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2011/05/09

"Nuestra vacuna contra la malaria no será la definitiva"

Pero ¿hoy no tengo que hablar de malaria, no?", pregunta Pedro Alonso (Madrid, 1957) a los organizadores de la III Jornada Científica sobre Vacunas, celebrada hace unos días en el marco de la Semana de la Inmunización en la Real Academia de Medicina. Hace bien en asegurarse, ya que este investigador del Centro de Investigación en Salud Internacional dependiente del hospital Clínic de Barcelona es el artífice de que se vaya a distribuir en África, probablemente en 2014, la primera vacuna eficaz contra el paludismo. Él insiste en que se trata sólo "de una primera generación de vacunas", pero no por ello le quita mérito . Eso sí, puntualiza, la vacuna no es suya. Él y su equipo son sólo "los encargados de liderar su desarrollo clínico".
Su candidata a vacuna contra el paludismo ha demostrado eficacia en diversos estudios. ¿Cómo se han desarrolladoestos trabajos?

La candidata a vacuna RTS,S no es nuestra, es de GlaxoSmith-Kline, aunque es con la que nosotros estamos trabajando. Se trata de una vacuna vieja. El primer prototipo es de 1986 y tuvo múltiples fracasos. En 1997, básicamente por la utilización de nuevos adyuvantes [sustancias potenciadoras del sistema inmunológico], generó un resultado que apuntaba alguna esperanza. Nosotros nos hemos encargado de liderar el desarrollo clínico de este producto desde 2000 hasta ahora. Hemos establecido las primeras pruebas de concepto y todo está publicado, demostrando ser eficaz en niños de 1 a 4 años de edad y en recién nacidos. Las estimaciones de eficacia varían según la duración del seguimiento, pero durante el primer año es de alrededor del 60%, cifra que baja al 35% a los cinco años. Para las formas graves de la enfermedad es de alrededor del 50%. Lo que es muy importante es que estos resultados en nuestras manos han sido muy consistentes y han sido replicados con prácticamente idénticos resultados tanto en Kenia, como en Tanzania como en Ghana. En la investigación biomédica es muy importante la replicabilidad.
Y ahora mismo, ¿en qué punto está la investigación?
Ahora estamos acabando un ensayo en fase III [previa a la comercalización] con 16.000 niños en siete países africanos, para someter a registro esta primera generación de vacunas. Insisto en el concepto de primera generación, porque esperamos que, salvo sorpresas, las eficacias se mantengan en estos órdenes de magnitud, porque la vacuna ha mostrado consistencia en sus resultados. ¿Es la vacuna definitiva? No, porque se trata de una eficacia parcial y, por lo tanto, hay mucho más camino por recorrer. El hito importante será que haya una primera generación de vacunas y que, sobre ésta, se pueda seguir construyendo.

¿Para cuándo se espera la publicación de este primer ensayo en fase III?
Posiblemente el 28 de octubre se publicarán en The New England Journal of Medicine los resultados del primer análisis de seguridad, inmunogenidad y eficacia.
¿A partir de ese momento podrá empezar a fabricarse?

No. El seguimiento continuará hasta 2014 porque la Organización Mundial de la Salud (OMS), y yo creo que hace muy bien, quiere datos no solo de eficacia durante un año, sino de duración de la protección, también en recién nacidos. Esto es muy complicado de evaluar en malaria.
Entonces ¿cuánto tendrán que esperar los niños africanos para beneficiarse de la vacuna?


