Tener una balanza comercial positiva es uno de los principales objetivos de todo país que busca crecer económicamente. Argentina no es la excepción.
A pesar de ser uno de los principales vendedores mundiales de productos agrícolas, las cuentas comerciales argentinas no siempre cerraron a su favor. En los años 90, cuando el peso argentino estaba atado al valor del dólar, los productos argentinos se tornaron demasiado caros para el mercado internacional y el país vivió años de déficit.Si bien la crisis económica de 2001 y la consecuente depreciación del peso ayudaron a crear nuevamente un superávit comercial, en los últimos dos años el saldo positivo se ha ido achicando.
En 2009 el país tuvo una balanza comercial positiva de US$17.000 millones, pero la cifra cayó a US$11.600 millones el año siguiente. Para 2011 se estima que el superávit será de cerca de US$9.600 millones, un número que se reduciría a US$6.500 millones el año próximo, según algunos cálculos privados.
Para frenar esa caída, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner empezó hace un par de años a imponer restricciones sobre la importación de productos, algo que ha causado fricción con el principal socio comercial del país, el vecino Brasil.
Pero ahora las autoridades han ahondado la estrategia, implementando un inusual sistema de sustitución de importaciones que algunos llaman un "trueque comercial".
El proyecto, que es implementado de forma informal a través de acuerdos individuales con empresas, obliga a quienes quieren importar productos a exportar otros bienes nacionales por igual valor.
La idea es que la balanza comercial de cada compañía dé positivo o al menos esté equilibrada.
Autos por maní
Este inusual sistema de intercambio afecta sobre todo a las industrias que más importan productos, como las empresas de autos, medicamentos, químicos, calzado, indumentaria, electrónicos y los supermercados.
El plan –que algunos consideran "creativo" y otros tachan de "absurdo"- ha dado pie a algunas transacciones insólitas, sobre todo en la industria automotriz.
Un ejemplo es el de la marca de autos de lujo Porsche -una de las primeras en implementar el sistema- que acordó exportar vinos, aceite de oliva y aceitunas (presuntamente por un valor cercano a los US$8 millones) a cambio de poder ingresar al país un centenar de vehículos.
También la empresa surcoreana Hyundai se comprometió a vender maní, vino, harina de soja y hasta biodiésel argentino en el mercado asiático (por un valor estimado en US$157 millones), para poder importar.
La última en sumarse a uno de estos acuerdos fue la alemana BMW, que acordó con el Ministerio de Industria y la Secretaría de Comercio Interior exportar arroz y otros productos a cambio de destrabar las importaciones de automóviles de esa firma.
Otras automotrices que suscribieron acuerdos similares, según la revista El Guardián, son Nissan, Mitsubishi, Mercedes Benz, PSA Peugeot-Citroen y Kia. También otras reconocidas compañías como Yamaha, Adidas, Walmart y Carrefour habrían aceptado la propuesta.
En cambio, otros son muy críticos de esta iniciativa.
En un lapidario editorial, el diario argentino La Nación (el segundo de mayor circulación en el país) fustigó el plan, al que llamó un "absurdo invento, que no puede ser expuesto sin rubor en cualquier foro económico internacional".
El periódico acusó al sistema de ser puro maquillaje: "Siendo evidente que las empresas sometidas a estos acuerdos, de ninguna manera se dedicarán a producir lo que no saben ni quieren hacer, lo que ocurre es que firman convenios con los productores y exportadores de otros bienes para que transfieran a su nombre las operaciones que de cualquier manera ellos harían", denunció.
Así, aseguraron que "nada cambia cuantitativamente en el balance comercial del país".
El experto en comercio exterior de la consultora económica Abeceb.com, Mauricio Claverí, dijo a BBC Mundo que es muy difícil cuantificar el efecto que han tenido realmente estas medidas.
No obstante, el economista consideró que a corto plazo, podrían ser una manera "pragmática" de equilibrar la balanza comercial.
El problema, según Claverí, es si las disposiciones se adoptan a largo plazo.
"Generaría incertidumbre y desconfianza entre nuestros socios comerciales, muchos de los cuales consideran este esquema algo alocado", dijo.
