Los recientes hallazgos de grandes reservas petrolíferas en Brasil han lanzado un debate cada vez más intenso sobre qué debería hacer el país con el dinero de su explotación, que según algunos también traerá riesgos.
Como telón de fondo de la polémica hay un pulso entre los estados brasileños productores de petróleo y otros que no producen para establecer cómo se repartirán las multimillonarias regalías del crudo.Según observadores, esta disputa comienza a obstaculizar el desarrollo de la industria petrolífera en Brasil, que para 2020 debería pasar a estar entre los cinco mayores productores de crudo en todo el planeta.
A eso se han sumado advertencias sobre los efectos que implicaría para la economía brasileña un 'boom' petrolífero que pueda disparar el gasto público y afectar la competitividad de otros sectores de la industria.
Todo esto plantea dudas sobre cómo y cuánto se beneficiará Brasil de sus grandes yacimientos petrolíferos submarinos que, al ser descubiertos en 2007, fueron presentados como una redención para las dificultades del país.
"El gran problema es definir qué se va a hacer con ese dinero", dijo Adriano Pires, director Centro Brasileño de Infraestructura, una consultora especializada en el mercado de energía, a BBC Mundo.
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A las calles
Todo indica que el debate sobre las regalías del petróleo en Brasil gana temperatura.
Decenas de miles de personas se manifestaron en Río de Janeiro la semana pasada contra un proyecto de ley federal que, sostienen, privará a su estado de unos US$29.000 millones hacia 2020 por el petróleo que produce.
La protesta fue convocada por el propio gobierno estatal de Río, que afirma que los fondos en disputa son necesarios para organizar el Mundial de fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016.
El proyecto de ley, aprobado por el Senado brasileño y a estudio de Diputados, prevé disminuir la porción de las regalías de petróleo de los estados productores (como Río y Sao Paulo) y aumentar la de los no productores.
Ya hay avisos de que esta pugna puede terminar en el Supremo Tribunal Federal, el mayor órgano brasileño de justicia, y afectar los avances del país en materia petrolífera.
"Mientras no se resuelva esta cuestión, el gobierno no va a promover más subastas de petróleo y (con eso) comienza a disminuir el área de concesión, se compromete la producción futura y hasta la recaudación de ingresos futuros", dijo Pires.
A su juicio, esta situación beneficia a Petrobras, el gigante brasileño del petróleo, que "no tiene interés en que se hagan subastas en el corto plazo porque ya tiene muchos proyectos comprometidos".
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Decenas de miles de personas se manifestaron en Río de Janeiro la semana pasada contra un proyecto de ley federal que, sostienen, privará a su estado de unos US$29.000 millones hacia 2020 por el petróleo que produce.
La protesta fue convocada por el propio gobierno estatal de Río, que afirma que los fondos en disputa son necesarios para organizar el Mundial de fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016.
El proyecto de ley, aprobado por el Senado brasileño y a estudio de Diputados, prevé disminuir la porción de las regalías de petróleo de los estados productores (como Río y Sao Paulo) y aumentar la de los no productores.
Ya hay avisos de que esta pugna puede terminar en el Supremo Tribunal Federal, el mayor órgano brasileño de justicia, y afectar los avances del país en materia petrolífera.
"Mientras no se resuelva esta cuestión, el gobierno no va a promover más subastas de petróleo y (con eso) comienza a disminuir el área de concesión, se compromete la producción futura y hasta la recaudación de ingresos futuros", dijo Pires.
A su juicio, esta situación beneficia a Petrobras, el gigante brasileño del petróleo, que "no tiene interés en que se hagan subastas en el corto plazo porque ya tiene muchos proyectos comprometidos".
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Planes y riesgos
Se estima que en las reservas de petróleo brasileño bajo las profundidades del Atlántico, conocidas como pré-sal, hay más de 50.000 millones de barriles.
Petrobras espera que de esos yacimientos salga el 40% de los casi cinco millones de barriles diarios que prevé producir en 2020.
Sin embargo, eso requiere inversiones multimillonarias y, como notó Pires, aún hay un factor de incertidumbre sobre cuánto se logrará explotar efectivamente de esas reservas.
"Se está hablando de un dinero que no existe", comentó. "Va a existir algo, pero cuánto tampoco lo sabe nadie".
El gobierno de la presidenta Dilma Rousseff espera crear un fondo para canalizar las ganancias producidas por la explotación pré-sal hacia políticas sociales, educación e infraestructura.
Pero la revista británica The Economist notó a comienzos de mes que la riqueza del petróleo también puede agravar problemas de Brasil, como la corrupción y el derroche de recursos públicos, o desviar fondos de otras inversiones valiosas y apreciar su moneda perjudicando a otros sectores exportadores.
"Si es verdad que van a entrar miles de millones de dólares de un momento al otro, la tentación de los políticos es gastar ese dinero. Y la tentación es gastarlo en bienes de consumo, porque la medida más popular a corto plazo es aumentar el consumo y no la inversión", explicó a BBC Mundo.
A su juicio, las experiencias históricas de Venezuela y países árabes demuestran que el dinero del petróleo puede malgastarse, pero el ejemplo de Noruega sugiere que también puede dar resultados positivos.
Dutra Fonseca sostuvo que, a la luz de esos casos, en la sociedad brasileña existe una conciencia creciente sobre el desafío de invertir de forma inteligente los recursos del petróleo, en educación e infraestructura.
"Si Brasil opta por eso va a tener condiciones para dar el salto necesario", aseguró. "Es una cuestión de opción de país".
Petrobras espera que de esos yacimientos salga el 40% de los casi cinco millones de barriles diarios que prevé producir en 2020.
Sin embargo, eso requiere inversiones multimillonarias y, como notó Pires, aún hay un factor de incertidumbre sobre cuánto se logrará explotar efectivamente de esas reservas.
"Se está hablando de un dinero que no existe", comentó. "Va a existir algo, pero cuánto tampoco lo sabe nadie".
El gobierno de la presidenta Dilma Rousseff espera crear un fondo para canalizar las ganancias producidas por la explotación pré-sal hacia políticas sociales, educación e infraestructura.
Pero la revista británica The Economist notó a comienzos de mes que la riqueza del petróleo también puede agravar problemas de Brasil, como la corrupción y el derroche de recursos públicos, o desviar fondos de otras inversiones valiosas y apreciar su moneda perjudicando a otros sectores exportadores.
"Opción de país"
"Claro que existe un riesgo", dijo Pedro Cezar Dutra Fonseca, catedrático de economía de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul y presidente del Foro brasileño de profesores de desarrollo económico."Si es verdad que van a entrar miles de millones de dólares de un momento al otro, la tentación de los políticos es gastar ese dinero. Y la tentación es gastarlo en bienes de consumo, porque la medida más popular a corto plazo es aumentar el consumo y no la inversión", explicó a BBC Mundo.
A su juicio, las experiencias históricas de Venezuela y países árabes demuestran que el dinero del petróleo puede malgastarse, pero el ejemplo de Noruega sugiere que también puede dar resultados positivos.
Dutra Fonseca sostuvo que, a la luz de esos casos, en la sociedad brasileña existe una conciencia creciente sobre el desafío de invertir de forma inteligente los recursos del petróleo, en educación e infraestructura.
"Si Brasil opta por eso va a tener condiciones para dar el salto necesario", aseguró. "Es una cuestión de opción de país".
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