Manel Torres es un español que trabaja, con su empresa Fabrican (Fabric in can, o tejido en lata) en el Imperial College de Londres y que lleva ocho años desarrollando varios proyectos con el aerosol. Como un mago, intenta que de un spray salga de todo.
El más llamativo de sus proyectos y con más éxito es, de momento, la ropa. Hace vestidos o camisetas rociando un spray al estilo de las serpentinas que salen de una botella en las fiestas sobre el cuerpo del destinatario de la prenda. Así es la mejor manera para que la talla sea la perfecta porque la pieza se va haciendo solidificando sobre quien la lleva. Ni ancha, ni estrecha; ni larga, ni corta.
Su objetivo es que en todos los armarios roperos haya algún bote con los líquidos necesarios para convertirse, en un instante, en un par de guantes de color marrón o en una camiseta de algodón de color verde de la talla 42 o 50. El precio de la lata sería de unos diez euros. Su objetivo está cada vez más cerca, y asegura que "en el año 2010 voy a poner los puntos sobre las íes a muchos contratos y al lanzamiento de mi tecnología, de la cual vendo licencias para su uso en determinados campos".
A este catalán nacido en Tornabous (Lleida) en los umbrales de la muerte de Franco le gusta definirse como diseñador, porque por ahí se inició antes de pasar a la ingeniería o a la química, disciplinas que toca de refilón con su trabajo en el laboratorio de la universidad con la que tiene un acuerdo de colaboración como profesor visitante. "Los médicos deben creer que estoy majara con el invento de la silla para dejar de fumar, pero a mí me parece tan válido un parche impregnado de nicotina como una silla cubierta de un material impregnado de nicotina que al sentarse va penetrando en la piel y sustituye la nicotina de la adicción al tabaco", explica, con entusiasmo, ante la silla que, a primera vista parece forrada de fieltro de color marrón.
Aguantan la lavadora
Su invento consiste, básicamente, en elaborar los líquidos que se convertirán a través del aerosol o contacto con el aire en algodón, seda, nylon, fieltro, pana, lona o elástico. De momento, sus tejidos contienen una considerable proporción de elasticidad y sus prendas se meten y sacan con facilidad, aguantan varias visitas a la lavadora y no contaminan porque el spray no daña la capa de ozono y el envase se recicla. No son tejidos eternos, pero se pueden lavar varias veces con detergente antes que se desintegren.
En su despacho del Imperial College, junto al laboratorio, tiene en la mesa una botella con el nombre Manolos (de Manolo Blahnik) y un dibujo de un perrito con botas. "Es un experimento que estamos haciendo para zapatos de perro, pero todavía no está muy avanzado", cuenta Manel. Reconoce que él mismo es difícil de clasificar porque, "en realidad, utilizo la moda para difundir la tecnología del aerosol aplicada a otros campos como el de la limpieza o mantenimiento del hogar o la cosmética, perfumes o ambientadores". "Con nuestra tecnología, las tradicionales tiritas o parches pueden llevar incorporados medicamentos que se disuelven al contacto con la piel", agrega.
El diseñador e ingeniero está ahora preparando una exposición para el año próximo que cuenta con la colaboración de la embajada española en Londres y de algunos nombres conocidos de la moda y el diseño. También contará con una gran sala, de momento sin identificar, pero vinculada al Imperial College o al Museo de la Ciencia. Manel no quiere adelantar más porque todavía no está cerrado el trato. Es como el hombre orquesta; toca varias ciencias y, además, es el emprendedor que lleva sus propios productos a la calle.
1 comentario:
pone fotos men!!!
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