"Además, podría llevar a las empresas afectadas a reducir sus inversiones o incluso a abandonar el país, si las cuentas no le cierran", completó.
Según cálculos no oficiales, en los pasados 12 meses la salida de capitales osciló entre los US$16.000 millones y US$22.000 millones.
Para combatir este problema, el gobierno clic impuso la semana última una normativa para regular la compra de divisas en el país, lo que se sumó a otras restricciones anunciadas anteriormente.
Para los críticos del gobierno, medidas como esa y la del "trueque comercial" aumentan la percepción de que en el país hay inseguridad jurídica y arbitrariedad, lo que en su opinión crea el efecto contrario de lo que se quiere lograr.
El plan –que algunos consideran "creativo" y otros tachan de "absurdo"- ha dado pie a algunas transacciones insólitas, sobre todo en la industria automotriz.
Un ejemplo es el de la marca de autos de lujo Porsche -una de las primeras en implementar el sistema- que acordó exportar vinos, aceite de oliva y aceitunas (presuntamente por un valor cercano a los US$8 millones) a cambio de poder ingresar al país un centenar de vehículos.
También la empresa surcoreana Hyundai se comprometió a vender maní, vino, harina de soja y hasta biodiésel argentino en el mercado asiático (por un valor estimado en US$157 millones), para poder importar.
La última en sumarse a uno de estos acuerdos fue la alemana BMW, que acordó con el Ministerio de Industria y la Secretaría de Comercio Interior exportar arroz y otros productos a cambio de destrabar las importaciones de automóviles de esa firma.
Otras automotrices que suscribieron acuerdos similares, según la revista El Guardián, son Nissan, Mitsubishi, Mercedes Benz, PSA Peugeot-Citroen y Kia. También otras reconocidas compañías como Yamaha, Adidas, Walmart y Carrefour habrían aceptado la propuesta.
A favor y en contra
Según la ministra de Industria de Argentina, Débora Giorgi, las medidas impulsadas por su cartera están dando resultados positivos y ayudan a achicar el déficit comercial en las industrias más importadoras.En cambio, otros son muy críticos de esta iniciativa.
En un lapidario editorial, el diario argentino La Nación (el segundo de mayor circulación en el país) fustigó el plan, al que llamó un "absurdo invento, que no puede ser expuesto sin rubor en cualquier foro económico internacional".
El periódico acusó al sistema de ser puro maquillaje: "Siendo evidente que las empresas sometidas a estos acuerdos, de ninguna manera se dedicarán a producir lo que no saben ni quieren hacer, lo que ocurre es que firman convenios con los productores y exportadores de otros bienes para que transfieran a su nombre las operaciones que de cualquier manera ellos harían", denunció.
Así, aseguraron que "nada cambia cuantitativamente en el balance comercial del país".
El experto en comercio exterior de la consultora económica Abeceb.com, Mauricio Claverí, dijo a BBC Mundo que es muy difícil cuantificar el efecto que han tenido realmente estas medidas.
No obstante, el economista consideró que a corto plazo, podrían ser una manera "pragmática" de equilibrar la balanza comercial.
El problema, según Claverí, es si las disposiciones se adoptan a largo plazo.
"Generaría incertidumbre y desconfianza entre nuestros socios comerciales, muchos de los cuales consideran este esquema algo alocado", dijo.
"Además, podría llevar a las empresas afectadas a reducir sus inversiones o incluso a abandonar el país, si las cuentas no le cierran", completó.
Frenar la salida del dólar
El experto destacó que el motivo de fondo de esta iniciativa es frenar la salida de dólares del país, una fuga que en los últimos años clic alcanzó cifras récord.Según cálculos no oficiales, en los pasados 12 meses la salida de capitales osciló entre los US$16.000 millones y US$22.000 millones.
Para combatir este problema, el gobierno clic impuso la semana última una normativa para regular la compra de divisas en el país, lo que se sumó a otras restricciones anunciadas anteriormente.
Para los críticos del gobierno, medidas como esa y la del "trueque comercial" aumentan la percepción de que en el país hay inseguridad jurídica y arbitrariedad, lo que en su opinión crea el efecto contrario de lo que se quiere lograr.
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