Está claro que el gigante tecnológico Google tiene los ojos puestos firmemente en el futuro. Sin embargo, ahora ha dirigido parte de su atención a una vieja casa en Inglaterra para ayudar en la preservación de un trozo de historia de la informática.
El complejo victoriano Bletchley Park, ubicado en el condado de Buckinghamshire, estuvo descuidado y deteriorándose durante casi medio siglo después de la Segunda Guerra Mundial, hasta que en los años 90 surgieron planes que pretendían incluso derribar las cabañas situadas alrededor de la mansión, para construir un supermercado.Un velo de silencio envolvió a Bletchley Park hasta la década de los 70, cuando finalmente se dio a conocer que allí se encontraba la máquina Enigma, que fue utilizada para descifrar códigos alemanes durante la guerra.
Se cree que el trabajo secreto realizado allí contribuyó a que el conflicto terminara dos años antes.
Sin embargo, el secreto tuvo un costo, no sólo para la estructura física del lugar, sino también para el Reino Unido y su capacidad de avanzar en términos de tecnología informática.
El Bletchley Park, que desde 1967 pertenece a la ciudad de Milton Keynes, no se parece -al menos en apariencia- a la sede de Google en Mountain View en California, conocida como Googleplex.
Sin embargo, el deseo de nutrir el pasado -impulsado por unos pocos individuos- está provocando que una de las mayores empresas de tecnología del mundo muestre un inusual interés en el complejo y su legado.
Aporte
Google ha aportado dinero para la compra de documentos claves y está apoyando la actual iniciativa de restaurar las ruinas del bloque C en Bletchley Park.La historia comenzó hace un año cuando un tweet llamó la atención del ejecutivo de Google, Simon Meacham, de origen británico. La frase se refería a documentos de Alan Turing -el genio matemático clave para descifrar gran parte de los códigos durante la guerra- y fue escrita por Sue Black, un experto en informática basado en Londres que ha defendido durante años al Bletchley Park.
Los documentos -que incluyen el trabajo sobre "números computables" realizado en 1936- se encontraban a la venta. En ellos, Turing describía las especificaciones de una máquina automática capaz de leer y manipular símbolos a través de algoritmos.
Estos conceptos se pusieron en práctica en la guerra, cuando el primer computador electrónico programable fue construido en Bletchley con el fin de descifrar códigos.
Pero aunque descifrar fue una parte importante del trabajo de Turing, sus concepciones generales han logrado cambiar el mundo.
Su trabajo constituye una base importante de toda la tecnología de computación que se ha desarrollado a través de los años, incluyendo a los algoritmos en los que se basa el motor de búsqueda de Google en internet y la tecnología de clasificación de páginas.
"No creo que sea una exageración decir que sin Alan Turing, Google -al menos en la forma en la que lo conocemos hoy- no existiría", aseguró Peter Barron, el jefe de relaciones externas de Google en Europa, Medio Oriente y África.
Después de conocer el trabajo de Turing, Meacham acudió a Google.org, el brazo caritativo de la compañía.
"Me acerqué y les dije: 'necesito US$100.000 para el lunes, por favor", recuerda.
Muchos empleados de la empresa ya conocían bien a Turing y Bletchley, por lo que a finales de la semana, Meacham ya había conseguido el dinero.
Finalmente los documentos fueron comprados con el dinero recaudado por Google, el periodista Gareth Halfacree, el National Heritage Memorial Fund y otros donantes privados.
La relación con esos papeles ahora se ha profundizado. Tanto, que Google incentiva a su personal y les permite que inviertan hasta un 20% de su tiempo en proyectos que les interesen, aunque no constituyan una parte formal de sus labores.
Meacham, por su parte, ha continuado trabajando con Bletchley Park. En la actualidad, Google está muy involucrado con la recaudación de fondos para la renovación del Bloque C, en donde los datos de inteligencia fueron procesados. La tarea costará alrededor de US$3 millones.
El secreto
La campaña de restauración comenzó con una fiesta en el jardín a la que asistieron, entre otros, Lorna Rooke -empleada de YouTube- y su abuela Jean Valentine, quien trabajó en Bletchley durante la guerra.
Aunque algunas partes del complejo se han conservado, muchas de las cabañas están en malas condiciones y sus habitaciones vacías y llenas de polvo.
El secreto acerca de lo que ocurrió en la guerra fue fundamental para el éxito de Bletchley: hubo silencio para que otros códigos pudieran seguir siendo decodificados a través de las mismas tecnologías y técnicas.
Pero también socavó su legado. De hecho, una de las razones por la que los trabajos de Turing son tan valiosos es que muchos de los registros de Bletchley fueron deliberadamente destruidos después de la guerra.
