El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) anunció que América Latina y el Caribe recibirán 11% menos en remesas de trabajadores expatriados en 2009 como un efecto directo de la crisis económica global.
El estudio, realizado por Fondo Multilateral de Inversiones del Banco y el centro de investigación Diálogo Interamericano, estima que la región recibirá US$62.000 millones en remesas este año, colocándolo al nivel de 2006.
Natasha Bajuk, especialista en remesas del BID e investigadora del tema, dijo a BBC Mundo que desde 2007 vienen notando una contracción de los envíos de dinero por parte de los inmigrantes en naciones industrializadas.
"En el último trimestre de 2008 ya proyectábamos que en 2009 tendríamos un crecimiento negativo en cuestión de remesas hacia la región", afirmó.
La caída no significa una interrupción de las remesas pero, como es un flujo de dinero tan importante de dinero para las necesidades básicas de quienes lo reciben, Bajuk expresa que los trabajadores tendrán tendrán que buscar otras formas para llenar ese vacío.
La tasa de desempleo entre latinoamericanos y caribeños en Estados Unidos es muy alta, sin embargo, la investigadora del BID asegura que esta población de emisores de remesas ha tomado la medidas racionales para manejar sus recursos.
"Los trabajadores expatriados han cortado drásticamente sus gastos, encontrado un segundo y tercer trabajo para tratar de mantener el nivel de envío", comentó Bajuk.
Esta tendencia le indica a la investigadora que las remesas responden a una obligación familiar. "La necesidad no disminuye en estos tiempos de crisis, seguramente aumentará con el aumento de incertidumbre".
No obstante el estudio del Banco Interamericano de Desarrollo encontró que 45% de los encuestados respondieron que están reduciendo la cantidad que envían a sus hogares.
Servicios más caros
Es posible que esto se deba a otra tendencia que descubrió el estudio sobre el costo de los envíos.
Antes de la crisis económica y con el alto número de remesas, las agencias de envíos competían entre sí para ofrecer sus servicios.
Esto, combinado con nuevas tecnologías hizo que los precios cayeran dramáticamente pero, a medida que el movimiento se reduce, el costo para transferir dinero empieza a subir.
La esperanza es que, con el repunte de la economía en las naciones industrializadas, el volumen de remesas también empiece a aumentar, aunque Natashe Bajuk reconoce que es muy difícil vaticinar cuándo sucederá.
Unos cuatro millones de personas en América Latina y el Caribe, casi un tercio de ellas en México, estarán sintiendo el impacto de esta importante fuente de ingresos.
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