Blizzard está al tanto de las rígidas medidas de control que se imponen a los videojuegos en determinados países, por lo que ha decidido que su esperado Diablo III ofrecerá contenidos diferentes según versiones, esto es, recortes en su violencia audiovisual, cuando llegue a las tiendas. Los cambios afectarán a países como Australia y Alemania.
En declaraciones a Wired, el diseñador jefe del proyecto, Jay Wilson, ha admitido que están trabajando en ofrecer contenidos acordes con las medidas reguladoras de cada país. En sus propias palabras, “En regiones como Australia o Alemania tendremos que cambiar la sangre si queremos vender allí”.
El diseñador señala que “no tiene problema alguno” con los límites impuestos por los sistemas de regulación de videojuegos de estos países, y admite que, si los cambios necesarios no suponen un trabajo descomunal, los aceptarán para poder vender sus videojuegos.
El caso más preocupante viene de China, donde World of Warcraft tuvo que adaptarse para continuar su comercialización. “Podríamos tener muchos problemas en China, pero una de nuestras prioridades es que el juego se comercialice en este mercado”, argumenta Wilson en la publicación especializada en tecnología.
La publicación en China por segunda vez de World of Warcraft sigue su curso, pues según ha reconocido Michael Ryder de Blizzard, “Estamos trabajando con el gobierno para recibir su aprobación”. La compañía norteamericana finalizó el acuerdo de gestión de los servidores con The9 meses atrás, llevando el juego a las manos de NetEase.
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