mundo Lesley Russel, especialista en el tema de reforma de la salud del Centro para el Progreso Estadounidense, una organización de tendencia liberal de Washington.
“Al final es claro que hay una gran brecha filosófica entre los dos partidos y por eso mucha de la discusión ha sido en torno a lo que los republicanos perciben como un sistema manejado por el gobierno, mientras los demócratas aseguran qué esto es lo que debe hacerse para una reforma de salud”, explicó Russell.
Los republicanos dejaron claro en que un punto de partida sería si los demócratas aceptan “desandar lo andado” y empezar a negociar un proyecto de ley totalmente nuevo, distinto incluso al texto que presentó la Casa Blanca el lunes pasado.
Pero en sus palabras finales el presidente Obama dijo que “eso no es necesario”, en parte por lo lejos que ha llegado hasta ahora la ley y porque se avecina la campaña para las elecciones parlamentarias de noviembre, lo que complicará aún más el debate político.
Pese a haber perdido la “supermayoría” en el senado, los demócratas todavía cuentan con recursos para aprobar la ley sin ayuda de la oposición, ejerciendo lo que se conoce como la opción nuclear, que permitiría que el proyecto fuera aprobado con 51 votos.
El debate virtual
Menos sosegado que el debate televisado fue el intercambio que simultáneamente se llevaba a cabo en las redes sociales en internet y en correos electrónicos.
Comandos de ambos partidos refutaban y respondían con cifras y citas las declaraciones de los congresistas en tiempo real, a un ritmo que hacía casi imposible de seguir.
Al final muchos se preguntan no sólo cuán útil para desbloquear el proceso fue este experimento, sino a cuánta gente pudo haber llegado, más allá de los pensionados que tienen el tiempo y el interés suficiente para sintonizar el debate.
La transmisión fue generada por C-SPAN, la televisora del Congreso, y repetida por los canales de noticias y algunas cadenas nacionales. C-SPAN tiene una programación política y culturalmente muy interesante, pero en un formato que no suele atraer demasiado público.