Los trabajos necesarios para que estén listos estos datos acabarán en 2013. En 2014, la OMS realizará una evaluación final y, con eso, emitirá lo que técnicamente se denomina una recomendación. La Agencia Europea del Medicamento, por ley, no puede emitir un registro sobre una vacuna que no es de utilización en Europa, por lo cual activará el artículo 56 de su reglamento, que le permite emitir una opinión técnica. Esencialmente es lo mismo que se haría para un producto que fuera a ser registrado en Europa, pero sin las connotaciones legales. Con esto, la OMS hace dos cosas: una, emite una opinión de recomendación de uso, o no, y dos, evalúa la capacidad de producción de la vacuna. Después emitirá lo que se llama una precualificación y los países podrán adoptarla.
Además de trabajar en el desarrollo de la vacuna, usted ha estudiado la inmunidad natural contra esta enfermedad ¿Qué se sabe sobre este asunto?
El problema básico con la malaria es que todavía hoy no entendemos cómo se desarrolla la inmunidad natural contra la malaria. Ya hace más de 100 años, el Nobel Robert Koch, que entonces trabajaba en la isla de Java, describió como los habitantes de las zonas endémicas morían de malaria o desarrollaban inmunidad. La evidencia de este postulado es que, a mayor edad, menos riesgo se tiene de desarrollar paludismo, porque has desarrollado protección. A día de hoy no sabemos exactamente qué tipo de respuesta dirigida contra qué parte del parásito es la responsable de esa protección adquirida. Por una parte hay un gran esfuerzo, en gran medida empírico, para desarrollar vacunas y, por otro lado, tratamos de desarrollar toda una serie de estudios, con financiación de la UE y otros organismos, para tratar de entender cuándo se desarrolla la inmunidad y cuáles son esos componentes. No tenemos datos concluyentes; tenemos algunas pistas, pero nada que ahora mismo nos permita decir que hemos comprendido cómo se desarrolla la inmunidad natural. En el momento que lo hagamos, podremos utilizarlo como base para desarrollar vacunas mejoradas.
Un estudio recientemente publicado en The Lancet' sugería que picaduras controladas de mosquitos administradas junto a dosis bajas de fármacos podrían despertar dicha inmunidad...
Este es un trabajo muy interesante. Es el grupo del profesor Robert Sauerwein, de la Universidad Radboud, en Holanda. Este investigador, por otros motivos y para otras cosas, infectó artificialmente con picaduras de mosquitos transmisores de malaria a una serie de voluntarios. Cuando emergieron parásitos en sangre periférica, merozoitos, los trató con cloroquina [un fármaco para la malaria] y se curaron. Cuando trató de volverlos a infectar, la mayoría estaba protegida. O sea, una única exposición, a dosis relativamente bajas, en humanos permitió el desarrollo de la inmunidad natural. Se trata por lo tanto de un muy buen modelo para tratar de entender el desarrollo de la inmunidad natural, en el estadio que llamamos preeritocítrico, o sea, el que ocurre desde que entra el esporozoito [etapa del parásito en la que puede infectar a nuevos huéspedes] en sangre, infecta a los hepatocitos [células del hígado] y se desarrolla hasta emerger luego en el torrente sanguíneo. Para esa parte, es un excelente modelo, por lo que se trata de un gran trabajo.
Otra de las estrategias en la que ha trabajado es la administración de terapia profiláctica intermitente de la malaria (IPTi). Ahora mismo, ¿qué eficacia tiene y qué porcentaje de los niños africanos se beneficia de esta forma de prevenir la enfermedad?
La IPTi fue un concepto que desarrollamos nosotros y del que hemos liderado todo el desarrollo clínico. Ahora, desde marzo del año pasado, se ha convertido en parte del arsenal de estrategias de la OMS. Ya está formalmente recomendada. Se trata de la utilización preventiva de fármacos, aunque se administran junto a las vacunas en el Programa Ampliado de Inmunizaciones de la OMS [una estrategia internacional para garantizar que las vacunas llegan a los niños de los países en vías de desarrollo]. La eficacia, después de estudios con más de 6.000 recién nacidos, está en órdenes de magnitud del 30% durante el primer año de vida. La implementación se está empezando a abordar ahora.
Un asunto polémico con respecto al abordaje de la malaria es la decisión de la OMS de desaconsejar el insecticida barato DDT por sus riesgos ambientales. ¿Qué opina de esta medida?
La OMS nunca ha prohibido el DDT, sólo ha desaconsejado su uso. Recientemente hubo una convención de popes en Estocolmo que estableció una salvaguarda para su uso en lugares donde ya se utilizaba para el control de la malaria. Es un buen insecticida con actividad residual que se está usando de forma amplia, pero creo que hay alternativas potencialmente menos dañinas, como las mosquiteras impregnadas con piretroides [un tipo de insecticida], que han demostrado tener una eficacia al menos igual o superior al rociamiento intradomiciliario con DDT. Son más baratas, culturalmente más aceptables y tienen menos riesgos ambientales. Desde una óptica equilibrada, diría que se puede seguir utilizando en lugares de probada eficacia y donde ya se viene usando pero se debería de acelerar la sustitución por otras herramientas.
El investigador Manuel Patarroyo afirmó en marzo que había encontrado la fórmula para crear una vacuna universal ¿Es esto posible?
A mí me sorprendió que el delegado de la agencia Efe en Colombia y algunas televisiones dieran esta noticia y se quedaran tan anchos. De ser cierta, esa sería la noticia de los últimos 500 años, o quizás de los últimos 2.000. Y la pregunta es ¿por qué no se dio en el resto del mundo? El problema es que no hay ninguna evidencia de que sea cierto. La noticia se basaba en un artículo publicado en Chemical Reviews, que es una buena revista pero, como su nombre indica, publica revisiones, no datos originales.
Entonces ¿no es cierto?
No deja de ser la compilación de una serie de datos y la generación de una hipótesis que, como todas las hipótesis en ciencia, es legítima, ya que la ciencia avanza a base de generar datos que apoyan o no una determinada teoría. No hay evidencias que sustenten semejante aseveración. Lo que yo más lamento de estas cosas es que se generan expectativas ante temas tan sensibles como las vacunas, que luego no son necesariamente sustentadas. La comunidad científica debe ser cauta en sus aseveraciones y los medios de comunicación deben ser un punto más críticos y sosegados en la evaluación de una noticia de semejante calibre.
Patarroyo sigue diciendo que la vacuna que desarrolló contra la malaria era eficaz ...
Yo puedo hablar de los datos publicados con su vacuna, la SPf66. Un trabajo nuestro en The Lancet en 1994 sugiere una eficacia de alrededor del 30% . Esos datos no pudieron ser replicados en estudios realizados en Gambia y en Tailandia. Y un subsiguiente estudio en Tanzania mostró cero eficacia. La suma de estos datosla no replicabilidad más la ausencia total de protección en recién nacidos llevó a que esta vacuna fuera abandonada en 1997. De hecho, no se ha vuelto a hacer ningún estudio con este producto desde hace 13 o 14 años. Estos son los datos disponibles en las publicaciones científicas.
Él afirma que la nueva versión de su vacuna, Colfavac, tiene un 95% de eficacia en monos y que estará disponible para seres humanos en el año 2015.
Yo sería el primero que estaría encantado de que esto fuera cierto, porque significaría que tendríamos una herramienta muy potente de lucha contra la malaria. Lo que pasa es que, en ciencia, sólo debemos hablar cuando existen datos y estos han sido sometidos al escrutinio de la comunidad científica y publicados en revistas con sistema de revisión por pares. Esos datos a los que hace referencia no han sido publicados y, por lo tanto, es muy difícil comentarlos. Desde luego, cuando se logre una vacuna con 100% de eficacia, como anuncia, yo seré el hombre más feliz del mundo.

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