Ya había pasado: Hulk (2003), Zodiac (2007) y hasta Iron man (2008) sufrieron filtraciones antes de su estreno. Aun así, lo sucedido con X-men orígenes: Lobezno, la gran apuesta de Fox para este año, no tiene precedentes.
Hace 48 horas, una versión del filme en alta definición y con más de un 50% de efectos -tanto visuales como de sonido- finalizados fue colgada en Internet y descargada miles de veces (no existen datos exactos al respecto) por internautas de medio mundo. Consumado el pirateo, a la multinacional no le quedó más remedio que emitir un comunicado en el que reconocía "el robo" y en el que anunciaba medidas legales. Un golpe terrible para la que se esperaba fuera una nueva franquicia de alto rendimiento para Fox y que se estrenará en España el 30 de abril.
Algunos exhibidores, citados por la web de Entertainment weekly, estimaban que la filtración de la película le costaría "decenas de millones de dólares" en taquilla, y pocos en Hollywood han ocultado la consternación por el hecho de que una película cuyo presupuesto rebasa los 100 millones de euros haya podido acabar en la Red al alcance de cualquiera.
Al contrario de lo esperado, las reacciones no han sido las habituales (que acostumbran a vitorear al pirata de turno), sino que se ha creado una corriente crítica que está generando un agrio debate en Internet: por una parte, los que defienden este tipo de actos como respuesta a "la avaricia" de los grandes estudios; por el otro -y aquí radica la novedad-, un grupo de cinéfilos con largo recorrido en la Red (como Harry Knowles en aintitcool.com o Drew McWeeny en hitfix.com) han criticado lo sucedido alegando que es inmoral juzgar una obra inacabada. "Esto apesta", decía McWeeny. "No veo por qué tendría que alegrarme de que esto le pase a nadie, aunque sea a una multinacional". Algunas webs han llegado a rechazar críticas basadas en el visionado de la copia pirata y se han negado a comentar el tema hasta que se haga un pase de prensa oficial. Lo peor del caso es que el responsable del asunto podría ser un empleado de la compañía. Lo único que le falta al séptimo arte: tener al enemigo en casa.
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