Y el informático tampoco tuvo un final feliz. Turing fue declarado culpable de haber tenido una relación sexual con otro hombre y obligado a someterse a un tratamiento hormonal. Después de eso, se suicidó.
El trabajo de otras personas tampoco fue reconocido. Un ejemplo es el ingeniero Tommy Flowers, quien ayudó a construir la primera computadora programable en Bletchley, llamada Colossus. La pieza fue destruida por órdenes expresas de Winston Churchill, quien para ese entonces era el primer ministro del Reino Unido.
Meachan creció en Inglaterra mientras la revolución del computador personal tomaba ritmo. Sin embargo, entendió que para estar en la vanguardia de los nuevos desarrollos tenía que mudarse a Estados Unidos. Por ello, viajaba a ese país para trabajar en Microsoft durante sus vacaciones de la universidad.
"No había Silicon Valley en Inglaterra", explica. "No se construyó un ecosistema tecnológico alrededor de Bletchley, tuve que ir a otro lugar".
Meacham y otros en la compañía destacan que Google no está tratando de entrometerse en el legado de Bletchley. Lo que quieren, en cambio, es que toda la industria realice un esfuerzo para apoyar a la conservación de este lugar, que ocupó un lugar especial en la historia de la informática.
Bletchley ofrece la oportunidad de construir algo más amplio, argumenta Meacham.
"¿No sería grandioso si hubiera un centro para la actividad informática en el Reino Unido en los alrededores del sector en donde todo comenzó?".
El futuro ahora ahora luce mucho más optimista para el Bletchley Park. En octubre, el Heritage Lottery Fund anunció que recibirá un subsidio de unos US$7 millones. La Reina también visitó el complejo a principios de año para inaugurar un monumento que reconoce a quien trabajaron allí.
La esperanza de Meacham es que Bletchley se convierta en una inspiración para la nueva generación de entusiastas de la informática y coloque al Reino Unido de nuevo en la vanguardia de la tecnología informática.
El objetivo es restaurar un legado que, al igual que el sitio, casi se perdió.
Aunque algunas partes del complejo se han conservado, muchas de las cabañas están en malas condiciones y sus habitaciones vacías y llenas de polvo.
El secreto acerca de lo que ocurrió en la guerra fue fundamental para el éxito de Bletchley: hubo silencio para que otros códigos pudieran seguir siendo decodificados a través de las mismas tecnologías y técnicas.
Pero también socavó su legado. De hecho, una de las razones por la que los trabajos de Turing son tan valiosos es que muchos de los registros de Bletchley fueron deliberadamente destruidos después de la guerra.
Y el informático tampoco tuvo un final feliz. Turing fue declarado culpable de haber tenido una relación sexual con otro hombre y obligado a someterse a un tratamiento hormonal. Después de eso, se suicidó.
El trabajo de otras personas tampoco fue reconocido. Un ejemplo es el ingeniero Tommy Flowers, quien ayudó a construir la primera computadora programable en Bletchley, llamada Colossus. La pieza fue destruida por órdenes expresas de Winston Churchill, quien para ese entonces era el primer ministro del Reino Unido.
Meachan creció en Inglaterra mientras la revolución del computador personal tomaba ritmo. Sin embargo, entendió que para estar en la vanguardia de los nuevos desarrollos tenía que mudarse a Estados Unidos. Por ello, viajaba a ese país para trabajar en Microsoft durante sus vacaciones de la universidad.
"No había Silicon Valley en Inglaterra", explica. "No se construyó un ecosistema tecnológico alrededor de Bletchley, tuve que ir a otro lugar".
Meacham y otros en la compañía destacan que Google no está tratando de entrometerse en el legado de Bletchley. Lo que quieren, en cambio, es que toda la industria realice un esfuerzo para apoyar a la conservación de este lugar, que ocupó un lugar especial en la historia de la informática.
Bletchley ofrece la oportunidad de construir algo más amplio, argumenta Meacham.
"¿No sería grandioso si hubiera un centro para la actividad informática en el Reino Unido en los alrededores del sector en donde todo comenzó?".
El futuro ahora ahora luce mucho más optimista para el Bletchley Park. En octubre, el Heritage Lottery Fund anunció que recibirá un subsidio de unos US$7 millones. La Reina también visitó el complejo a principios de año para inaugurar un monumento que reconoce a quien trabajaron allí.
La esperanza de Meacham es que Bletchley se convierta en una inspiración para la nueva generación de entusiastas de la informática y coloque al Reino Unido de nuevo en la vanguardia de la tecnología informática.
El objetivo es restaurar un legado que, al igual que el sitio, casi se perdió.
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